Dándole rienda suelta a mi
imaginación, pensando en voz alta: “Qué falta” o “qué se puede mejorar” para
que niños, jóvenes, mujeres embarazadas, ancianos y ciudadanía en general,
mejoren su calidad de vida para lograr la convivencia en Popayán ¿Qué necesita
la ciudad que todos queremos?
En principio, digamos que el
espacio público de Popayán es de todos. Sin embargo, pareciera que, en la gran
mayoría de los casos, fuera de nadie, porque nadie se preocupa por él. Para recuperar
los espacios públicos: calles, parques, plazoletas, antejardines y andenes no
es necesario de mega obras ni muchos recursos económicos. Se requiere voluntad
política, actos de gobierno, cooperación constante entre ciudadanos, concejales
y lideres de la ciudad. Apremian estrategias de sensibilización sobre el uso
del espacio público y acciones de conservación
y preservación del sector histórico, considerado como “Bien de Interés Cultural”.
Las calles son los espacios
más públicos de la ciudad, aunque la mayoría de las veces son hostiles para los
peatones y ciclistas. Ofrecen peligro, por la velocidad y todo tipo de tráfico vehicular
que circula por ellas, sin comprender que también los peatones hacen uso
obligatorio de las calles, por el estado de deterioro de los andenes y ante la
invasión por cuenta de vendedores estacionarios. Los andenes y los pasos peatonales son para caminar, no para
estacionar vehículos o motocicletas; tampoco se
pueden convertir en refugios permanentes de personas implorando la caridad pública. Y es que, las
aceras o andenes se conviertieron también, en peligro eminente por el terrible estado de alerones y
techos. ¡Popayán se nos cae a pedazos! Son
pruebas indiscutibles que no están en la mente de los habitantes ni de la
autoridad local para promover el civismo. Entendido como el conjunto de cualidades que permiten a los ciudadanos
vivir en la ciudad respetando normas de convivencia, reglas y derechos básicos.
Se aproxima la semana mayor, que,
desde sus inicios, los desfiles sacros han tenido como escenario, el trazado
urbano de lo que hoy se conoce como Sector Histórico; cuyas fachadas siempre
han sido previamente enlucidas antes de la Semana Santa. Estamos
a tiempo para que “la ciudad que todos queremos”, no sea solo limpiarle temporalmente,
la cara con el blanco característico. Es pertinente, que se verifique e
inspeccione las edificaciones del Centro Histórico para reparar y conservar sus
estructuras coloniales, mediante incentivos de la municipalidad, que permitan
el cuidado y conservación de los inmuebles que son parte fundamental de la
riqueza patrimonial de Popayán.
Para
responder a estas reiterativas demandas, es imprescindible articular la
participación y colaboración público-privada efectiva, de tal manera que
ofrezca soluciones inmediatas y eficientes. Debería aprovecharse las
herramientas de las universidades con el uso de la inteligencia artificial, la
digitalización para la reconstrucción que implica agilizar procesos de estudios
de arquitectura e ingenierías para reforzar las tareas bajo el compromiso de
dar forma al embellecimiento del Marco
Histórico. Urge el mantenimiento, preventivo y correctivo al corazón de la
belleza de la ciudad que requiere
sostenibilidad urbana. Desde luego, restaurando el reloj que es uno de los símbolos emblemáticos de Popayán
que hace mucho tiempo marca el abandono.
Desde esta tribuna, creo que ya es hora, para que el alcalde de Popayán haga un
llamamiento a todas las partes involucradas, invitándolos a sumarse a esta
misión por la reconstrucción de la ciudad.
Civilidad: Juntos, podemos lograr la reparación de Popayán, con las diversas
mejoras que urge adelantar.
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