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viernes, 28 de diciembre de 2018





Agoniza el año 2018


Mañana lunes, a las doce de la noche, termina el año, lleno de experiencias y comienza otro repleto de sueños, de nuevos y viejos amigos. Así los años van pasando de lo viejo a lo nuevo, casi sin darnos cuenta. Al igual que solemos hacer, “el cierre de la vigencia en contabilidad”; en lo personal, también hagamos un balance sobre lo bueno y lo malo que nos ha sucedido. Iniciemos el año nuevo, haciendo planes de cómo afrontarlo.  Planeemos nuevos propósitos y retos, para luchar por alcanzarlos, aunque al final, difícilmente cumplamos. Apuntemos a un lado los problemas en el duro camino de la vida.
Tomemos un lápiz y una hoja de papel para repasar, escribiendo todo lo sucedido durante el año. Dividamos la hoja en doce partes iguales. Una para cada mes de año. Y cada mes en dos partes, para poner en una, lo desagradable, algo que nos enojó, lo que nos hizo sentir mal. En la otra parte, escribamos los acontecimientos bonitos durante ese mes. Un encuentro familiar, un paseo por el campo, un recuerdo que nos hizo sentir bien y, que al recordarlo, nos haga sentir mejor. Y así, mes a mes, poniendo énfasis, más en las cosas positivas que en las negativas. Si hubo algo negativo, borrémoslo con todo lo bueno que nos da la vida, que es mucho. Seguramente, lo bueno y hermoso será más que lo negativo. Quememos  el papel de esos momentos desagradables, observándolo hasta convertirse en cenizas para seguir adelante sin cargas pesadas. 
Y, en un papel bonito o, en el celular, la foto de todo lo bueno que nos pasó durante el año para echarle un vistazo cuando nos encontremos tristes o sensibles. Son muchas las obras buenas que podemos hacer y escribir, los grandes sueños, propósitos y pequeños detalles: visitar a los padres, viajar, tomarse un café con amigos…, lo importante es que la lista sea lo más realista posible para que sea más fácil cumplirla. Deberá ser un listado abierto, flexible, para cambiar y reestructurar cuantas veces queramos.
En el ya casi concluido año 2018, transcurrieron momentos de pesares y angustias; interminables jornadas de pruebas y dificultades, días alegres y felices. Digamos que ha habido de todo un poco.   ¿Qué quedó? Recapacitemos. ¿Valió el esfuerzo que nos dio fortaleza y progreso? ¿Dejamos a un lado, las dificultades para salir airosos? ¿Aprendimos nuevas y valiosas lecciones? Lo demás, la fatiga, la lucha y el sufrimiento de muchos instantes que pasen a formar parte de la historia de nuestra vida.
Finalmente, mis deseos porque el amor sea capaz de enfriar el acaloramiento de nuestras disputas. Que brille en el corazón humano,  el toque de la espiritualidad, agradeciendole a Dios para que en la ejecución de todos nuestros actos, marque el rumbo seguro del venidero año 2019, lleno de prosperidad y ventura para mis amables lectores, amigos y también, para las enemistades que me pudiera haber granjeado sin saberlo y sin motivo alguno.

domingo, 23 de diciembre de 2018


HORACIO DORADO GÓMEZ
horaciodorado@hotmail.com


BODAS DE ORO

Dicen que llegar a las bodas de oro, es toda una hazaña. Lo cierto es que, un matrimonio excepcional no se da cuando se casa una “pareja perfecta”, se da cuando una pareja normal, aprende a convivir y amarse con sus diferencias. Y se da en un proceso diario, regando y cuidando, aunque con dificultades, para que el árbol crezca. Da sus frutos y de sus ramas salen los hijos y luego, otras ramitas más lindas que son los nietos, que se quieren tanto como a los hijos, hasta conformar un frondoso árbol nutrido de amor. Entonces, haber construido y mantenido firme el tronco familiar, durante 50 años, no es una proeza, fue una travesía, un paseo maravilloso. El sendero de amor se recorre muy despacio, paso a paso, disfrutando unidos para hacer camino. En ese transcurrir de los años, con ejemplo de unidad en el templo del amor, que se llama hogar, se edifica siempre, una familia mejor.
Así, el tiempo pasó tan rápido, que hoy siento como que si fuera ayer cuando conocí a Alix. Nos olvidamos de cumplir años para empezar a cumplir sueños. Pensamos en los hijos y ahora, en los nietos. Así compartimos media centena de años juntos. Hoy, afirmamos que, cincuenta años no son nada en comparación con todo el amor que nos propusimos. Entonces, como no agradecerle a Alix, si ella, además de amor, me ha dado el suficiente ánimo y apoyo en todos los instantes de mi vida para salir avante.  Cómo no conservar nuestro idilio de amor, si ahora más que nunca, debemos sostenernos cuando estemos a punto de caer.
Ahora, más que nunca, después de 50 años, nuestro matrimonio debe ser mucho más fuerte. Luchar contra la idea de que llegar a la vejez, es estar impedido físicamente. Al contrario, la vejez es la recompensa a una bella vida. Por eso, a diario, rogamos a Dios Todopoderoso que nos permita subir a esa gran montaña, con la mirada más libre y serena, sin disminuir nuestras fuerzas. Por ahora, asumamos que esa condición es todavía lejana. Mejor, démonos,  las gracias reciprocas por tanto y amor y paciencia infinita. ¡Feliz aniversario Alix!

Este es un día festivo, de emociones muy diversas para la familia, llena de recuerdos, que empezó con una mirada que concluyó el 21 de diciembre de 1968, cuando decidimos unir nuestras vidas para siempre. Ese día, el sacerdote levantó su mano y bendiciéndonos nos dijo: “Hasta que la muerte los separe”. He aquí un ejemplo para las familias. Si es posible que una pareja permanezca unida en los momentos buenos y malos, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y la enfermedad.

Celebramos cincuenta años de amor, tolerancia y reconocimiento entre los dos con la alegría de vivir bendecidos por Dios y la Virgen Santísima, como buenos cristianos, sin dejarnos abatir por el cansancio, la rutina ni por ninguna una falsa ilusión. Mirando hacia el cielo a los que ya partieron para agradecerles su constante compañía, porque sin importar las nubes de las preocupaciones, su luz y guía, siempre han estado presentes en nuestras vidas. Miremos ahora, a nuestro alrededor, a toda esta familia que nos quiere y que son producto del amor, nuestros hijos: Adriana Cristina, Claudia Cecilia, Horacio Enrique, nuestros nietos: María Camila, Pablo Santiago, Juan Sebastián y Manuel José.

Civilidad: Me atrevo a publicar este evento, aunque no acostumbro con actos de mi vida privada, lo hago para transmitir el mensaje de que la familia debe seguir siendo el núcleo fundamental de la sociedad.

sábado, 15 de diciembre de 2018


Aquellos diciembres






Madrugar a ver la amanecida el 1° de diciembre con la tradición de la “alborada”, era abrir la temporada decembrina en forma ruidosa. La atronadora aurora, con destellos en el firmamento de la pólvora: granadas y cohetones, asustaba a la “patojada”; pero las melodías armónicas de tamboras, flautas y carrascas las hacía brincar sobresaltados de sus camas para exclamar: ¡Llegó la navidad”!
Era la costumbre del amanecer en el Viejo Popayán con que arrancaba la navidad en aquellos diciembres. Me sirve para rememorar aquellos diciembres, como reza la canción, que no volverán. Ello hace retroceder mis pensamientos hacia una infancia ya lejana para recordar a mis padres, a vivir un tiempo que no volverá, en esa mezcla de alegría y tristeza. Lo que hoy escribo aquí, es una colcha de retazos del alma.
Añoro, volver a ser ese niño, en esta ciudad serena, donde abundaba la felicidad, al lado de los seres que me amaron sin renuncia, que, en medio de la estrechez económica, hicieron lo imposible por darme alegría. Ahora, en esta temporada y en las reuniones de fin de año, me reencuentro con los míos, con los viejos de la familia, con la nueva progenie, con los presentes, suspirando por los ausentes.
En mi memoria, tengo viva la imagen de aquellas navidades, atraído siempre por el pesebre, que me permite transmitir e infundir a mis descendientes los personajes al lado del Dios nacido: la Virgen, San José, sin ignorar la mula, el buey, y las ovejas. Sin olvidar adoradores en desfile, los reyes magos de todas las razas, haciéndome sentir aún, parte de esa escena en que se arropa mi familia para ser felices celebrando y compartiendo.
De esa tradición, saco del baúl de los recuerdos, manualidades navideñas de mi madre, sus obras de arte que llevan el primer premio de mi admiración. Había aprendido de mi abuelita, quien tenía unas manos prodigiosas para confeccionar: manteles verde-rojos, cojines con adornos plateados y dorados, guirnaldas y coronas verde-nevadas, que como telas mágicas lucían por doquier de la casa, en cuyo ejercicio artesanal, quedaba impreso el sello inconfundible del amor de madre.
Evoco la insistencia, para enseñarme a escribir con buena letra, ortografía y sobre todo con la fe que la “cartica al Niño Dios” sería atendida por provenir de otro niño aplicado y estudioso de la tierra. La colocaba con anticipación para que el ángel de mi guarda, viniera a recogerla. La ´bajada´ del Niño, la esperada ansioso y con juicio para que se cumplieran mis pedidos.  En unas navidades hubo abundancia, en  otras, menos, pero siempre se acordó de mí. No recuerdo que me haya quedado sin desempacar los regalos al pie de pesebre. Hoy, a Dios gracias, puedo decir que aprendí a valorar lo que tengo y a darle un sentido más amplio a la vida, por lo  que me inculcaron cuando niño. Conservo esta linda tradición que continúo trasmitiendo a los míos.
Para mí, la Navidad sigue siendo tan linda como entonces. Mi esposa y yo retomamos al pie de la letra las enseñanzas recibidas de nuestros mayores. Juntos acompañamos nuestras nostalgias, mientras recordamos, con la misma forma y el mismo brillo al mensaje universal de paz y renovación anual que esta época trae consigo. Igual, hoy, nuestros nietos recogen la carta en el pesebre que un día nosotros recogimos para transmitir con ella los deseos de amor y prosperidad en estas fechas tan representativas en la vida de las familias.
Civilidad: Que los bellos recuerdos, no dejen perder el sentido de la Navidad.


domingo, 9 de diciembre de 2018

HORACIO DORADO GÒMEZ
horaciodorado@hotmail.com

Unidad familiar en torno a las costumbres

Como todos los años, esperamos la navidad. Época para irradiar amor puesto en lo alto. Cariño, afecto para la familia y desde luego, para renovar la fe en Dios. No hay ninguna disculpa para no compartir con los hijos, ni mucho menos, para dejar de inculcar los valores y para transmitirles la felicidad que está adentro del corazón vibrante de alegría con tantas cosas lindas, y símbolos navideños que aprendimos cuando niños. Entonces, es tiempo para remozar la Navidad que está llena de tradiciones.

Cuando empezamos a hablar de Navidad al final de cada año, es la señal del restablecimiento de cosas transmitidas de generación en generación, muy anteriores a la nuestra. El pesebre, el árbol de navidad buscándole el sitio ideal, con los mismos adornos y figuras, posiblemente heredados de nuestros abuelos, cada uno contiene su propia historia, custodiadas con esmero. Son momentos de energía sacada de donde no las tenemos, un día específico para renovar el gozo y el espíritu navideño de toda la familia. Desde los ansiosos niños por adornar el hogar, hasta las recomendaciones de los más viejos, con indicaciones de: “quite aquí, ponga allá”, hasta que todo quede “regio”, a decir de las señoras.
Todos esos sentimientos de alegría caracterizan la unidad de la familia alrededor de las costumbres. No finalizan con la celebración, porque siempre estaremos a la espera del próximo año. La casa queda triste después de desvestirla, porque las tradiciones forman parte de un pasado y a veces con nostalgia, porque las personas que compartieron esas costumbres ya no están entre nosotros.
Necesario, entonces, conservar la Navidad tradicionalmente, porque son partes estimulantes de nuestras vidas. De cada núcleo familiar depende su mantenimiento para que los que siguen, aprendan a amar a los demás, poniendo en alto el amor y la paz. La felicidad no solo está en los regalos materiales. Lo primordial es disfrutar con alegría y espiritualidad. Transmitir el mensaje de renovación de fe y la alegría que acompaña las tradiciones navideñas, es la manera de cultivar el espíritu y encontrar felicidad al interior de cada uno. Con cada acto volvemos a ser niños. Hablar sobre el significado de la Navidad en las distintas tradiciones religiosas y contar anécdotas sobre la celebración de estas tradiciones en la familia es la forma de fortalecer el espíritu navideño. Son momentos para compartir con las personas queridas y para dar, no solo para recibir. La Navidad es tiempo de costumbres que invitan a participar de un mensaje de amor y de entrega.
Es temporada de enseñar a los hijos a compartir con aquellos que lo necesiten, a ser solidarios y a estar dispuestos a dar desinteresadamente. Aquello que pedimos desde nuestro corazón tiene un gran valor., por ejemplo, salud para un familiar, bienestar para los amigos o vivir en armonía. Ante los cambios del mundo moderno, muchas de estas tradiciones se han ido perdiendo. Hoy, muchos niños parecen ajenos a los rituales familiares de antaño. . Aprovechemos para rescatar, con hijos y nietos, tradiciones como cantar villancicos, hacer la novena e intercambiarlas con los vecinos, contar historias de Navidad, hacer manualidades o jugar aguinaldos.
Civilidad: Estas celebraciones en familia crean vínculos emocionales de amor y alegría.

sábado, 1 de diciembre de 2018








Llamado a la razón

Imposible sustraerme de escribir ante los trances impulsivos a causa de la protesta estudiantil. Alzo mi voz y empuño la pluma con todas mis fuerzas como luchador democrático para llamar a la razón a estudiantes, directivos universitarios, padres de familia y autoridades para que consoliden el diálogo que contribuya a restablecer el sosiego en la ciudad.  Entendiendo que un Estado democrático como el nuestro, debe tener una institucionalidad avanzada y fuerte, cuanto más eficientes sean las leyes que se aplican, y cuanto menos los ciudadanos se desvíen de ellas.
En la línea, de pedir al gobierno nacional incremento presupuestal para la universidad pública del país, coincidimos y apoyamos plenamente la decisión de protestar, siempre y cuando, sea pacíficamente, como un ejercicio de verdadera acción cívica para expresar de forma pública la inconformidad o insatisfacción.  
Pero, Popayán no debe convertirse en campo de batalla, cuando ni siquiera se han cerrado los caminos de diálogo, y se mantienen las libertades y garantías para ejercer los derechos de movilización, aunque la resolución del conflicto esté en la capital de la república.
El papel de la desobediencia asumido por los estudiantes, quebrantando la libre circulación, mal interpretando la teoría constitucional del artículo 24; vulnerando el derecho a vivir en condiciones de paz y tranquilidad de los otros (art.86) Y, además, destruyendo o menoscabo los bienes de propiedad ajena, sea propiedad pública o privada, conlleva a acciones delictivas que no se pueden tolerar.
Si los estudiantes querían llamar la atención del gobierno nacional, ya lo hicieron, consintiendo el uso de capuchas o pasamontañas, siempre ligadas a la violencia. Me resisto a creer que desde el interior del Alma Mater, se incite a los universitarios, como tampoco creo que entre los “infiltrados” estén reconocidos periodistas de la ciudad. Repudio el amotinamiento contra la “Ciudad Blanca” que recibe maternalmente a los universitarios. Vandálicos momentos vivió Popayán, tras el operativo de desalojo de una vía del centro histórico de la ciudad. Sí, vandálicos, expresión precisa para catalogar a quienes rompieron vidrios, pintaron, rayaron las paredes y arrojaron bombas incendiarias contra el palacio municipal.
Lanzar papas bombas, es un atentado criminal, contra los hombres del Esmad, que son un recurso extremo; pues en principio, las autoridades no deben acudir a este tipo de mecanismos para disolver cualquier protesta. Pero, desde luego, hay límites. Si son atacados, provoca reacciones de ese escuadrón que conforma la primera línea que le pone el pecho, no solo a las protestas y desórdenes, sino también a las críticas de algunos ciudadanos. Triste, porque estudiantes y policías son del mismo pueblo, por lo que no deben catalogarse entre sí, como enemigos.
Es preciso reconstruir el diálogo para construir y no destruir. Con argumentos académicos confrontados con la realidad financiera del país. Cifras y soportes para un análisis crítico del gobierno y el resto de comunidad académica para reexaminar la calidad de la educación y la acreditación. El tema no debe ser monotemático en su análisis, reducido a la cuestión de recursos económicos para cubrir el desbalance presupuestal; necesarios, pero no como única solución. Deben actuar en conjunto para enfrentar otras alternativas, con sostenido diálogo conciliador y proactivo, con los estudiantes para establecer controles y, avanzar en los criterios de calidad para una reforma universitaria.
Civilidad: Al ingresar a la universidad el estudiante, se encuentra un nuevo mundo, pero al egresar se encuentra otro.



Caminar la ciudad

Dejé pasar el tiempo para escribir sobre este tema, después de la partida del incomparable amigo Jaime Vejarano Varona con quien diferíamos en el concepto recorrer a pie el Centro Histórico de la amada Popayán.  Don Jaime, no aceptaba el cierre de las vías en torno al parque de Caldas, porque siempre quiso llegar a la puerta de su destino montado sobre un vehículo. Analizamos los pros y contras de peatonalizar la vieja ciudad. Por mi parte, sigo insistiendo  en la necesidad de enfrentar al mayor enemigo: el automotor.
Ahora más que antes, los vehículos dificultan la tranquilidad del viandante y, cuando las angostas aceras llegan al máximo de su capacidad con personas cargadas de maletines, además de motos, bicicletas, sillas de ruedas circulando en todo sentido vial, por los andenes que son para los caminantes y no para ventorrillos. El automóvil, que una vez fue un instrumento de libertad,  se convirtió en una prótesis mecánica que pone en peligro nuestras vidas, malgasta nuestro tiempo y genera gases contaminantes. En Popayán, existe la creencia que, el coche da estatus social, llegando hasta la puerta  del hogar o al puesto de trabajo, en tanto, otras ciudades tienen el hábito del  transporte compartido o la bicicleta que es más barato, y más ecológico.
Cuanto más caminable es una ciudad, mejor y más fuertes son los lazos que se generan en la comunidad, desde apuntalar al comercio hasta conseguir que los niños reafirmen sus relaciones sociales llegando al colegio a pie. Propiciar el cambio de rutinas en la forma de desplazarse al lugar de destino: hogar, trabajo, colegio, universidad para que cada vez se haga más en bicicleta o a pie para alcanzar los beneficios de una ciudad “caminable”. Los lugares `caminables `urbanos proporcionan una economía una economía mucho más activa que los no caminables. De allí que, promover un mayor nivel de ‘caminabilidad’ es primordial, para beneficiar la salud y aumentar la calidad  de vida, Hacer zonas más ‘caminables’, incrementa el valor de los predios, el turismo y, de hecho,  mejora la movilidad.
El gobierno local implementó la medida del ‘Pico y Placa’, pero sin éxito. Entonces, cuando el volumen de personas aumenta cada vez más y la cantidad  de  automotores es desproporcionada para la ciudad y al sentirnos hacinados en virtud de las obras en marcha, además, de la molestia con los vehículos (chimeneas) de servicio público que no corresponden a las tarifas que cobran,  ¿cuál sería la recomendación para mejorar la movilidad de Popayán?
Una solución temporal, a manera de ensayo, ante las otras alternativas que se quedaron cortas, debe ser la buena decisión, original  y muy buena, cual es la peatonalización. La mejor prueba, de su conveniencia, es la demostrada durante la Semana Santa, el Festival Gastronómico y los viernes de museos. Desde luego, ello será posible, siempre y cuando la autoridad se haga sentir ante los indisciplinados conductores de servicio: público, privado, oficial, motociclistas, ciclistas  y peatones porque todos somos causa del desorden.
Civilidad: Peatonalizar la ciudad. Cuanto antes lo hagamos, mejor viviremos






lunes, 26 de noviembre de 2018

¡Bájele el tono señor Ministro! | El Nuevo Liberal

¡Bájele el tono señor Ministro! | El Nuevo Liberal



Entre las cuerdas puso al gobierno del Presidente Iván Duque, el anuncio de la “Ley de financiamiento” que no es más que un disfraz a las reformas de orden económico, históricamente conocidas como “reformas tributarias”, a las que, sin contemplaciones, siempre recurre el Estado para cumplir los programas de los más pobres a costillas de los mismos pobres.

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lunes, 12 de noviembre de 2018

Redescubrir a Popayán | El Nuevo Liberal

Redescubrir a Popayán |



En Popayán no hay una cultura del amoblamiento urbano. No hay conciencia respecto a todos aquellos elementos que prestan un servicio complementario al espacio público, que va desde la zona para esperar el bus, la caneca para las basuras, nomenclatura, señalización, semáforos y, bolardos para regular la velocidad. Cada quien construye lo que necesita: un andén adoquinado para el señor del almacén de ropa, una bahía con parqueo para el dueño del restaurante, sin tener en cuenta las necesidades del peatón. Cada día avanza la ignorancia en esta ciudad, que era culta por excelencia

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domingo, 4 de noviembre de 2018

Verdades y mentiras sobre Cristóbal Colón | El Nuevo Liberal

Verdades y mentiras sobre Cristóbal Colón | El Nuevo Liberal



Tengo en mi memoria la bonita forma como mi profesor de historia narraba la aventura del descubridor de América, contando que, “entre la madrugada del 11 y el 12, Rodrigo de Triana lanzó el grito de “¡tierra!”. Que Cristóbal Colón, llegó a América el 12 de octubre de 1492, acompañado de sus hombres, poniendo pie en la Guanahaní (Bahamas), isla que ellos llamaron San Salvador y, tomando posesión en nombre de los Reyes Católicos de España”.

Leer más en: http://elnuevoliberal.com/verdades-y-mentiras-sobre-cristobal-colon/#ixzz5VtjzjNwE


domingo, 21 de octubre de 2018

Los puntos sobre las íes | El Nuevo Liberal

Los puntos sobre las íes | El Nuevo Liberal





¡El debate está abierto! Diferenciarme con ideas, ha sido y será mi consigna en mis escritos. En particular, en jornadas donde el descontento y la desconfianza, se apoderan de la mayoría de los ciudadanos, no al calor de las dudas, sino sobre la solidez de quienes se sirven del banquete de la mesa tendida. Inspirado en planteamientos y argumentos, durante más de veinte años como columnista del diario El Nuevo Liberal, revelo públicamente el crimen ecológico, que con el otorgamiento sostenido de “permisos” edifican sobre humedales, hipotecando el futuro de nuestra ciudad, esquilmando a los contribuyentes del fisco municipal. Igual, he sido coherente, tecleando mi computadora, ante la destrucción del pasado arquitectónico de mi bella Popayán

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HORACIO DORADO GÓMEZ








Los puntos sobre las íes



¡El debate está abierto! Diferenciarme con ideas, ha sido y será mi consigna en mis escritos. En particular, en jornadas donde el descontento y la desconfianza, se apoderan de la mayoría de los ciudadanos, no al calor de las dudas, sino sobre la solidez de quienes se sirven del banquete de la mesa tendida. Inspirado en planteamientos y argumentos, durante más de veinte años como columnista del diario El Liberal, revelo públicamente el crimen ecológico, que con el otorgamiento sostenido de “permisos” edifican sobre humedales, hipotecando el futuro de nuestra ciudad, esquilmando a los contribuyentes del fisco municipal. Igual, he sido coherente, tecleando mi computadora, ante la destrucción del pasado arquitectónico de mi bella Popayán.

Lo peor de ser columnista, es ejercer de adivino, analizando el presente y el pasado, que conduzca al futuro. Once años atrás, sostuve la misma discusión, señalándole el yerro al constructor que hoy se muerde de rabia, porque desde la inauguración de su obra, cada que llueve, “Campanario” se inunda. Era bien conocido el origen del humedal de carácter natural, que el ingeniero Hugo Eduardo Muñoz, desecó con autorizaciones “legales”, de manera antinatural, por lo que sus palabras, tienen tal cinismo, que rayan con la desvergüenza. Desinformar es su cualidad, repitiendo: “la crítica payanesa espera que sucedan las cosas malas para dar rienda suelta a la negatividad”.

Reconozca ingeniero Muñoz que se pifió construyendo el “Centro Comercial Campanario”, a más bajo del nivel de las vías que lo rodean. Sin desagües para ahorrar costos, por lo que se seguirá inundando. Respóndale a los comerciantes por la lesión enorme y perjuicios causados. Desecó la quebrada “Manchángara” y tapó sus humedales. Hoy, las aguas subterráneas buscando su cauce, brotan. No culpe a las precipitaciones lluviosas.

Defiéndase con altura.  No se vaya por las ramas. Nada tiene que ver lo anterior, con el rencor que respira por la herida contra quien lo reemplazó en el Consejo Superior del Alma Mater, irrespetándole la dignidad humana; cuando, usted, no le llega ni a los tobillos. Serénese ingeniero Muñoz, mida su hoja de vida con la de su sustituto y encontrará que su paso por la Universidad del Cauca, merece la censura de “invisible”. Ocho o doce años se mantuvo agazapado en el poder ¿Cómo llegó a ser representante del Presidente de la república? ¿Por sus buenos modales, estatura moral? “¡Averígüelo Vargas!”  

Ciertamente, los corruptos viven “agazapados” en medio de la sociedad payanesa. Especialmente, en la política que tiene vasos comunicantes con pícaros que, sin condición de militantes en determinada ideología, sin ética política; pero con dinero, se convierten en el mejor enlace.


La crítica y la verdad deberían ser lo esencial, por eso, no extraña su soberbia actitud. Si irrespetó al medio ambiente, que podemos esperar de su trato humano con la mano peluda de la complicidad, que es lo más terrible para los amantes de la putrefacción administrativa.  En Colombia, la suerte de nuevos empresarios de la construcción, muchos de ellos pertenecientes a viejas mafias, invierten su dinero en lo que parece representar un camino fácil para un buen negocio. Estos empresarios inescrupulosos, acostumbrados a moverse en la oscuridad, compran las licencias de construcción. Todo tiene precio. O no ingeniero Muñoz. Pero, nadie con valor ciudadano y, con conocimiento de causa razón, confiesa, dónde se cocina y ventila la parte técnica de sus “guisos”.

De mí, sé decir, que hace 30 años a 10 minutos de mi “Ciudad Blanca”, en Pisojé, a orillas del rio Cauca, construí en medio de un marco de naturaleza y armonía, el más grande Centro Recreativo Familiar, sin que se haya inundado hasta ahora. Y para calmar su ira, su otra cualidad del necio; con el ingeniero Aurelio Iragorri Hormaza, me une una amistad de toda la vida, que conservo con orgullo, afecto y respeto.

Civilidad: Tres Avemarías para que no llueva en Popayán porque se inunda “Campanario”.







domingo, 14 de octubre de 2018


HORACIO DORADO GÓMEZ
horaciodorado@hotmail.com


Popayán en anécdotas

Popayán tiene un pasado con un sinnúmero de historias llenas de miedo que bien utilizadas, servirían de atractivo turístico, porque es una fábrica limpia de convertir la ciudad en destino turístico contando anécdotas de terror con fantasmas ficticios o no. Podríamos atraer turistas nacionales y extranjeros, no solo describiendo este lugar, sino transmitiendo la palabra oral que se hace presente aquí para convocar los mitos, las leyendas, las anécdotas urbanas, a poetas sin libros, a todos los que quieran sumarse a la aventura de escuchar y contar teniendo como testigo indiscreto al fuego del caldero. Contar, por ejemplo, el menú fantasmagórico de Popayán de los viernes santos, a media noche, cuando se oyen los ruidos de las cadenas y la figura del monje sin cabeza o las almas en pena que anuncian tesoros escondidos que infortunadamente, año tras año, sufrimos desilusiones al no encontrar la guaca.
En el Popayán de mis amores, de lunes a domingo, hay episodios absolutamente posibles, que como notarán mis lectores, las personas con las que lo viví son de absoluta credibilidad dada su calidad intelectual y seriedad, que garantiza la autenticidad de los hechos.
Otra también, leyenda de una noche de pascua de resurrección en el viejo caserón del centro histórico del que me reservo su dirección para no comprometer a sus habitantes a quienes aún no los deja vivir el franco estado de angustia y tensión nerviosa por el espanto que los mantiene desde siempre. Allí existe, una habitación encantado en donde se producen desde siempre, ruidos por demás extraños en  una de las camas de dicha casona. En aquel lugar, precisamente se daba alojamiento ya en el año 1618, con el mismo espíritu de servicio y la experiencia que ha acumulado la familia durante todos estos años. Es una habitación encantada, por los ruidos que se inician cuando se acuestan en esa cama, que no permite dormir a nadie, lo cual se nota al siguiente día en las profundas ojeras por el curioso suceso que evidencia el estado de ansiedad que se siente en ese camastro. Según datos familiares, en la antigüedad, se miraba con el mayor respeto el lecho nupcial y se guardaba durante la vida de la mujer que la había armado, y si el marido pasaba a segundas nupcias, no podía servirse de aquella cama, sino que le era preciso hacer armar otra por la nueva esposa.
Creyendo que ese camastro por el paso del tiempo, y por el envejecimiento normal de la madera pudiera haber adquirido sonidos que pueden asimilarse a fenómenos paranormales, ha sido revisado cuidadosamente, incluso, la han desarmado y vuelto a armar, sin encontrar nada anormal en ese mueble, de tal naturaleza y antigüedad. Por eso, buscaron a estudiosos de ciencias ocultas y paranormales que presenciaran y descubrieran el misterio de la sonora cama que hace poner los pelos de punta. Provistos de equipos electrónicos y armados de valor penetraron en la habitación, estableciendo contacto con el más allá a fin de minimizar las posibilidades de una posesión. A través de varias sesiones, lograron el más horripilante diálogo del cual se supo la muerte de la primera persona propietaria del lecho nupcial, muerta en circunstancias confusas aparentemente estrangulada en dicha residencia hacía muchos años y, sobre lo cual, no quisieron dar detalles de tal experiencia en la mencionada historia payanesa.
Civilidad: Mi amada ciudad contiene mucho secreto, recóndito o reservado que es difícil de contar. ​ 





domingo, 7 de octubre de 2018




La naturaleza es sabia

La nueva de Popayán, está construida sobre lagunas. Y el Centro Histórico, inspirado en las más bellas ciudades españolas, es una joya colonial construida en el sitio apropiado, por eso, nunca se inunda.
Sobre una laguna, porque al construir los barrios: Cadillal, Modelo, Ciudad Jardín, Batallón, el Seminario, incluido el Colegio de las salesianas, encontraron en el subsuelo arcillas que son minerales naturales que se depositan en los lechos de lagos y humedales por la acción de arrastre de los ríos. Edificaron, sin respetar los humedales, que son ecosistemas de transición entre el medio acuático y terrestre, que conocimos como lagunas, pantanos o juncales. Creíamos que estaban protegidas y que representaban un importante patrimonio ambiental y cultura para Popayán.  Por eso, cabe hacer una crítica a algunos constructores corruptos que compran a todos los que comen en la cadena alimenticia de la construcción. El problema radica en que las autoridades ambientales fueron no solo vacilantes sino complacientes en la defensa de estos ecosistemas.
Humedales del Cadillal, Ciudad Jardín, los Hoyos. Y el último, más notorio y reprochable el humedal que taparon con la Construcción del Centro Comercial “Campanario” en la vía al Batallón por donde corría una quebrada. Son pruebas irrefutables que las construcciones ilegales, formales e incluso institucionales siguen siendo una gran amenaza para los humedales y que la respuesta de la autoridad ambiental más allá de negligente, es cómplice.

 

Un ingeniero con apellido de santo, nombre que me reservo, porque los muertos no responden, resolvió encausar aguas del rio “Ejido” al sistema del alcantarillado, haciendo que se aumentaran las aguas a los caudales de diseño del sistema de acueducto. Posiblemente, haya sido buena determinación para la época de la ciudad arcaica, pero como la naturaleza es sabia, hoy el agua sale a flote.
Desde el 2008 a 15 minutos del centro histórico de Popayán, en el norte de la ciudad, propios y visitantes gozamos de un moderno complejo comercial, considerado como el más bello del país. Los payaneses nos sentimos beneficiados al no tener que viajar a Cali para hacer compras, por el estrés que produce la travesía de la cordillera central con la seguidilla de tracto camiones que impiden el libre tránsito en largas horas de jornada. ¡El grave problema para Popayán, es que se construyó sobre humedales y en pocos años estamos viendo las consecuencias!
El comprometido con la misión, ingeniero vivo, aprovechó la “papaya” servida, valiéndose de los servicios básicos: agua, energía, telefonía, gas y vías pavimentadas, todo a “pepo y cuarta” de su elogiada obra, atesorando su inversión, en menoscabo del municipio de Popayán, edificando sobre el humedal. Pero, su garrafal olvido: sin sumideros como desagüe natural para aguas lluvias o para corrientes superficiales como ríos o arroyos que ahora brotan como castigo. Ahora, el ingeniero vivo pretende endosar el colosal error al Acueducto de Popayán.
Civilidad: La naturaleza es sabia, el agua brota porque lo característico del humedal es aparecer donde lo taparon.   




 

domingo, 30 de septiembre de 2018

Aplausos y reparos a la peatonalización | El Nuevo Liberal

Aplausos y reparos a la peatonalización | El Nuevo Liberal



Hablar de peatonalización produce urticaria. En tanto que, en las ciudades europeas es una forma de equipamiento normalizado, bajo el sabiduría de que, “una ciudad sin áreas peatonales representativas parece ahora desesperadamente anticuada”.
Hablar de peatonalizar el centro histórico de Popayán produce rechazo o aprobación, en la medida que sus ventajas o desventajas permitan consideraciones sobre el tráfico vehicular y urbanismo. Hay ejemplos prácticos que enriquecen como el de los visitantes, en especial el turismo extranjero, para quienes el centro histórico peatonalizado, se convierte en un remanso de normalización que facilita su estancia, al tiempo que culturiza la ciudad.


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domingo, 23 de septiembre de 2018

A diario aprendemos de los errores | El Nuevo Liberal

A diario aprendemos de los errores | 



Este escrito tiene doble propósito: informar y prevenir. Se volvió un tormento viajar a Cali. Es un martirio el trayecto Popayán- Santander de Quilichao y viceversa. Es un suplicio atravesar la cordillera con sus curvas y la seguidilla de tracto-camiones, que convierten el viaje en la más terrible condena. Sí, condena por soportar largas horas sentados en un automotor, hasta tanto no construyan la doble calzada Santander-Popayán, obligándonos a ser previsivos, saliendo por lo menos, con una hora de antelación a fin de llegar a tiempo a nuestro destino sin estas fatigas.

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domingo, 16 de septiembre de 2018

Cielo, suelo, pan y el flechazo de Cupido | El Nuevo Liberal

Cielo, suelo, pan y el flechazo de Cupido | El Nuevo Liberal



En el viejo edificio de Moscopán, bajo el cielo azul de la “Ciudad Blanca”, empieza una historia que muchos desconocen. Un abanico de secretos esconde las casas viejas y las calles empedradas de Popayán. Si los faroles que le dan un brillo especial a las casonas coloniales hablaran, cuando no dijeran.

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domingo, 9 de septiembre de 2018

Los hombres en la cocina… | El Nuevo Liberal

Los hombres en la cocina


Con el Congreso Nacional Gastronómico de Popayán, viene a mi memoria el chasquido de los dedos y los dichos con que mi abuela y mi mamá me sacaban “pitando” de la cocina: “Los hombres en la cocina huelen a caca de gallina” y, “afuera que hace calor”, decían enseñando que la cocina era oficio solo para mujeres. Pero, las costumbres cambiaron del cielo a la tierra.


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domingo, 2 de septiembre de 2018

¡A mí que me entierren ¡


HORACIO DORADO GÒMEZ

¡A mí que me entierren ¡


Cada que cumplo con la obra de misericordia de enterrar a los difuntos, pienso ¿cuándo me tocará la “vieja enemiga”?  Es un suceso inevitable. ¿Cuándo?, es un enigma. Por ello, debemos planificar el funeral, evitándoles a los dolientes, el estrés a la hora de tomar decisiones intempestivas bajo la presión de emociones fuertes. Entonces, hay que decidir: ¿incinerar o inhumar los despojos mortales?

Incinerar al difunto a la “broaster”, es un procedimiento anti natural y, hay que tomar otra decisión con las cenizas: esparcidas al mar o guardadas en un cofrecillo en casa. Siendo esta, la peor decisión que se puede tomar con la persona que deja este mundo. Expertos en temas paranormales dicen que dejar cenizas entre los vivos, abren puertas negativas que después cuesta mucho cerrar. Conservar las cenizas en casa, el muerto no descansa, porque sus familiares lo lloran a cada rato. El luto no termina (sadomasoquismo); los vivos llorando no descansan y el muerto tampoco.

La costumbre arraigada es una tumba en un cementerio de tierra bendecida y consagrada a Dios, aunque, tampoco hay seguridad para el cadáver. Los muertos no caminan, no andan, pero pueden ser transpuestos.

Entre el terror, la fantasía y el realismo, hay argumentos que dejan al descubierto que con los muertos se negocia, porque siguen siendo útiles y no descansan en paz. Después de muerto, al principio, los afligidos, dependiendo del amor que le profesaron en vida, le corresponden en número de visitas, ignorando si la tumba donde lo enterraron ha sido profanada.   

Veamos, un padre de familia, orgulloso y feliz con el rendimiento académico de su hijo en la universidad, se esforzaba para darle todo lo que pedía para la carrera medicina.  Un día le dijo: “Pa` necesito una calavera para estudiar los huesos del cráneo”.  El papá corrió donde el panteonero que cuidaba el cementerio, encargado de cavar tumbas, contándole el motivo de su visita. El panteonero respondió: “la tengo”. “Deme un tiempito, ¡tranquilo!”,  “la consigo”.  No me busque, no me llame, deme el número, yo lo llamo.
A los pocos días, le dijo: “le tengo la “calambimba” (calavera). Y, regateando, para cerrar el negocio, discutieron el valor de cien mil pesos. Está carita…, le reclamó.  El veterano panteonero le confesó: “uuuyyy, como así, en Cali le piden trescientas “Lucas”.  “Tenga en cuenta que era  de una señorita de unos 16 o 17 años”. Está limpiecita y la dentadura completa”. “Hasta puede dormir con ella”.   “Solo le falta los resorticos en la mandíbula para articularla”. “Ese es el precio…es que el negocio se puso malo”. “Antes, tenía billete en el bolsillo, me cuadraba con dientes de oro que arrancaba con alicate, haciéndome unos gramitos de oro”. “Hoy día, ni eso”. 

Corolario: la muerte es lo contrario de la vida, de modo que los muertos no ven ni oyen ni piensan. Aun así, yo le apuesto todo, para que una persona al fallecer sea sepultada como tradicionalmente se acostumbra, pues ello sirve de descanso para los vivos y para los muertos. El entierro anula los fenómenos  paranormales. ¡A mí que me entierren!

domingo, 26 de agosto de 2018

¡A mí que no me cremen! | El Nuevo Liberal

¡A mí que no me cremen! | El Nuevo Liberal



A mi Popayán llegó la terrible costumbre de la cremación como una brutal práctica de deshacerse del cuerpo humano muerto, incinerándolo en un horno crematorio junto al campo santo. En este país recientemente anestesiado del dolor por muertes ajenas, la elección cada vez más frecuente y costosa de poner a disposición final el cadáver a una máquina, es bárbara, para utilizar un término menos espeluznante.

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domingo, 19 de agosto de 2018

Deslucido espectá-culo de Antanas | El Nuevo Liberal

Deslucido espectá-culo de Antanas | El Nuevo Liberal

En nuestra cultura, no se debe nombrar ninguna región anatómica que esté cubierta, mucho menos mostrarla. De allí que descubrir los pálidos cachetes del trasero, fue un insulto histórico, develado por Aurelijus Rutenis Antanas Mockus Sivickas, nombre completo del segundo senador más escogido del país. Para algunos, un acto de valentía y un llamamiento al orden; para otros, una vulgaridad, una indecencia acompañada de risa burladora.

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