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sábado, 6 de diciembre de 2025

Las Navidades no son iguales

 


El 7 de diciembre seguirá siendo el “día de las velitas” como vísperas de una festividad religiosa dedicada a la memoria y servicio de la Virgen María. Es una fecha que marca el inicio de las festividades navideñas. Pero, no todas las navidades son iguales. Ha cambiado mucho, no son iguales debido al relevo   generacional, que es la evolución gradual de una generación a otra. Es lógico porque afecta, comportamientos, actitudes, tradiciones, expectativas sociales, influencia de los medios y la forma en que cada generación vive la celebración. De todas formas, la percepción de que las navidades son diferentes puede deberse a la presión social por ser feliz en Navidad, que es un sentimiento común.

Sin embargo, es la corriente consumista, la que cada año trata de acercar más la Navidad con luces, anuncios de perfumes, juguetes, gente que se muestra muy feliz.   Aunque, realmente no estamos obligados a entrar en esa tendencia sociocultural de comprar bienes y servicios en exceso, más allá de las necesidades reales, impulsada por la publicidad y la creencia de la felicidad. Hay que tener en cuenta que existen muchos motivos y experiencias que difieren de las vivencias personales de cada persona, por lo que también, podemos sentir tristeza o rechazo a estas fiestas. Angustia por la ausencia de algún ser querido o porque está lejos de casa; porque toca trabajar o porque no tiene trabajo; por una enfermedad o simplemente, porque no comulgas con lo que nos quieren vender como “Navidad”. Claro, algo de esto es un problema, que, combinado con la presión social, nos puede sumir en un leve estado depresivo. Por eso, las navidades nunca serán iguales porque cada año trae circunstancias, experiencias y personas diferentes, y nuestras propias percepciones cambian a medida que envejecemos. Factores como la evolución de las tradiciones culturales, las expectativas sociales y las situaciones personales influyen en cómo se vive la festividad, haciendo que cada celebración sea única. La forma en que vemos la Navidad se altera con la edad, las experiencias y los cambios en nuestra vida. Lo que antes era felicidad infantil se transforma en una reflexión adulta, y los gastos reemplazan la ilusión de los regalos.  No todo el mundo vive la Navidad de la misma manera. Para algunas personas puede ser una época de alegría y celebración, mientras que para otras puede ser un periodo de tristeza, ansiedad o conflicto debido a diversas circunstancias de la vida. La presión por "aparentar felicidad" y las representaciones idealizadas en los medios pueden dificultar la experiencia individual de la Navidad y hacer que se sienta diferente a lo que "debería" ser.

En todo caso, las celebraciones navideñas en el mundo no son iguales y, reflejan diferencias con las tradiciones locales. Por lo que, es posible adaptar o dejar de lado ciertas tradiciones para crear experiencias más genuinas y significativas. Algunos ven los cambios como una pérdida,  otros la ven como una evolución. Las celebraciones adultas pueden carecer de la magia infantil, pero ganan en significado, de gratitud, conexión consciente con los seres queridos y la alegría de crear nuevas tradiciones. A medida que maduramos, la Navidad puede pasar de centrarse en los regalos a centrarse en el tiempo de calidad, la reflexión, la solidaridad o la simple paz y el descanso. 

Concluyendo, es totalmente cierto que cada Navidad es única y diferente a la anterior porque la vida misma es un proceso de cambio constante. Lo importante es aceptar la evolución, no hay más remedio. Valoremos los recuerdos del pasado sin dejar que eclipsen el presente, encontrar la alegría y significado en la forma en que se viven las fiestas ahora, creando nuevas tradiciones, disfrutando de las personas que están presentes hoy.

Civilidad: La Navidad es la oportunidad para reflexionar sobre lo que realmente importa, recordando, lo afortunados que somos, valorando lo que tenemos.

 

 

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