Con
algunos días de diferencia marcharon hacia la eternidad, Cate Campo y Román. Cero y van dos, ¡cuánta falta hacen en
Popayán! Hoy, Ricardo Román Sánchez, habita la casa del
Padre eterno. Estas líneas a manera de homenaje, evocando su humor periodístico
que nos hacía más llevaderos los momentos más difíciles. Román, dueño de un periodismo satírico,
incorporando a sus escritos el humor. Se
había constituido en una autoridad periodística en la ciudad para criticar y
burlarse con adjetivos calificativos, que siguen siendo noticia de primer
orden, “el turimbistumbis”. Lastimosamente esas noticias malas no paran. Durante
su existencia confrontó, más que dificultades técnicas, las vicisitudes financieras
para salir a la luz pública. Incidencias que siguen siendo las mismas.
Ricardo Román, sin dejarse
arrastrar por ese torbellino inmisericorde de las contiendas políticas, caminaba
la ciudad con paso lento averiguando la noticia que no faltaba. Lo que no
encontraba era la financiación, porque no se ahorraba en sus sarcásticos
comentarios contra la incompetencia e inmoralidad en ese foco canceroso de
algunos funcionarios públicos y privados. Hoy no hay quien llene ese vacío para
satirizar las “riñas de
gallos” entre funcionarios del gobierno; el fastidio, la modorra pueblerina, la
pacatería de las costumbres en medio de los desfiles religiosos. Ricardo, concurría
a todo este ajetreo alborotado con una prudente y silenciosa distancia. Pese a
su código tácito de periodista, se entrometía en la política y en la cosa
pública local. Fustigaba los hechos, con un arsenal de frases y sentencias,
comprometiéndose y enfrentándose al ilimitado universo de circunstancias que le
dieron fama a su periódico “La Nigua”, que era
el ojo vigilante del alma de los payaneses; que, picaba y rascaba dejando una
sensación agradable entre sus lectores. Era
pues, el periódico del pueblo de Popayán para la reflexión e información de lo
que nos estaban haciendo con el abuso del poder político y económico. “La Nigua” era libre, era el ojo visor del
alma de los payaneses. Picaba dejando
roncha en unos y, en otros, una sensación agradable. “La Nigua”, era la voz de
los oprimidos, un trabajo contracorriente de los desapercibidos. Era un
informativo para reflexionar sobre el quehacer diario, cuyo objetivo era
representar una realidad mediante una parodia o exageración. En fin, era el
periódico del “Pueblo de Popayán”. Ricardo, representaba la tuerca que
apretaba ante el abuso de ese juego complejo de la política que afecta a todo
el mundo. Enfrentaba dilemas de ética
periodista al revelar que los festejos para los periodistas en su día, por la
complicidad entre empresas y gobierno que debajo del agasajo se ocultaba.
La
pluma de Ricardo Román con imaginación, era única, genuina, porque, definitivamente
había escogido la carrera de su vida. Periodista viene de periódico y,
periódico proviene de período. Así que durante el período de vida que pasó
Ricardo, fue el mejor momento, vislumbrando su existencia con nuevos sentidos,
sin doblegarse por mirar el norte. Hoy, está en el período eterno, contemplando
las nubes, buscando allí, un acontecimiento que le permita hacer un buen
artículo o un buen reportaje para poner el grito en el cielo.
Civilidad:
Con cariño y gratitud,
abrazo fraterno a la esposa, hijos y demás familiares del periodista
Ricardo Román Sánchez, recordado por su dedicación y valiosa trayectoria en el
periódico “La Nigua”
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