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sábado, 26 de octubre de 2019

¡Llegó la hora!


Lo que fue, fue. Hoy, domingo 27 de octubre entre las 8:00 y las 4:00 p.m., se define el camino para Popayán y el Cauca al elegir su alcalde y gobernador. La suerte está echada. Llego la hora de salir a cumplir con esa obligación ciudadana de votar.  Pero, haciéndolo con responsabilidad para elegir las mejores opciones para Popayán y el Cauca.
Hoy, la responsabilidad del proceso eleccionario corre por cuenta de la Registraduría Nacional, con el imperativo categórico de recuperar la fe de los ciudadanos como una institución eficiente, y desde luego, más receptiva frente a las necesidades y retos del país.  Sobre esta institución, se han escrito ríos de tinta. En la última elección no fue tan eficaz por falta de tarjetones en los puestos de votación y, todavía no evoluciona hacia el voto electrónico con la ventaja de no utilizar este tipo de tarjetones impresos, que se adapta a cualquier número de votantes, permitiendo mayor agilidad en los procesos electorales. Sin embargo, como soy un incorregible ciudadano optimista, acudiré a votar confiado en que la Registraduría, en términos generales, seguirá siendo la columna sobre la cual descansa el régimen político para la legitimidad del modelo de democracia en Colombia.   
La segunda dimensión, quizá la más importante, la asume, o queda en manos del electorado en general, -de todos los ciudadanos- la decisión de definir sus candidatos de manera autónoma.  En el instante de marcar el tarjetón, es cuando los votantes toman verdaderamente la determinación de cómo hacerlo y por quien sufragar. Es frente a la urna, el momento exacto, cuando ocurre la decisión del voto.
Pocos conocen de psicología política que ayuda a comprender más profundamente la psicología del votante. Por ello, no practicaron este instrumento de alta utilidad en las campañas electorales y en la comunicación política, pues de ese conocimiento podían haber derivado líneas de acción muy específicas dirigidas a persuadir al votante entregando provechosos mensajes en los tiempos más adecuados.
De las encuestas bien elaboradas y sin sesgos, digamos que son una muestra representativa de ciudadanos, vía métodos estadísticos, con los que tratan de orientar a la gente para inclinarlos hacia su candidato. Pero, en realidad, las encuestas que se publican un día, no son la predicción del futuro, sino el retrato de las emociones y opiniones de los encuestados en el momento en que se realizó dicha medición.
Sobre la decisión del voto, hay quienes creen que se toma desde el principio, incluso antes de que empiece la campaña electoral. Se pifian quienes piensan que se toma antes de que aparezca el primer sondeo de opinión o la primera valla callejera diseñada por hábiles publicistas, que saben del arte de vender, mediante estrategias haciendo que la gente sienta rabia o miedo, pero no, que salga a votar a conciencia, por lo que más conviene a Popayán y al Cauca.
Votar es manifestar el compromiso con la democracia. No dejemos que otros elijan por nosotros, para que después no nos duela la conciencia. En esta ocasión, con tantos candidatos, tanta información y tantas emociones encontradas, es posible cambiar las preferencias a último momento. Llegó la hora de votar bien, sin dejarse influenciar por el hígado, ni mucho menos por las redes sociales como única fuente de información ¡A votar por lo que dicta el corazón!
Civilidad es, alimentar el corazón de amor y no de odio, apoyando al Alcalde y al Gobernador que se elija hoy, sea quien sea.


sábado, 19 de octubre de 2019

“Patojo” y “Payanés”


No creo en estirpes, ni en razas superiores, y mucho menos, en tendencias. Soy defensor de la igualdad. El cliché dice: “Somos seres humanos y como tal, tenemos los mismos derechos”.  Para decepción de muchos, estoy cien por ciento de acuerdo. Sin embargo, cuando hablamos de deberes, a muchos se les empieza a olvidar que todos somos iguales. Precisamente por eso, en mi opinión (puede que en la de otro, sea lo contrario) clasifico a los habitantes, concretamente, a los naturales de la otra Popayán en dos: Patojos y Payaneses.

Alguna vez leí, que ser patojo era lo más parecido a un título de nobleza que hubo en Colombia. Era un orgullo, era digno de pocos y envidia de muchos. Comparto este pensamiento, no tanto desde el punto de vista de tener sangre azul, sino más bien como algo digno de pocos. Partiendo del cliché arriba citado, se diría que, todos somos iguales y, por lo tanto, todos los naturales de Popayán, conocidos en el mundo entero como patojos, somos dignos de este título. Ahí no estoy de acuerdo. Pues, ya es cuestión de deber y de amor a Popayán. El título de patojo, no es un derecho y como tal, ya no todos somos iguales.
El patojo, –insisto, para mí- es aquella persona que vive en Popayán, y no necesariamente es natural de Popayán, pero que ama esta ciudad, que la respeta, que la conoce, que la cuida, que se siente orgulloso de su historia y, de sus tradiciones. Es aquella persona que se enorgullece e infla su pecho cuando dice: “Soy de Popayán “y, cuando expresa “Amo a Popayán”. Cuando su amor por la ciudad trasciende las palabras y se refleja en hechos, cuando participa activamente en la construcción de ciudad. Es aquel que se indigna cuando se le dan peyorativos a la ciudad con “grafitis”; aquel que se ofusca con el vandalismo. Patojo es aquel que siente en sus venas esa sangre procera –repito, no necesariamente azul- de dónde surgieron grandes pensadores y líderes del país. Es aquel al que le duelen los destrozos que dejan las manifestaciones que violan el código de ética aduciendo a la libertad de expresión. Es aquel que habla con orgullo de las paredes blancas, de los atardeceres crepusculares, del sol de los venados, del puente del humilladero… Es aquel que disfruta del pipián, el ají de maní, la carantanta y el champús. Es aquel que piensa en Popayán y escucha su silencio mudo.

En cambio, payanés, es ese ser que tuvo la fortuna de nacer en Popayán, y que, viviendo aquí, carga una cruz más pesada que la de El Cachorro. Es el criticón que no le duele la ciudad, que no le importa la devastación, al que la historia magna de la ciudad no le interesa. Es el que se vanagloria de vivir entre inmensas torres de concreto, el que se fue para no regresar jamás. Es el que siendo de Popayán, le da lo mismo serlo. Es aquel que ser payanés, es sólo un gentilicio.
Para mí, esa es la diferencia, entre payanés y patojo. Para los demás, puede ser distinta; para otros es la misma vaina. Yo, me enorgullezco de ser payanés -nacido aquí, donde igual quiero morir-, pero sobre cualquier otra cosa, a mucho honor, soy patojo.
Civilidad: Todos somos iguales en nuestros derechos, pero en nuestros deberes y obligaciones, todos debemos ser patojos.






sábado, 12 de octubre de 2019

Jorge Bastidas Rosero, en la lucha


HD. 52 años viviendo en Popayán y un año por fuera ¿Suficientes para amar a Popayán?
JB Si, aquí nacieron mis hermanos porque soy el mayor de tres. Aquí hice todos mis estudios: en el Bienestar Social de la Policía, en el San Francisco de Asís y me hice profesional como abogado en la Universidad del Cauca. Aquí he enterrado a mis abuelos. En esta ciudad me casé y, aquí nacieron mis dos hijos. Todo lo que tengo y lo que soy se lo debo a esta ciudad. Es nuestro hogar y puede ser un mejor hogar para los payaneses. 
HD. ¿Que lo hace diferente a los otros candidatos?
JB Que no hacemos parte del mundo de las maquinarias; no vivimos de la política, ni pensamos hacerlo. Provengo del mundo de la acción humanitaria. Este proceso político nace de una iniciativa ciudadana que se abre paso a partir de la recolección de firmas y de la construcción de un programa con amplia participación de diversos sectores de la ciudad, motivados por superar la improvisación y la corrupción en la política.
HD. ¿Existe democracia en Colombia?
JB. Si, pero el país necesita más y mejor democracia.
HD. ¿Lleva usted ventaja a los otros candidatos por sus dos campañas: la Colombia Humana y la recolección de 57 mil firmas para su inscripción como alcalde?
JB En realidad representamos otras opciones y trabajamos para lograr que este proceso se pueda materializar en un apoyo concreto para un proyecto de ciudad moderno, que proyecte a Popayán como la gran ciudad región.
HD. ¿“Popayán Humana” surge como una propuesta alternativa, igual a la “Colombia Humana”?  
JB. La Colombia Humana fue una gran convergencia de hecho, con la suma de esfuerzos de una cantidad de demócratas en Popayán, provenientes de todas las orillas políticas. Hoy, en el marco de este debate electoral, una parte importante de estos sectores promovemos un proyecto ciudadano congregado sobre la fuerza de las buenas razones para abordar los problemas específicos de Popayán, como, por ejemplo: el déficit de la vivienda popular, la falta de empleo, la debilidad de la economía, el urbanismo caótico, problemas de movilidad, de convivencia y de seguridad ciudadana.    
HD. ¿Desde cuándo Popayán perdió el rumbo?
JB. La verdad es que, para muchos, Popayán ni siquiera ha tenido rumbo.
HD. ¿Qué es lo que más le atrae de Popayán?
JB La resiliencia, o sea, la capacidad de resistir a las dificultades. Me anima fundamentalmente, la participación cada vez más numerosa de la gente joven en los asuntos públicos, son nuevas ciudadanías que no se cruzan de brazos a esperar que la clase política defina el futuro de su ciudad 
HD. ¿Desde la oposición cree que es posible desarrollar un programa de gobierno?
JB. La circunstancia de que todos los gobiernos municipales precedentes hayan sido parte de los sectores políticos del gobierno nacional, jamás fue obstáculo para que vendieran o entregaran en concesión, por ejemplo: todos los servicios públicos domiciliarios a grupos empresariales no caucanos, empobreciendo la ciudad. Así que, este aspecto nunca ha determinado la calidad de los gobiernos locales ni su contribución a la mejora de las condiciones de vida de los payaneses.
 HD. El papel aguanta todo; su plegable resume un buen programa ¿Es consciente de la situación financiera de Popayán?
JB. Sí, somos conscientes. Pero el que crea que los temas de Popayán solo se pueden abordar desde la precariedad del presupuesto municipal, de entrada, está perdido. Hay muchos asuntos que son determinados por la alcaldía y que no necesariamente pasan por el tema presupuestal. Aparte de ello, es fundamental superar el cortoplacismo y lograr construir un consenso ciudadano que permita planear y proyectar a mediano y largo plazo el desarrollo de la ciudad y la región. En esto, es vital, la capacidad para moverse en el mundo de los proyectos y de los fondos de financiación, tanto públicos como privados, nacionales e internacionales. En esto he trabajado durante los últimos 15 años.    
HD. ¿cómo cambiaría las estructuras formales de empleo en Popayán?
JB. El tema del empleo pasa por el fortalecimiento de la economía local y éste no es un tema de decreto. Hay que promover políticas y dinámicas que contribuyan a la reactivación económica de la región. 
HD. Han modificado la Constitución ¿Por qué no desenredar la concesión de Serviaseo?
JB. ¡De acuerdo!, tenemos la decisión de retirar el municipio de la sociedad de Serviaseo. 
 HD. Va de la mano con la comunidad construyendo una agenda programática, mientras tanto, ¿gobernaría sobre los proyectos en marcha?
JB. Daremos continuidad a las obras inconclusas, especialmente en vías. 
HD. Hable de su programa del deporte.
JB. En la secretaria de cultura y deporte actual no se hace ni cultura ni deporte. Promoveremos la creación de la Secretaría de Cultura y Patrimonio, reactivaremos el Instituto Municipal del Deporte. El deporte se financiará con los recursos municipales, apoyado por los programas de prevención y promoción de la salud, vinculando al sector privado con cargo a los beneficios tributarios de Ley y con la gestión de programas y proyectos específicos de la nueva política nacional del Ministerio del Deporte. Nuestra prioridad, serán los modelos de sostenibilidad financiera de los escenarios deportivos; gratuidad, regulación tarifaria, escuelas, torneos, eventos, deporte asociado y algunos proyectos estratégicos.    
HD ¿Cómo limpiaría la política de la corrupción?
Haré un ejercicio de gobierno abierto; en línea, con la gestión de los presupuestos a la vista; sin contratos amañados y con apoyo al ejercicio independiente de las veedurías.
HD ¿Le alcanza la financiación para el día “D”?
JB Tenemos los recursos necesarios para concluir una campaña digna
HD. ¿Está en su mejor momento de la campaña?
JB. Vienen los mejores.
HD. Como creyente, todos los días pido ayuda de lo alto ¿usted lo hace?
Soy una persona espiritual, encomendándome siempre para hacer las cosas bien, para hacer lo que se debe.

sábado, 5 de octubre de 2019

Cuatro en mi opinión



Se nos vino encima las elecciones para elegir gobernador del Cauca, entre los aspirantes: Víctor Libardo Ramirez, Elías Larrahondo, Gilberto Muñoz Coronado y Jesús Piñacué. Sobre ellos, no puedo sustraerme de publicar, esta  opinión que nadie me ha pedido. 
Con la ventaja de un año, Víctor Libardo Ramírez, continúa en campaña, custodiado por una fracción de la “L” que lidera el Senador Luis Fernando Velasco, en convergencia con una colcha de retazos, “Tocontito”: verdes, azules, amarillos y, con el séquito de desertores del “Titismo”. Víctor Libardo posee su propio carisma, además: probo, simpaticón, atento, ligero en el hablar, pero con más verdad que necedad en él. Tiene la virtud de recoger amigos, y trayectoria administrativa:  ex gerente del Icetex, ex gerente de la Licorera del Cauca, ex alcalde de Popayán y, ex gerente gerente de Cedelca, que le concede licencia para administrar bien las arcas departamentales.  
A la par, va la fuerza “titista”,  apostándole de nuevo a la justicia social y a los derechos civiles, dándole otra oportunidad a las comunidades negras en cabeza de Elías Larrahondo. Este, ya había sido respaldado por el Senador Temistocles Ortega, como Secretario de Educación, por lo tanto, su pupilo. Admirable que en tres meses de campaña, haya avanzado llenando plazas, colmado de aplausos y vivas. De allí que, sin titubeos, es innegable que Tito es un aguerrido elector, trenzándose  en un pulso cultural e histórico del Cauca honrando a la raza negra. Entonces, si de Quinamayó para allá, votan unidos los 150 mil afrocaucanos, multiplicados con el poderío “titista”, será el primer gobernador negro, que corona  el viejo anhelo nortecaucano con Elías Larrahondo, a quien no tengo el honor de conocer.   
Por otro lado, Gilberto Muñoz Coronado, ex alcalde de Corinto y Toribio, ex secretario de educación, representa los grupos indígenas. Quien en coherencia política, ha reafirmado su pertenencia a la “Minga”. No la tiene fácil aunque, todo, absolutamente todo el conglomerado indigena participe con fe y lealdad en el compromiso de elegirlo como gobernador de los caucanos. Muñoz Coronado carga un INRI (trato desfavorable a su persona) por causa de la minga indígena. No niega su participación en el Consejo Regional Indígena del Cauca (Cric), la organización comunitaria más importante del país, que lucha desde hace casi 50 años por fortalecerse cada vez más. Desde luego, las resignadas gentes de Popayán y  municipios vecinos, afectados con los paros indígenas, con el voto-castigo, le cobrarán los daños económicos y sociales causados. No le hace bien, haber estado detrás de las protestas indígenas en el Cauca.
Finalmente, sin ser el último, el bien hablado, sin tacha y sin recursos económicos, el ex senador Jesús Piñacué, indio puro, capaz, inteligente y perseverante,  que no participa de la “minga” porque tiene de ella otra concepción. Dirigente indigena con preparación profesional (abogado), avalado por la AICO,  manifiesta que desde hace ocho años busca la gobernación del Cauca. Dificil aspiración de tantos años, que ahora, intenta materializar. Muy difícil, porque como en todos los partidos políticos, las divisiones no se detienen. Este candidato vanidoso, replica la frase acuñada por el ex gobernador del Cauca, Floro Tunubalá: “Podré haber metido las patas, pero no las manos”.
Civilidad: Quiera Dios que, el 27 de octubre,  los caucanos unidos, entonemos con emoción la cuarta estrofa de nuestro hermoso Himno del Cauca que dice: “Blancos, indios y negros una sola ilusión / Hijos de la misma tierra /Frutos de la misma flor”.