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sábado, 22 de febrero de 2020

Poniendo al día los apodos en Popayán


En el Popayán que se nos fue, era tradicional reconocer a las personas por su sobrenombre. Antiguamente, el apodo sustituía al nombre en forma cariñosa. En muchos casos, los apodos se heredaban con orgullo, transmitiéndolos a sus hijos. Eran pues, los remoquetes geniales, nacidos de la picaresca patoja. Era moda. Las gentes se conocían más por la “chapa” que por su nombre de pila. Pese a guardar en mi memoria los nombres y el motivo de los motes, los omito para evitar molestias, devolviéndome en el tiempo, así:  
Alacrán: Médico famoso, pero malgeniado.
Alicate: Dueño de la Viña, (apodo heredado a su hijo Alirio López)
Autogol: Porque lo hicieron sin querer.
Agüita de Coco: Carrillo, por su calva, quien trajo la primera guitarra eléctrica a Popayán.
Biombo: Porque solo servía de estorbo a la familia.
Bombero: Borracho cansón que apagaba cualquier fiesta, por prendida que estuviera.
Bombillo flojo: Tenía un "tic" en los ojos que lo hacía parpadear.
Búho: Porque solo salía de noche
Care-choclo: Por su cara con acné.
Care-reloj: Conductor de la licorera de cara redonda.
Care- jigra: Era un lustrabotas de cara arrugada.
Care-tigre: Guardián de la antigua “cárcel del proceso” con vitíligo, manchas de care-tu mama: Un decir del apreciado ingeniero Paz.
Care- moneda: Por su cara redonda.
Care-pellisco: Por su nariz y boca fruncidas.
Care-puño: Porque tener la nariz achatada. 
Carpa de circo: la clavaban en cualquier parte
Cárcel: Porque no tiene barros sino "barrotes"
Carramplón: Collazos
Calzoncillos: Hermanos que andaban siempre juntos
Casquifloja: Muchachona fácil.
Comidota:  Por tragaldabas (tragón)
Chorro de humo: Fumador empedernido.
Escalera: Próculo González, dueño del bailadero “El Bambú”.
Estribo: Porque solo metía la pata.
El pollo López: Padre del actual alcalde de Popayán
Espanta la virgen: Por feo
El ovejo: Fernando I. C.
El matador: Jairo Navia
El panadero: Collazos
El ronco: López
Fiambre: Comidilla de todos los paseos.
Jeta de colada: Zúñiga, por su hablar enredado.
Jueves santo: vigilante del banco del Estado, siempre en corbata.
Garulla: Por bullanguero
La machaca: Una mujer ardiente.
Las cagadas: La embarraban en todas partes.
Mejoral: Porque se creía que servía para todo.
Mil toneladas: El gordo Muñoz.
Milloncito: Porque no hablaba sino de dinero.
Mariposa: Copera de bar que volaba de mesa en mesa.
Mueble fino: Por lo viejo y bien acabado.
Morrocoy: Solo se veía de noche, o porque con él, siempre se perdía.
Niño Sano: Conductor camionero muy gordo.
Oblea: Dama grande o alta.
Orinal: Por tener salida la mandíbula inferior.
Panelita: No por dulce, sino por la boca cuadrada.
Papaya verde: porque la tocan, pero nadie se la come.
Pambazo: Rafael García compañero de pupitre en la escuela.
Pate-rosca: Carlos Muñoz, compañero mio, de sala de partos en el Pabellón Primo Pardo y de día de nacimiento (5 de enero)  
Polo norte: Estudiante, con todo bajo cero.
Ringlete: Porque no hace sino voltear.
Rendija: Por tener la mirada como cuando se mira por el ojo de una llave antigua
Ratón de Iglesia: Gerardo Delgado porque andaba de iglesia en iglesia
Saco: Carlos Hidalgo
Sal de frutas: Porque se sulfuraba con facilidad.
San Andresito: Por la cantidad y variedad de collares, cadenas, pulseras y anillos que se pone.
Seis y cinco: Por un tic, inclinando la cabeza sobre el hombro izquierdo.
Sobrado de tigre: Porque le faltaba un brazo.
Sol: porque el sinvergüenza se iba al atardecer y regresaba con la salida del sol
Submarino: Más bruto que su hermano Marino.
Supermercado: Por tener toda clase de granos.
Torre de Pisa: La solterona que siempre tuvo inclinación, pero nunca cayó.
Trofeo: Por orejón.
Trombón: Ingeniero conservador de prestigio político.
Trompe- buque: Por lo jetón
Ventarrón: Comerciante de apellido Mosquera
Visitica: Porque preciso, llegaba a la hora de las comidas.
Kumis: Un basquetbolista por la blancura de su piel.

La lista de apodos es bien larga. Hoy evoco una pequeña muestra de sobrenombres de personajes pertenecientes a todas las actividades humanas. Los remoquetes que provienen del pasado histórico, entre ellos: el famoso filósofo griego Platón, quien se llamaba Aristocles, practicante de lucha libre, por lo cual había desarrollado un cuerpo atlético, lo que hizo que su entrenador lo apodara Platón, que significa espaldas anchas, quedando así para toda una eternidad. Iván El Terrible, cuarto zar de Rusia, quien debe el apodo a su personalidad cruel y despiadada.

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