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domingo, 28 de noviembre de 2021

Pesebre en Navidad

 


Escribo evocando lo que representan las tradiciones más arraigadas en los católicos. Empiezo por decir que, el pesebre era un recipiente grande y alargado, un comedero para el ganado doméstico, colocado en los establos donde descansaban los animales. Ese fue el único albergue que les ofrecieron a José y María, cuando buscaban espacio para el nacimiento del Niño Jesús. Entonces, el pesebre representa la humildad del Niño Jesús, que, aunque era la encarnación de Dios en la Tierra, tuvo que hospedarse en un modesto recinto, siendo su primera cama, un comedero para animales y no una cuna para humanos, claro indicativo de su naturaleza y propósito. Pues, en lugar de venir a la tierra en medio de fiestas y alrededores lujosos, el Rey de la Creación, el propio Hijo de Dios, nació en el pesebre, en medio de la Virgen, San José y junto a ellos la vaca, el buey y las ovejas. Conjunto este que se conoce como "el Santo Misterio". Y significa el nacimiento de un Dios-hombre, una persona maravillosa, que era tanto divina como humana. Una persona preciosa y única; Jesús, que vino al mundo a salvar a su pueblo de sus pecados.  

 Por ello, en los hogares, con el portal de Belén se rinde homenaje a la maternidad, a la infancia y a la vida. El común de las gentes a esta tradición católica, la llaman, “armada del pesebre”, como una representación de la escena del nacimiento de Jesús. Para ello, usan figuras de distintos materiales, que se acomodan en el lugar más visible de los hogares. Para quienes profesamos la fe católica no se trata simplemente de un adorno en la sala, sino que tiene el trasfondo de la tradición familiar muy importante. Hacer el pesebre, se ha convertido en una tradición esencial en todos los hogares católicos, pues, el pesebre es una tradición que enseña y une a las familias, representando el misterio del nacimiento de Cristo, pudiendo afirmar que es el símbolo más representativo de la Navidad.

Otra tradición mercantilizada de esta época decembrina, con que disfrutamos en familia, es que, en cada diciembre, para el Día de la Inmaculada Concepción de María, se debe tener armado el arbolito, decorando la casa para recibir la Navidad, dejándolo hasta el 6 de enero, el Día de Reyes, cuando todo "vuelve a la normalidad". Pero, alguna vez se han preguntado qué significa esta tradición y ¿cuál es su origen? Independiente del costo comercial que se le imprime con el cambio anual, de estilos, esferas y guirnaldas de colores, es un hábito también ligado a la religión, a la esperanza y a la bonanza.

Antiguamente, los germanos estaban convencidos de que tanto la Tierra como los Astros pendían de un árbol gigantesco, el Divino Iggdrasil o Árbol del Universo, cuyas raíces estaban en el inframundo y su copa, en el cielo. Por eso se dice que ellos, para celebrar el solsticio de invierno, - que se da en esta época en el hemisferio norte- decoraban un roble con antorchas y bailaban a su alrededor. Y que, en el año 740, fue San Bonifacio, quien derribó ese roble que representaba al Dios Odín, reemplazándolo por un pino, símbolo de la vida y el amor eterno de Dios. Árbol que adornaron con manzanas, que para los cristianos representaba, las tentaciones, y las velas que simbolizaban la luz del mundo y la gracia divina, además, su forma de triángulo representaba a la Santísima Trinidad.

Civilidad: La Navidad y sus costumbres, simbolizan la unidad familiar con la presencia de nuestros seres queridos alrededor de todos estos ritos navideños. 

 

 

 

 

sábado, 20 de noviembre de 2021

S.O.S. por el Nuevo Liberal


El diario más antiguo de la ciudad sufre con virulencia los efectos de la crisis publicitaria. La posibilidad de su desaparición, pone en peligro la libertad de información y empobrece la democracia. Así que, el director del Nuevo Liberal, acosado por el desplome de las ventas y de los ingresos publicitarios, decidió poner al corriente a sus columnistas.

Una treintena de columnistas escuchamos al director, Danilo Reynaldo Vivas Ramos, quien contó las dolencias del octogenario periódico, el más cercano a la ciudadanía y arraigado a Popayán. Se centró en un mosaico de temas y problemas con las posibles variables y soluciones de éxito con inserciones publicitarias. Como lo que es hoy, un periódico digital, al menos hasta el primer semestre del año 2022, frente a la progresiva caída de ingresos de las mismas, en el periódico impreso. Su propósito, era informar, si como medio digital de comunicación emergente, podía llegar a tener una vía de financiación efectiva para transformarse, gracias a la venta de publicidad. Desde el inicio del conversatorio, el director Vivas Ramos, dejó la sensación de que este medio de comunicación en sus manos, no iba a poner en peligro su tradición y, que pudiera desaparecer. La consigna, era no distraerse frente a todos los sufrimientos que vengan o se interpongan, luchando hasta conseguir los objetivos, sin aplicar la eutanasia. Padeciendo con entereza, porque nada es gratis en esta vida. Si mueren las noticias locales, sucumbe la democracia.

A través de sus largos años de existencia, el periódico ha jugado un papel fundamental, como defensor del ciudadano, aportando opinión, análisis y crítica para una sociedad libre, por lo que, sería muy peligroso que desapareciera. El periódico es una necesidad sentida en Popayán, para defender los principios democráticos, apoyar al buen gobierno y mejorar la calidad de vida de los popayanejos a través de la transparencia; bajo la ética y la moral, de tal manera que, incorpore la pluralidad, veracidad, equidad e independencia, entre otros elementos. A veces, en la misión de defender la democracia y el buen gobierno, ha llevado al periódico a criticar acciones negativas y denunciar las delictivas. Es decir, cumpliendo la misión orientadora de los ciudadanos, por ende, prioritaria para la Popayán y el Cauca.

Por eso, hay que apoyar sin reserva, al Nuevo Liberal y, para que la gente bajo principios iguales pueda participar en forma adecuada en la política, para que decida con bases razonables, escoger a sus gobernantes, debatir y discutir en forma libre, con el indio, el campesino, el obrero, el pobre, la analfabeta en igualdad de condiciones con los demás, teniendo a la mano, una información disponible para todos sin restricciones irracionales. Todas estas libertades las requiere la sociedad para poder funcionar como una democracia, manifestando sus opiniones libremente, en forma oral y por escrito. Es el derecho correlativo a recibir información, y la razón elemental, del orden democrático.

Es por eso que, escribo esta columna a manera de S.0.S., ante la crisis financiera aportada por la reducción drástica de la pauta oficial de la Gobernación del Cauca y la Alcaldía de Popayán. Tengo la convicción de que el gobernador Elías Larrahondo y el alcalde de Popayán, Juan Carlos López, no firmarán el acta de defunción, porque como demócratas que son, no cejarán en su empeño de lanzar un salvavidas contribuyendo a paliar el déficit económico del Nuevo Liberal.

Algo similar, le incumbe a la clase política, para evitar el fin del periódico local, lo que equivaldría a privarse de un importante altavoz de la acción de Gobierno (o de la oposición) Pues, los políticos de cualquier color, se verían sumidos en la desolación ante la falta de información para sus correligionarios.  Constituye también, pieza fundamental, las entidades públicas y privadas como usuarios, y anunciantes para programar y publicar su pauta publicitaria, sin olvidar que el Nuevo Liberal es patrimonio de los caucanos.

Civilidad: Con la reciprocidad de todos, no naufraga el Nuevo Liberal.

 

 

 

 


domingo, 14 de noviembre de 2021

El saludo y su evolución

 




El Covid, por obvias razones, alteró las costumbres en nuestra vida cotidiana. Dicen que el primer saludo de la humanidad, empezó en son de paz, estrechando las muñecas, para demostrar que no se sostenía un arma.  Hoy, desaconsejan, saludarse de besos, abrazos o apretón de manos. Como obligan a renunciar a esa costumbre milenaria, escribo recordando que, saludar y agradecer, era parte de la educación básica, que toda persona debía corresponder de igual manera.

          De un tiempo para acá, en los cruces callejeros nos encontramos, rostros parapetados detrás de la antiestética mascarilla. Y, como no sabemos cuánto más va a perdurar esa protección, debemos acostumbrar al cerebro a rellenar lo que no vemos. Cuando observamos a la gente con tres cuartos de la cara tapada, debemos esforzarnos para reconocerla. Y aunque, la mente siempre se encarga de rellenar ese hueco, necesitamos darles un sentido a las imágenes.

            Así que, esos rostros cubiertos con mascarillas quirúrgicas, podemos juzgarlos como atractivos, más que aquellos que no lo están. Pero, cuando se quitan su bozal recapacitamos: “Uyuyuy…, que confundido estaba. La mascarilla, oculta las asimetrías, en nariz, boca, mentón, haciendo que ese rostro nos parezca, por así decirlo, menos imperfecto de lo que en realidad podría ser. Finalmente, todos terminaremos con la nariz achatada, por el uso del tapabocas.

Oímos hablar sobre la importancia de aprender el lenguaje no verbal para identificar lo que el área ocular vincula. Los ojos no engañan, aunque no veamos la boca, para saber, si está articulando una sonrisa, de una emoción espontánea y genuina; para saber, si es una sonrisa sincera o hipócrita. La sicología ilustra esos curiosos efectos ópticos, de cosas que no son, pero parecen ser. Las mascarillas solo dejan ver los ojos, que más allá de ser bonitos o feos, tienen una fuerza expresiva brutal. La mirada refleja nuestro estado de ánimo. El contacto visual es el principal elemento de conexión con el oyente, permitiéndonos sospechar cuando nos están metiendo “gato por liebre”. Los ojos, son parte del lenguaje facial, que expresan lo que el mensaje muchas veces calla. Desconfiamos de quien no nos mira, al contarnos algo importante o no, porque desvía su mirada, pues, todo lo que pensamos se refleja, incluyendo la forma de saludar.  

Ahora mismo, los saludos se enfrían, siendo la gestualidad suficiente para el saludo. El ser humano es un ser social que necesita interactuar. Ahora con saludos a puñetazos, cobra mayor protagonismo la mirada porque toda la gestualidad se centra en los ojos y en las cejas. Es el nuevo saludo, que va en contra de nuestra cultura del contacto. Nos cuesta mucho no tocarnos y, abrazarnos, porque somos sumamente emotivos. Pues, el saludo es más que un gesto de cortesía.  

En 1929, una enfermera llamada Leila, Given escribió un artículo lamentando la pérdida de algunos saludos tradicionales en contra del apretón de manos. Diciendo que las manos eran "agentes de transferencia bacteriana" y que darse la mano, era un gesto lleno de gérmenes.

En la sociedad payanesa del siglo XIX, una breve inclinación de cabeza era lo frecuente en salones, visitas y lugares cerrados. Y, en la añeja galantería del Popayán que se nos fue, en la calle se saludaba con el sombrero en señal de respeto. En las escuelas públicas, los alumnos usaban el saludo verbal y gestual, tan pronto ingresara al salón de clase el profesor, rector o cualquier persona, debían ponerse de pie, saludando al unísono con un “buenos días” o “buenas tardes”, según la hora.

Hasta hace poco, acompañábamos el saludo con presteza verbal, diciendo: “me encantó saludarlo”, “mucho gusto en saludarlo”. Y a las damas, en gesto protocolario, se les estampaba un beso cariñoso en la mejilla. Ahora el veto al contacto físico es obligante porque, el coronavirus forma parte de la vida diaria.  Entonces, nos tocó adoptar otras costumbres porque, la forma de saludar seguirá siendo una gran incógnita.

Civilidad: Conformarse con la gestualidad, popularizando el agite de mano en alto o inclinando levemente la cabeza, en señal de salud y afabilidad.  

 

 

 

 

domingo, 7 de noviembre de 2021

Se acerca la Navidad

 

Dentro de un mes, exactamente, estaremos bajando el telón de la Navidad, dándole la bienvenida a las festividades, época esperada por niños y adultos, durante un año. Las ondas hertzianas tocarán los villancicos que originariamente eran canciones profanas con estribillo de origen popular y a varias voces. El declive de la antigua forma del villancico, ahora se conoce más, como un género de canción. Es evidente que no tocan ni de cerca el tema religioso. no hablan de María, ni de José, ni de Belén o del niño al que la noche del 24, vio nacer en un pesebre.

La Navidad no es lo que era. Se trata de una simple perturbación en el largo río del tiempo. Pocas celebraciones han evolucionado tanto como la Navidad, por ello, trataré de sumergirme en la historia de estos festejos para lectores mayores de treinta años, antes de que sean sustituidas por otras.

Vamos puntualizando de a poco. Con la llegada de diciembre, doceavo mes del calendario, llega también, una de las tradiciones más antiguas y más queridas por todos. Las velitas y faroles de todos los colores, llenan de magia la noche del 7 de diciembre con la que inicia oficialmente la Navidad. Esa noche conmemoramos el momento en que el Arcángel Gabriel anuncia a María que fue la elegida, desde antes del nacimiento, que será la madre de Jesús.

En las cocinas payanesas de vieja tradición desempolvarán la infaltable, paila de cobre y la cagüinga para la preparación de natilla, rosquillas y buñuelos. En algunas familias se darán a la ardua tarea de elaborar los dulces calados, el dulce manjarblanco, manjarillo y, el dulce cortado.

El término “



aguinaldo” conocido gracias a la antigua tradición consistente en realizar pequeños juegos para dar y recibir regalos, que se entregan el 24 de diciembre. Es  parte de una tradición que tiene orígenes muchísimo antes de la era cristiana para  dar y recibir propiciando la abundancia. Realizar juegos y departir en familia o con amigos se volvió una constante; siendo uno de los más populares, “al preguntar y no contestar el sí y el no”, ya que es muy difícil resistirse o no responder

También, se acostumbraba a jugar al “beso robado”, durante la época de las novenas que van del 16 al 24 de diciembre y que consistía en robarle un beso a la pareja, pero sin dejar que ella se lo diera a uno. Tenía sus variaciones, dependiendo de la creatividad y las condiciones de las parejas, pudiéndose jugar solo a un beso en un solo día y quien lograra robarlo, se ganaba el aguinaldo. Otra, era poner un límite de besos. Por ejemplo, quien llegara primero a los diez besos, se haría ganador del premio del perdedor.

Uno de los juegos más populares era, “palito en boca”, que consistía en mantener durante el juego, siempre algo en la boca. Una pajita, un palillo, lo que fuera, siempre y cuando permaneciera en la boca, enseñándoselo cuando alguien del grupo exclamara la frase: “¡pajita en boca!”, ante lo cual debía abril la boca y mostrar lo que tenía allí oculto. Luego entonces, si no tenía nada, perdía y el ganador del regalo era de la persona que había logrado descubrir que tenía la boca vacía.

 En esta temporada decembrina, lo importante es disfrutar y recuperar o mantener las tradiciones de nuestros antepasados, que precisamente por curiosas y simpáticas, se resisten a desaparecer.

Civilidad: La Navidad y el Año Nuevo están a la vuelta de la esquina. Transmitamos buenos deseos en estas fiestas, augurando un excelente porvenir para Colombia. 

 

 

 

viernes, 5 de noviembre de 2021

50 años del fallecimiento del Dr. Guillermo León Valencia.

 

Hago uso de la palabra escrita, hoy 4 de noviembre para conmemorar 50 años del fallecimiento del doctor Guillermo León Valencia Muñoz, acaecida en la ciudad de Nueva York (Estados Unidos) Complacido agradecí ayer, la designación de su familia y de amistades muy cercanas, al estadista Valencia, para enaltecer la memoria de ese hombre quien fuera un gran constructor de la paz ¡Hablar de Valencia es hablar de Popayán!

Sin duda alguna, fue un mandatario firme, pero tolerante. De allí que sea imperioso hacer esta evocación para las nuevas generaciones y, para quienes la historia pasa veloz. En estos momentos difíciles que vive la patria, hay que decir que el presidente valencia siempre tuvo en su imaginario la pacificación del país, con la esperanza de la armonía entre los colombianos. Y a fe que la construyó y la obtuvo, pues, en medio de los días sin tregua de la violencia, la alcanzó, por lo cual la historia lo consagra como el “presidente de la Paz”. Rememoremos la historia de Colombia, porque al terminar su periodo presidencial, la gente despidió con aplausos en las calles a Valencia el 7 de agosto de 1966, y hoy más que nunca, lo recordamos como «el presidente de la paz».

Empero, hablar de los males presentes, de la violencia de nuestros días, no solo incumbe al gobierno en su conjunto, sino a todo el pueblo, de manera especial a los gremios, tanto de trabajadores como de empresarios, a los partidos políticos, a los medios de comunicación, como a los mismos alzados en armas.  Son entonces, los sectores dirigentes de la sociedad colombiana quienes deben asumir su cuota de responsabilidad por su inacción ante las posibilidades de desarrollo socioeconómico de nuestro país, la cual ha influido en la situación de pobreza y violencia que padecen amplios sectores de la población. Capítulo aparte merece examinar en detalle los distintos aspectos que configuraron el proceso político colombiano en aquella etapa y, específicamente, el arduo, complejo y sinuoso camino de construcción del Pacto frente nacionalista para combatir las repúblicas independientes, cambiándoles de metal a los combatientes. En esta corta disertación, me atrevo a contarle al auditorio, que Valencia enfrentó esa tarea a nombre de las libertades, pero, que, jamás apeló a suspender las libertades, para que tuviera eficacia su propósito de reconstruir la seguridad ciudadana.

Y si las nuevas generaciones me preguntan por el pensamiento de Valencia Muñoz, frente a la Universidad del Cauca, les diré, que enfrentó el movimiento estudiantil de 1965, sosteniendo la nítida expresión de que la universidad, debía ser un recinto de masas, un recinto de ciencia, un recinto de debate, pero nunca un escenario de violencia.

El presidente Valencia Muñoz fue el presidente de la fraternidad, ilustre por dinastía, pero también, ilustre en humanismo e ilustre en sentido común. Se supo rodear de las mejores personalidades para el manejo de la economía, en momentos difíciles del país, pero siempre, manteniendo los preceptos de la doctrina social de la Iglesia. Su intuición y agilidad mental le permitieron sortear las dificultades y conseguir los asesores apropiados. Se hizo célebre con su visión "milimétrica” para ocupar los puestos públicos llamando, tanto a conservadores como liberales, actitud que provocó el agradecimiento de unos y el desconcierto de otros.

Creó la Junta monetaria en la dirección correcta para construir el entendimiento entre empresas y trabajadores. Durante su administración hubo una interesante reforma laboral. Se aumentó a casi un 20 por ciento del presupuesto el rubro correspondiente a la educación. En síntesis, era un hombre firme contra los violentos, pero un transformador imborrable de la vida nacional. Cómo olvidar, que algunas de las llamadas drogas genéricas se rebajaron a cerca del 60 por ciento de su valor comercial para favorecer a las gentes de menores recursos, lo que motivó también, a que, lo llamaran el “presidente de los pobres”. Durante su cuatrienio estimuló la vivienda social, inaugurando ciudad Kennedy en Bogotá y, se me preguntan por el Cauca, les diré que allí están los bastos planes de vivienda popular de Popayán: Pandiguando y la Esmeralda; pero también, déjenme recordarles, que designó como ministro de obras públicas al caucano Tomás Castrillón Muñoz para que terminara la obra de infraestructura pavimentada y tan anhelada como lo es la vía Cali Popayán. Además, adecuó y entregó, el aeropuerto que hoy, lleva su nombre en Popayán.

Desde luego, durante su gobierno, también sufrió percances y contratiempos. La devaluación del peso, la caída del precio interno del café, las huelgas estudiantiles lo obligaron a decretar el Estado de Sitio, y ante los ruidos de sables y, continuos rumores de golpe militar, el presidente Valencia con arrojo y con valor, destituyó a su ministro de Guerra, general Alberto Ruiz Novoa.

Era un idealista, un sencillo ciudadano que entró y salió pobre de la presidencia de Colombia. Salió del cargo, sin cargos, pues siempre estuvo acompañado de la honestidad que es una de las mayores cualidades de carácter que puede poseer un ser humano. Era pues, un romántico de la vida que, por amor y valor patriótico, siempre defendió sus tesis.   Así era Guillermo León Valencia.