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sábado, 7 de junio de 2025

La Urbanidad pasó de moda en Popayán

 


A diario tenemos dificultades para la convivencia, hay caos ciudadano por falta de Urbanidad. Desde el punto de vista lingüístico, la palabra ‘incivilidad´, se usa para referirse a los comportamientos conflictivos en público, constituyéndose en un problema de seguridad. Detalles, como sacar las basuras a destiempo, tirar desperdicios a la calle; no respetar las señales de tránsito, bloquear las vías, motocicletas con ruido ensordecedor, permisividad para que los niños irrespeten a los padres y a los mayores, a manera de unos pocos ejemplos. Posiblemente estos temas estén reglados en el Código de Policía; pero la mayoría y los más frecuentes, no constituyen falta ni delito punible. En fin, el Código de Policía es un absoluto saludo a la bandera, convertido en el hazmerreír de los malos ciudadanos.

Hace 60 años, el currículo académico contemplaba como materia obligatoria la Urbanidad y buenas maneras, conocida como el Manual de Carreño, obra venezolana publicada en 1853, en la que se recomendaban consejos acerca del comportamiento humano (adultos, jóvenes y niños) en espacios públicos y privados. Tema de gran importancia que, con el correr de los años, perdió valor y de la que no se volvió a saber nada. Antíguamente, en la escuela, inculcaban, "respetar a los mayores en edad, dignidad y gobierno". Ahora ni lo enseñan ni lo practican, porque piensan que es autoritarismo o sometimiento acrítico al poder. Y, es posible que digan que este escrito en pro de rescatar la Urbanidad y el Civismo, es pura lata.

Pero no importa, una persona que me lea y aplique lo dicho, es suficiente. Algún día podremos decir que Popayán despertó para empezar a preocuparse por el comportamiento de sus ciudadanos en los espacios públicos, especialmente con respecto a la limpieza, el reciclaje y el respeto al medio ambiente, en general.

Matraca vulgar, vemos y oímos a diario con las numerosas ofensas y calumnias al otro y ante las que el ciudadano normal se encuentra inerme. Se trata de reclamar de suplicar más de Urbanidad y buenos modales. La Urbanidad, se empieza aplicándola con nuestro prójimo más cercano, en el núcleo fundamental de la sociedad: la familia. Si rescatamos los buenos modales, se nos facilitará la vida diaria y a partir de ahí, ampliaremos las cacareadas palabras de solidaridad, corrupción con todas aquellas molestias que ocasionan las diabólicas conductas.

La falta de Urbanidad en la actualidad, como la falta de respeto hacia los demás, no es un error de conocimiento. Es más, un defecto moral, que un defecto intelectual. En tiempos antiguos, hasta escupir en la calle era motivo de reprensión social, porque había autoritarismo en la familia. En la sociedad actual no hay obediencia por la ausencia de autoridad, cultura y educación. La falta de Urbanidad, permite el mal comportamiento de los hijos que tienden a ser irritables, agresivos, temperamentales, infelices, irascibles, malhumorados, vulnerables al estrés y sin ganas de realizarse. El exceso de democracia (libertinaje) permite actuaciones insolentes de los niños hacia los padres y mayores.

El problema surge en las sociedades democráticas, en las que la falta de autoridad es fácil que se manifieste en una abrumadora falta de urbanidad. Y más aún, cuando quienes se comportan con faltas de Urbanidad, son los que ocupan escaños en el Congreso de la República, representando al pueblo colombiano. Da vergüenza, es una bofetada, un escupitajo, la doble moral, la mala educacion y grosería de algunos “padres de la patria”.

La falta de urbanidad se deriva de la falta de respeto hacia el prójimo. Ceder el asiento en el bus, pedir permiso al pasar por un estrecho anden y hasta contestar el saludo se ha convertido en una trivialidad, “fuera de moda”, en “anticuado”, “propio de viejos” y hasta poco “chic” como dirían algunas jovencitas. Lo que parecen no entender estos jóvenes y otros no tan jóvenes, sin el respeto a las normas de convivencia nuestra sociedad se torna anacrónica, despiadada y hasta insulsa. Devolver la autoridad perdida no es una medida popular, y, además, poco le importa a los del coche oficial con vidrios polarizados. No hay que esperar demasiado de los políticos en este sentido por lo que vemos en los debates del congreso con minúscula. Tendrá que ser la sociedad quien lo exija, utilizando todos aquellos cauces disponibles.

Civilidad: Urbanidad son las reglas que entre unos y otros debemos adoptar para vivir en paz.

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