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domingo, 27 de noviembre de 2022

La tradición patoja

 



Más acá del inmortal y gigante volcán de Puracé, se encuentra la fecunda Popayán mostrando su vejez. Es una ciudad cargada de leyendas. Por esta época, de convivencia en sus casonas, resucita la alegría al lado del fogón familiar para darle gusto al paladar consumiendo sus especialidades culinarias. Estrechamente relacionada con el frio invernal, repito: “Cielo, suelo y pan los de Popayán”. Ello, porque es la ciudad tradicional, donde las personas somos muy arraigadas a sus costumbres. Por esta temporada degustamos las comidas típicas de alto contenido calórico, para reponer el gasto de energía que el cuerpo sufre para mantener el calor corporal. Y entonces, la característica principal que engloba la gastronomía temporal, es consumir alimentos dulces.  

 

Soy un enamorado de la Navidad desde mi tierna infancia, y me siento muy feliz cuando se acerca el mes de la alegría, para compartir las tradiciones en familia y transmitir la importancia de dar y recibir amor; de ser solidarios, de alimentar el espíritu y de disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. Todo ello, convertido en el mejor regalo que podemos ofrecer a nuestros seres queridos.

Es pues, la Navidad la época ideal para conocer las tradiciones, las costumbres y para deleitar algunos de los platos más representativos de la cocina payanesa. De allí este escrito, para que se conozca un poco más sobre nuestros gustos y sabores.

La tradición patoja con comida típica que no puede faltar en las mesas de las familias durante este tiempo. El encurtido y el plato de “Noche Buena” son comidas navideñas que se remontan a los viejos tiempos de la Popayán de antaño; de la colonia, cuando todavía no despuntaba la república. Aquí encontraron los españoles los insumos para sustituir los que tenían allá en sus tierras. Esa vistosa y muy agradable bandejita con sabor indígena, afro, y europeo, dio origen al plato de nochebuena patojo que contiene los desamargados de: limones, naranjas agrias, brevas caladas, higuillos, cidras, papaya, ajíes dulces, manjar blanco, manjarillo, dulce de leche con panela, buñuelos de almidón de yuca, hojaldras y las rosquillas, como símbolo de la coronación de la reina.

Al acercarse los festejos de navidad y fin de año, crece la necesidad de preparar y alistar los alimentos para lucir en los ritos costumbristas. Ya lo saben, cual es el plato predilecto para servir en estos días para degustar en las cenas navideñas y para entrar en calor en esta temporada. Nada mejor que un delicioso platillo de colorines y apetitosos dulces navideños.  Quería recordar estas viandas para la noche de navidad y de fin de año que las familias deberían conservar por siempre.

Pero, además de los dulces para el cuerpo, necesitamos otros confites para el alma. La navidad nos dulcifica y, si ponemos en práctica la unión para, pasar más tiempo en familia como núcleo fundamental de la sociedad, aprenderemos a amar con el corazón.  Realizar actividades propias de diciembre adornando la casa, de tal manera que en su interior resplandezca la fe, la paz y el sincero amor. Ser generosos en verdadera acción de amor y en silencio, sin esperar nada a cambio. Ennoblecer el alma expresando gratitud para que desaparezca el miedo y surja la abundancia. Y, desde luego, pasar la página del rencor, perdonando a quienes nos han hecho daño para alcanzar la paz total.

Civilidad: Se aproxima la temporada propicia para valorar la paz y el amor como verdadero significado de la Navidad.

 

 

 

domingo, 20 de noviembre de 2022

La música de diciembre

 


Se acerca el mes de la alegría y con él, la música de diciembre. Música tropical colombiana como la conocemos hoy en día. Menos mal, sin ninguna evolución histórica desde que empezó hace muchos años. Es decir, que la música que vivimos y disfrutamos en las fiestas navideñas hoy, son y seguirán siendo los mejores éxitos del ayer que se nos fue. Es la música parrandera que no ha sido destronada. Que la hayan reciclado en otras voces, es cosa muy distinta.

Remontándonos a los años cuarenta, en Colombia nació la más importante figura de la música popular colombiana del siglo XX, Guillermo de Jesús Buitrago Henríquez quien fuera el pionero del vallenato en el interior del país. Fue en la ciudad Amurallada, en el tercer piso de una emisora, donde se grabaron "Las mujeres a mí no me quieren" y "Compae Heliodoro", esta última, una canción de Buitrago dedicada a su amigo de toda la vida, Heliodoro Egüis Miranda.

Cuentan que las muchachas se volvían locas por Buitrago, quien se vestía siempre de blanco. Su porte, cabello rubio y ojos azules, lo hacían muy atractivo. La gente se agolpaba en los radioteatros de las emisoras para verlo y oírlo cantar. Entre 1943 y febrero de 1949, Buitrago grabó unas cincuenta canciones para discos Fuentes. Entre ellas, La gota fría”, que Buitrago grabó con el nombre: “Qué criterio y "Grito vagabundo", del compositor Buenaventura Díaz.  En lo que respecta a su melodía y a la construcción y calidad de sus versos y de sus estrofas de la canción "La víspera de año nuevo”, es una obra maestra de nuestro cancionero de Navidad y Año Nuevo que año tras año seguirá discurriendo en nuestro ambiente navideño y, para siempre.  

Otra canción que no dejará de sonar en las ondas hertzianas ni en las fiestas familiares es “Arbolito de navidad”, del compositor Colombiano José Barros, interpretado por el Colombiano Guillermo Buitrago, tema emblemático de las navidades, para bailar en navidad, fiesta de fin de año y año nuevo.

Como ignorar a Buitrago, quien no solo fue la primera estrella de la música popular colombiana, fue también fue una especie de mecenas de muchos compositores sin los que hoy no podría ser concebido el folclore del país. Sacó del anonimato a Rafael Escalona, a Emiliano Zuleta, a Abel Antonio Villa -de quien fue gran amigo-, a Tobías Enrique Pumarejo, a Chema Gómez, a Luis Pitre y a Eulalio Meléndez, el compositor de "La piña madura".

Buitrago murió muy joven, de 29 años, pero más de ochenta años después, sigue vigente su música en Colombia. El mismo año de la muerte de Guillermo Buitrago, Discos Fuentes realizó un concurso radial para encontrar el sucesor con la voz más parecida a la de Buitrago, encontrando en Julio César Sanjuán Escorcia un estilo artístico y una voz que le hizo merecedor del seudónimo de "Buitraguito". Julio César (Buitraguito), quien hiciera parte del trío de Bovea y sus Vallenatos llevando en alto este género musical por más de 60 años, creando su propia historia. Es pues, un icono de la Navidad y un referente del vallenato de cuerda que inmortalizó la música de Buitrago.

Civilidad: “Arbolito lindo de navidad que siempre florece los 24...que me vas a dar”

domingo, 13 de noviembre de 2022

Peatonalizar o no a Popayán

 


Con la proximidad de las fechas navideñas, retomo el tema de la peatonalización. El amor por mi ciudad, me mueve a machacar sobre lo que hoy, se ha convertido en una necesidad muy sentida en Popayán. Desde luego, este tipo de situaciones   generan las reacciones más variadas; desde la aceptación absoluta, hasta el mayor de los rechazos.

 

Durante los últimos días se escuchan comentarios en corrillos callejeros, y mentideros de detractores para todos los gustos, entre otros: “que el parque de Caldas lo volvieron una sancochería”; “que cerrar el centro histórico perjudica a los comerciantes legales”; “que la peatonalización favorece la informalidad”; que la “sala de recibo” es una vergüenza¸ “que el marco central no tiene un estatuto para su manejo”; “que el parque de Caldas con carpas, caballos, mulas y mercaderías volvió al año 1920” …

Aunque sin datos actualizados sobre los vendedores callejeros, todo apunta a que siguen posesionándose y en aumento, sin permitir el tránsito libre por las aceras a los peatones, debiendo hacerlo por las calles invadidas de automotores con alto riesgo para su humanidad. Y claro, los vendedores ambulantes, son los más entusiasmados con la peatonalización de las hidalgas calles, porque el problema no es ellos, sino los que compran. Sostienen que, si “piedras sacan a la venta, piedras se venden”.

En verdad, cada vez, es más necesaria la peatonalización del casco histórico de Popayán.  Hay que destronar al vehículo automotor  como el rey de la ciudad  e imponer organización a los vendedores ambulantes para dejar más espacio al peatón, al turista, al ciclista, reduciendo la contaminación, creando oportunidades que permitan tejer nuevas y más estrechas relaciones entre los habitantes de esta hermosa ciudad. Qué tal si institucionalizan “la Popayán de 15 minutos”, para que,  mediante desplazamientos cortos, se pudiera reducir los trayectos de a pie o en bicicleta. Que pudiéramos llegar al sitio de trabajo, a los bancos, a la escuela, a la universidad, reutilizando las bellas casonas, hoy convertidas en pequeños ventorrillos con fines comerciales.  

Como están las cosas hoy, no hay coordinación ni acción. Las secretarias de gobierno y tránsito están desarticuladas con los comerciantes formales e informales, y, con los vecinos que aún viven en el centro de la ciudad, dándole así, la razón a los detractores del alcalde. No es que lleguen tarde a controlar el problema, sino que es una contrariedad que amenaza con desbordarse si no se hace algo de manera eficiente.

En Popayán, aún existe la creencia de que el vehículo es símbolo de ascensión y “status” social; en tanto que, el humoso transporte colectivo, es un medio inseguro, sucio, contaminante, poco eficiente, mal sincronizado y peligroso. En fin, pasamos por un problema cultural, porque cambiar los hábitos de una sociedad, siempre será complicado. Cierto, porque a un número importante de ciudadanos, de manera habitual le gusta, llegar en carro hasta la puerta de su destino.

Concluyendo, urge la transformación hacia una ciudad más eficiente, más limpia y menos contaminada. La solución, está en manos de todos, desde la alcaldía hasta en cada uno de nosotros. Tomar conciencia para desplazarnos dentro de la ciudad es una de las formas de colaborar como parte del problema.   

Civilidad: Es necesario estudiar detenidamente los flujos de movilidad existentes para que la peatonalización propuesta mejore el entorno.

 

sábado, 5 de noviembre de 2022

Extrañas evoluciones de Popayán

 


Siempre se ha dicho que Popayán era una ciudad ilustre entre las ciudades de Colombia. Que la edificaron con heroísmo e inteligencia que acampó entre los muros de barro para quedarse para siempre.

Pero, pareciera que mis escritos, divagaciones y comentarios son inútiles. Poca atención prestan a esa literatura histórica, cualidad de mi amada ciudad que me agrada narrar. Por eso, hoy me inclino a buscar luz en las tinieblas de lo que fue la antigua “Popaiam”.   

En mi caminar retardatario por sus calles, encuentro lo que todos ven. La física nos enseña que la evolución con los años no siempre se produce hacia adelante, sino que también puede retroceder. Y, la filosofía enseña que lo temporal no siempre es pasajero, ni que lo establecido es eterno. De allí que, las huellas del ayer están en el hoy para crear un mañana.

Me despojo del exceso de optimismo, en este momento crucial de la ciudad y, encuentro que este pueblo que fue exageradamente amigo del ornato, escrupulosamente aseado en sus personas y viviendas, ha caído en el embrujo del desaseo y el desorden. Hasta la faz de la ñapanga se transfiguró. Antes, las mujeres se preocupaban por aparecer radiantes de belleza, para dejar pasmados de admiración a los hombres. Ahora, en gustos no hay disgustos: hombres con conductas, atuendos y estilos femeninos, contrarios a su propio género y, mujeres disfrutando de conductas, atuendos y estilos masculinos.

De un tiempo para acá, también mutó la calidad del aire en el histórico “parque de Caldas”, que, ayudaba a combatir el calor y la contaminación como una isla arbolada, con su vegetación, produciendo oxígeno. Era el lugar perfecto para relajarse. Era la sala de recibo de Popayán, dejando admirar en su entorno, edificios e instalaciones de gran valor histórico y cultural.

No tengo la más ligera duda de que este pueblo popayanejo fuera amante de la buena música y la cultura.  Lo comprueban por estos días, las chirimías recorriendo las calles. Nuestra música vale, pues, hubo excelentes músicos y compositores que cosecharon grandes aplausos a nivel nacional. Pero, el cambio generacional, trastocó las tendencias que acostumbran el oído de personas a ciertos sonidos no musicales.  

En esta comarca del occidente colombiano, evoluciona a “toda máquina” “la modernidad”. Repito, como las letanías, que transitar por las calles de la ciudad, ya sea como conductor, pasajero o peatón, es un calvario. El tráfico cada día, es más desordenado. Por el aumento del parque automotor, en especial, las incontrolables motos y, Popayán sigue embotellada por falta de vías y no hay a la vista proyectos macro para solucionarlo.

Popayán tiene una deuda pendiente: la cultura ciudadana. El ciudadano de a pie dejó de ser una prioridad. Cogió fuerza la anarquía. El conductor parquea donde le plazca. Las “cebras”, los semáforos, las señales de tránsito y los senderos peatonales, son un saludo a la bandera.  Existe desazón por la invasión del espacio público. Los atascos vehiculares y las ventas ambulantes en los andenes no dejan caminar al peatón.

Pudiera ser que, en el resto de los días, podamos gozar de las calles totalmente terminadas para que todos en un haz de voluntades, logremos que Popayán rescate su identidad y siga siendo, la ciudad más hermosa de Colombia. 

Civilidad: La ilusión, va de la mano con el esfuerzo que hace el alcalde @jclopezcastri en la recta final de su mandato.

 

 

En tu cumpleaños

 



Hoy cumplirías

un año más de vida

celebraríamos este día

Amada esposa mía

 

Mi voz herida

Te reclama

En este invierno

cuando tú me faltas

 

Un año más de tu partida

En este invierno que hiela

Estoy sin tu dulce compañía

,

Con la melancolía del barco en tierra

Veo tu silueta en mi ventana

Es la soledad y la inclemencia

 

A tres años de tu partida

no sanan mis heridas

ni la misma muerte

 me separa de ti.

 

HDG. Rio Blanco 05/11/2022