Agoniza el año 2019, por
lo tanto, esta es mi última columna del año. Comenzamos un nuevo año y también,
la década del 2020. Con sentido propositivo empecemos el nuevo año con pie
derecho. Como sucede en todas partes del mundo, le daremos la vuelta a la
página del calendario.
Lo importante en este año
que va a iniciar, es que sepamos cómo empezar el año con buen pie. Es
conveniente, tener un comienzo espiritual haciendo tabla rasa y cuenta
nueva, mirando hacia adelante, esperando lo mejor de los meses que están por
llegar.
Todo será nuevo. La amada ciudad
de Popayán y el floreciente departamento del Cauca estrenarán gobernantes. Ellos,
han comenzado bien, repitiendo los abrazos que dieron para que los eligieran,
denotando que son agradecidos y leales. El alcalde, Juan Carlos López y el
gobernador, Elías Larrahondo, retornaron a los lugares que visitaron para
buscar votos, ahora para agradecer.
Pero, “una cosa es, con
guitarra y otra cosa es con violín”. Tras la embriaguez del triunfo, empiezan a
ver los que ahora toman las riendas del poder que, en el proceloso mar de la
administración pública, ésta se caracteriza por elementos internos y externos
muy difíciles de lidiar. Deberán cumplir sus promesas, todas y no tan solo unas.
Tendrán que rendir cuentas de sus actos a toda la comunidad y no solo a quienes
votaron por ellos. Gobernarán para todos y no solo para sus electores. Uno de
los mayores temores que embarga a las autoridades entrantes subyace en la
desigualdad social, la inconformidad y el odio crecientes. De allí que, mientras
en Colombia, la brecha social no se cierre y haya una mayor equidad, todas
nuestras ciudades se convertirán en bombas de tiempo a punto de estallar. Por
eso, desde la provincia debemos apoyar para que Colombia deje de ser un país
tercermundista.
Así
que, este nuevo año comencémoslo con actitud positiva, con la firme convicción
de que todo lo vivido era necesario para seguir desafiándonos más, para
explotar al máximo nuestros talentos, replanteando nuestros propósitos. Autoevaluémonos, conectémonos
con nuestra esencia, la fuerza espiritual, los valores; lo bueno y mejor que
tenemos, desafiándonos internamente para hacer una mejor visión de nosotros
mismos. Miremos siempre el lado positivo de las cosas, de la vida, de las
circunstancias, del año que finaliza. Posiblemente acontecieron experiencias,
algunas buenas otras malas, agradables o desagradables, mucho producto de nuestra
voluntad otras impensadamente, pero fueron instantes, momentos y la vida
siguió, nada se paralizó.
Se hizo la transición de gobierno a
través del ejercicio de empalme. Mediante actas, las salientes
administraciones, hicieron entrega a los nuevos mandatarios que asumen la
responsabilidad de dirigir sus territorios. En este nuevo proceso, no cabe la
palabra, vencedores ni vencidos, sino que es la oportunidad que tenemos todos,
gobernantes y gobernados para asumir la intención de producir aportes.
Los
salientes mandatarios han dejado cimientos, con errores y aciertos. Pero, seguramente
los errores cometidos, no fueron deliberadamente. Ahora ellos tienen el camino abierto para los
nuevos escenarios políticos.
Civilidad: Habla mi corazón, pero la
gratitud en silencio no vale: ¡Mil gracias Dr. Oscar Rodrigo Campo Hurtado!
¡Mil gracias Dr. César Cristian Gómez Castro! ¡Mil gracias Dr. Héctor Gil
Walteros!