Los primeros cien días,
tienen solamente un significado simbólico. Un alcalde debe empezar a gobernar desde el día uno para
cumplir el programa en beneficio de la ciudad y de sus habitantes para mejorar
su desarrollo. Será exitoso, si tiene un buen plan de prioridades, estudiado
durante la campaña eleccionaria, coordinando un buen empalme y con un equipo de
gobierno de primer nivel, con iguales o superiores capacidades del alcalde. Si
ello es así, ofrecerá garantías para consumar el Plan de Desarrollo, adecuado
para enderezar los problemas de ciudad.
A Popayán, le hace falta más gestión de planeación
a mediano y largo plazo, en el entendido que hay que atender lo urgente sin
descuidar lo importante. La ciudad ha venido creciendo desordenadamente en las
últimas décadas. Propositivamente opino que, para darle impulso a un buen
gobierno, se necesitan recursos financieros. Hay que actualizar la información
financiera que permita un buen manejo de la hacienda pública para poner “orden
la casa” en materia fiscal. Se puede afirmar que el municipio “salta matojos”,
porque sus ingresos no son suficientes para cumplir con los gastos ni mucho
menos para inversión. Es urgente actualizar el Marco Fiscal de Mediano Plazo, acorde a la realidad local, adelantando
acciones para allegar más recursos de cofinanciación al presupuesto,
provenientes de entidades del orden departamental, nacional e internacional. No generando nuevos tributos:
impuestos, tasas, sobretasas y contribuciones, a los ciudadanos, sino actualizando
y poniendo al día datos, enderezando tantos entuertos que afectan las
finanzas.
Popayán no tiene dolientes, miremos por doquier. Todos
se benefician de ella, sin reciprocidad. No hay diagnóstico sobre vehículos
foráneos circulando por sus vías. De diez, dos están matriculados en la ciudad.
Es decir, ocho automotores de carga pesada, servicio público o privados de baja o 'alta
gama' no están matriculados en Popayán; pero ruedan utilizando la malla vial,
sin pagar rodamiento ni impuestos. ¿Qué hacer? Crear incentivos para “trasladar
la cuenta” a Popayán.
Hay numerosas propuestas, por espacio, menciono
solo dos. Primera, el municipio entregó mediante convenio de colaboración a una
empresa privada y foránea, las funcionalidades que permiten trámites y
servicios relacionados con tránsito y transporte, apoyados en una plataforma
digital. Bien, porque mejoró el tiempo de los trámites. Muy bueno para la
empresa privada que lleva las de ganar, recibiendo el 70% del recaudo, mientras
que el municipio toma solo el 30%, en detrimento de las finanzas, sin solución
a la movilidad ni orden al trasporte de la ciudad. Entregando, además, la ganga
a gratuidad de las instalaciones físicas, bienes y muebles durante 15 años.
Segunda, la recogida de las basuras, se
privatizó, prorrogó y, cambió su razón social, sin mejorar la proporcionalidad
de sus ingresos. Pues, mientras la empresa privada recibe, el 80%, el municipio
toma solo el 20%, recaudados a través de la plataforma del servicio de agua cuya
desproporción en las tarifas son seis veces menor (20.000/120.000) que las altas
tarifas del pésimo servicio de aseo.
Con un ojo puesto en el pasado, recordemos, la
deuda con los hermanos Solarte, inicialmente era de cuatro mil millones; hoy la
deuda asciende a ciento veintiocho mil millones. ¿Quién paga? el Municipio de
Popayán, con los tributos de los ciudadanos ¡Todo pasa sin que pase nada,
porque Popayán no tiene dolientes!
Civilidad: Anhelamos a un verdadero clima de
esperanza, generando confianza para dejar atrás los sinsabores, cuando se haga
la devolución de las empresas municipales, sin bajar la guardia, hasta
consolidar las finanzas de Popayán.
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