Buscar en El Viejo Farol

sábado, 22 de febrero de 2025

El Nuevo Orden Social

 



Estamos pasando por la era de la informática, que muestra a la sociedad de la información fruto de la innovación y la transformación social. Desde mediados del siglo XX se han producido importantes transformaciones en nuestra sociedad que afectan a todas las esferas de la vida. En el centro de las transformaciones están los cambios tecnológicos de base digital aplicados al conocimiento, a la información, y a la economía globalizada. En la contabilidad, corresponde a las denominadas “5 uves”: volumen, variedad, velocidad, veracidad y valor.  Ello afecta también, al imaginario de sociedad, a la forma en la cual se concibe el entramado de relaciones interpersonales. En esta modernidad avasalladora, en muchas ocasiones, cuando necesitamos comunicarnos con alguien, recurrimos a las redes sociales para “chatear”. Término referido al tipo de conversación digital que se da a través de la red de Internet entre dos o más personas o usuarios. La comunicación por chat se lleva a cabo por mensajes de texto, llamadas, videollamadas grupales o audio-chat. Infortunadamente las redes sociales se han convertido en la cloaca donde se vierten sus más bajas pasiones en el grueso de nuestra sociedad. Hacen de ella una sucia corriente de mala educación, grosería, enfrentamiento, agresividad, altanería, y odio desenfrenado. Mucha gente usa las redes sociales no para unir, ni para ampliar sus conocimientos, sino para encerrarse en su propio yo, donde el único sonido que oyen es el eco de su voz, donde lo único que ven son los reflejos de su propia cara. La evolución de las redes sociales ha sido rápida y profunda. Tiene sus ventajas porque genera mayor comunicación e interacción entre los jóvenes a través de WhatsApp, YouTube, Facebook, Instagram, Twitter y el TikTok que es de las redes sociales más nuevas actualmente. Así están mejor informados. Vencen la timidez a través de las redes sociales. Facilita la relación entre las personas sin las barreras culturales y físicas.

Ante nuestros ojos se están formando sociedades de un tipo nuevo. Serán las sociedades postindustriales si se pretende señalar la distancia que las separa de las sociedades de industrialización que las han precedido, y que todavía se mezclan con ellas tanto bajo su forma capitalista como bajo su forma socialista. Se las denominará sociedades programadas si se intenta definirlas ante todo por la naturaleza de su modelo de producción y de organización económica. Esta última expresión parece ser la más útil por ser la que indica más directamente la naturaleza del trabajo y de la acción económica (Touraine, 1973:5).

Como corolario social, también se encuentra la sociedad del riesgo (Beck, 1986). Quien considera que la sociedad actual es una etapa avanzada de la modernidad y propone una visión hasta cierto punto alarmante, pues considera que "la sociedad del riesgo es una sociedad catastrófica. En ella, el estado de excepción amenaza con convertirse en el estado de normalidad" (Beck, 1998:30). Este riesgo o catástrofe debido a la complejidad de la sociedad y a la falta de capacidad explicativa de las instituciones y estructuras de la sociedad industrial. Por lo tanto, son riesgos asociados a lo social, lo político y económico, por la pérdida del control de las instituciones sociales.

Civilidad: Se está configurando un nuevo modelo social ante la mirada atónita de una ciudadanía a la que no se le otorga más condición que la de mera convidada de piedra.

 

sábado, 15 de febrero de 2025

¿Qué haría usted si fuera alcalde?

 


Los primeros cien días, tienen solamente un significado simbólico. Un alcalde debe empezar a gobernar desde el día uno para cumplir el programa en beneficio de la ciudad y de sus habitantes para mejorar su desarrollo. Será exitoso, si tiene un buen plan de prioridades, estudiado durante la campaña eleccionaria, coordinando un buen empalme y con un equipo de gobierno de primer nivel, con iguales o superiores capacidades del alcalde. Si ello es así, ofrecerá garantías para consumar el Plan de Desarrollo, adecuado para enderezar los problemas de ciudad.

A Popayán, le hace falta más gestión de planeación a mediano y largo plazo, en el entendido que hay que atender lo urgente sin descuidar lo importante. La ciudad ha venido creciendo desordenadamente en las últimas décadas. Propositivamente opino que, para darle impulso a un buen gobierno, se necesitan recursos financieros. Hay que actualizar la información financiera que permita un buen manejo de la hacienda pública para poner “orden la casa” en materia fiscal. Se puede afirmar que el municipio “salta matojos”, porque sus ingresos no son suficientes para cumplir con los gastos ni mucho menos para inversión. Es urgente actualizar el Marco Fiscal de Mediano Plazo, acorde a la realidad local, adelantando acciones para allegar más recursos de cofinanciación al presupuesto, provenientes de entidades del orden departamental, nacional e internacional. No generando nuevos tributos: impuestos, tasas, sobretasas y contribuciones, a los ciudadanos, sino actualizando y poniendo al día datos, enderezando tantos entuertos que afectan las finanzas.   

Popayán no tiene dolientes, miremos por doquier. Todos se benefician de ella, sin reciprocidad. No hay diagnóstico sobre vehículos foráneos circulando por sus vías. De diez, dos están matriculados en la ciudad. Es decir, ocho automotores de carga pesada, servicio público o privados de baja o 'alta gama' no están matriculados en Popayán; pero ruedan utilizando la malla vial, sin pagar rodamiento ni impuestos. ¿Qué hacer? Crear incentivos para “trasladar la cuenta” a Popayán.  

Hay numerosas propuestas, por espacio, menciono solo dos. Primera, el municipio entregó mediante convenio de colaboración a una empresa privada y foránea, las funcionalidades que permiten trámites y servicios relacionados con tránsito y transporte, apoyados en una plataforma digital. Bien, porque mejoró el tiempo de los trámites. Muy bueno para la empresa privada que lleva las de ganar, recibiendo el 70% del recaudo, mientras que el municipio toma solo el 30%, en detrimento de las finanzas, sin solución a la movilidad ni orden al trasporte de la ciudad. Entregando, además, la ganga a gratuidad de las instalaciones físicas, bienes y muebles durante 15 años.

Segunda, la recogida de las basuras, se privatizó, prorrogó y, cambió su razón social, sin mejorar la proporcionalidad de sus ingresos. Pues, mientras la empresa privada recibe, el 80%, el municipio toma solo el 20%, recaudados a través de la plataforma del servicio de agua cuya desproporción en las tarifas son seis veces menor (20.000/120.000) que las altas tarifas del pésimo servicio de aseo.

Con un ojo puesto en el pasado, recordemos, la deuda con los hermanos Solarte, inicialmente era de cuatro mil millones; hoy la deuda asciende a ciento veintiocho mil millones. ¿Quién paga? el Municipio de Popayán, con los tributos de los ciudadanos ¡Todo pasa sin que pase nada, porque Popayán no tiene dolientes!

Civilidad: Anhelamos a un verdadero clima de esperanza, generando confianza para dejar atrás los sinsabores, cuando se haga la devolución de las empresas municipales, sin bajar la guardia, hasta consolidar las finanzas de Popayán.

 

 

 

 

 

domingo, 9 de febrero de 2025

La ciudad que todos queremos

 


Dándole rienda suelta a mi imaginación, pensando en voz alta: “Qué falta” o “qué se puede mejorar” para que niños, jóvenes, mujeres embarazadas, ancianos y ciudadanía en general, mejoren su calidad de vida para lograr la convivencia en Popayán ¿Qué necesita la ciudad que todos queremos?

En principio, digamos que el espacio público de Popayán es de todos. Sin embargo, pareciera que, en la gran mayoría de los casos, fuera de nadie, porque nadie se preocupa por él. Para recuperar los espacios públicos: calles, parques, plazoletas, antejardines y andenes no es necesario de mega obras ni muchos recursos económicos. Se requiere voluntad política, actos de gobierno, cooperación constante entre ciudadanos, concejales y lideres de la ciudad. Apremian estrategias de sensibilización sobre el uso del espacio público y acciones de conservación y preservación del sector histórico, considerado como “Bien de Interés Cultural”. 

Las calles son los espacios más públicos de la ciudad, aunque la mayoría de las veces son hostiles para los peatones y ciclistas. Ofrecen peligro, por la velocidad y todo tipo de tráfico vehicular que circula por ellas, sin comprender que también los peatones hacen uso obligatorio de las calles, por el estado de deterioro de los andenes y ante la invasión por cuenta de vendedores estacionarios. Los andenes y los pasos peatonales son para caminar, no para estacionar vehículos o motocicletas; tampoco se pueden convertir en refugios permanentes de personas  implorando la caridad pública. Y es que, las aceras o andenes se conviertieron también, en peligro  eminente por el terrible estado de alerones y techos. ¡Popayán se nos cae a pedazos!  Son pruebas indiscutibles que no están en la mente de los habitantes ni de la autoridad local para promover el civismo. Entendido como el conjunto de cualidades que permiten a los ciudadanos vivir en la ciudad respetando normas de convivencia, reglas y derechos básicos.

Se aproxima la semana mayor, que, desde sus inicios, los desfiles sacros han tenido como escenario, el trazado urbano de lo que hoy se conoce como Sector Histórico; cuyas fachadas siempre han sido previamente enlucidas antes de la Semana Santa.   Estamos a tiempo para que “la ciudad que todos queremos”, no sea solo limpiarle temporalmente, la cara con el blanco característico. Es pertinente, que se verifique e inspeccione las edificaciones del Centro Histórico para reparar y conservar sus estructuras coloniales, mediante incentivos de la municipalidad, que permitan el cuidado y conservación de los inmuebles que son parte fundamental de la riqueza patrimonial de Popayán.

Para responder a estas reiterativas demandas, es imprescindible articular la participación y colaboración público-privada efectiva, de tal manera que ofrezca soluciones inmediatas y eficientes. Debería aprovecharse las herramientas de las universidades con el uso de la inteligencia artificial, la digitalización para la reconstrucción que implica agilizar procesos de estudios de arquitectura e ingenierías para reforzar las tareas bajo el compromiso de dar forma al embellecimiento del Marco Histórico. Urge el mantenimiento, preventivo y correctivo al corazón de la belleza de la ciudad que requiere sostenibilidad urbana. Desde luego, restaurando el reloj que es uno de los símbolos emblemáticos de Popayán que hace mucho tiempo marca el abandono. Desde esta tribuna, creo que ya es hora, para que el alcalde de Popayán haga un llamamiento a todas las partes involucradas, invitándolos a sumarse a esta misión por la reconstrucción de la ciudad.

Civilidad: Juntos, podemos lograr la reparación de Popayán, con las diversas mejoras que urge adelantar.