Estamos pasando por la
era de la informática, que muestra a la sociedad de la información fruto de la
innovación y la transformación social. Desde mediados del siglo XX se han
producido importantes transformaciones en nuestra sociedad que afectan a todas
las esferas de la vida. En el centro de las transformaciones están los cambios
tecnológicos de base digital aplicados al conocimiento, a la información, y a la
economía globalizada. En la contabilidad, corresponde a las denominadas
“5 uves”: volumen, variedad, velocidad, veracidad y valor. Ello afecta
también, al imaginario de sociedad, a la forma en la cual se concibe el
entramado de relaciones interpersonales. En esta
modernidad avasalladora, en muchas ocasiones, cuando necesitamos comunicarnos
con alguien, recurrimos a las redes sociales para “chatear”. Término referido al tipo de conversación digital que se da a
través de la red de Internet entre dos o más personas o usuarios. La
comunicación por chat se lleva a cabo por mensajes de texto, llamadas, videollamadas
grupales o audio-chat. Infortunadamente las redes sociales se han
convertido en la cloaca donde se vierten sus más bajas pasiones en el grueso de
nuestra sociedad. Hacen de ella una sucia corriente de mala educación,
grosería, enfrentamiento, agresividad, altanería, y odio desenfrenado. Mucha gente usa las redes sociales no para unir, ni
para ampliar sus conocimientos, sino para encerrarse en su propio yo, donde el
único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son
los reflejos de su propia cara. La evolución de las redes
sociales ha sido rápida y profunda. Tiene sus ventajas porque genera mayor
comunicación e interacción entre los jóvenes a través de WhatsApp,
YouTube, Facebook, Instagram, Twitter y el TikTok
que es de las redes sociales más nuevas actualmente. Así están mejor informados. Vencen la timidez a través de
las redes sociales. Facilita la relación entre las personas sin las barreras
culturales y físicas.
Ante
nuestros ojos se están formando sociedades de un tipo nuevo. Serán las
sociedades postindustriales si se pretende señalar la distancia que las separa
de las sociedades de industrialización que las han precedido, y que todavía se
mezclan con ellas tanto bajo su forma capitalista como bajo su forma
socialista. Se las denominará sociedades programadas si se intenta definirlas
ante todo por la naturaleza de su modelo de producción y de organización
económica. Esta última expresión parece ser la más útil por ser la que indica
más directamente la naturaleza del trabajo y de la acción económica (Touraine,
1973:5).
Como
corolario social, también se encuentra la sociedad del riesgo (Beck, 1986). Quien
considera que la sociedad actual es una etapa avanzada de la modernidad y
propone una visión hasta cierto punto alarmante, pues considera que "la
sociedad del riesgo es una sociedad catastrófica. En ella, el estado de
excepción amenaza con convertirse en el estado de normalidad" (Beck,
1998:30). Este riesgo o catástrofe debido a la complejidad de la
sociedad y a la falta de capacidad explicativa de las instituciones y
estructuras de la sociedad industrial. Por lo tanto, son riesgos asociados a lo
social, lo político y económico, por la pérdida del control de las
instituciones sociales.
Civilidad: Se
está configurando un nuevo modelo social ante la mirada atónita de una
ciudadanía a la que no se le otorga más condición que la de mera convidada de
piedra.