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sábado, 2 de noviembre de 2024

Así habla el señor alcalde

 



Hacía días deseaba escribir esta columna. Me mordía la lengua, me amarraba los dedos pensando como redactar este escrito.  Tuve dudas, me devané los sesos para referirme al mandatario de los payaneses sin ofenderlo. Vacilé para utilizar la palabra deslenguado y el vocablo lenguaraz. Consulté el diccionario de la RAE, y encontré que las dos no son ofensivas.  Deslenguado significa desvergonzado, desbocado y mal hablado. Y lenguaraz es el término apropiado para calificar a aquellas personas que, además de deslenguadas, son atrevidas en el hablar. Entonces, decidí usar ambos vocablos en este escrito.

Como autor de este escrito, nada he inventado. Es la cosecha de gazaperas y disparates gramaticales en boca del señor alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo, quien gobierna la ciudad por mayoría absoluta, pero ese resultado electoral, ahora nada tiene que ver con su gestión. Sus frases dan pie para que la opinión pública, testifique que, por la boca muere el pez; en este caso, sin escamas ni branquias, pero con bastón de mando.   

Yo desearía escribir elogiando al señor alcalde Muñoz Bravo; pero, hasta el más estruendoso aplauso sería desautorizado y cuestionado. Su estilo, deslenguado, lenguaraz con frecuentes metidas de pata, son aseveraciones que levantan polvo en la ciudad. Todas están registradas en audios y videos que son virales y, se utilizan para hacer memes, hoy convertidas en tendencia. Pareciera que ni el señor alcalde ni sus asesores de imagen se pasean por el buen lenguaje, pese a ser un buen amigo cuando lo conocemos, y nuestro más poderoso rival cuando ignoramos su poder y sus tesoros. En tal sentido, la discreción, la pudicia y el tono menor son atributos que el lobo no conoce ni por las definiciones del diccionario.

En su ansia obsesiva de comunicar, el señor alcalde de Popayán, ha informado que: “Popayán va descansar al pagar $ 110.600´000.000 pidiéndole perdón a los Solarte por no haberles podido pagar su plata, por su trabajo realizado (¿?)  

El mandatario asume el costo de contar con el privilegio de acceder a los micrófonos públicos, comentando: “Tenemos la visión, hemos ido a visitar el espacio dentro de la cárcel San Isidro para construir una carceleta. Allí está el mapa el dibujo” ¡Y que tal esta! “Por fin, poder firmar un acuerdo con Findeter para construir un puente elevado sobre la ciudad. Y no porque el apetito del alcalde lo diga”

Explicar que, “…ni siquiera el parque de Caldas tenía un certificado que dijera que no es un bien mostrenco”. Arranca carcajadas y da vergüenza ajena. Oír pronunciar la cadena de construcciones incorrectas como esta: “…hemos hecho una dinámica diferente con la componenda que hemos podido hacer con los jóvenes…” Otra más, “hay que resaltar esta dualidad que hay hoy entre el gobierno departamental y la alcaldía de Popayán…” “primera vez que se ve en esta Koinonía de trabajo

Con todo respeto, señor alcalde, carece usted de asesores porque en sus conversaciones informales, en entrevistas o cuando convoca a los medios de comunicación, su lenguaje es inculto o incorrecto. Aporrea la lengua española, manifestando ignorancia de ella y del léxico.  Así convence a los concejales de Popayán: “queremos que nuestros jóvenes, nuestros hijos, nuestros nietos vean en el municipio una oportunidad y no una desaportunidad. Maltrata la lengua materna, que es un instrumento de comunicación de primer orden. Exagera señor alcalde contando: “Me llamó un canadiense para decirme que ya le compró un millón quinientas mil toneladas de limón”. “gracias dotor Esgarr por su tiempo…”

Civilidad: Proteger la ciudad con su torre, cuya cúspide toque los cielos, sin dividirnos y, sin confundir, nuestra lengua de modo que, nos entendamos unos a otros.  

 

1 comentario:

  1. Estoy de acuerdo con el señor periodista, no hay nada más que decir. No siempre se puede vivir de buenas intenciones?

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