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sábado, 16 de noviembre de 2024

Nueva ola, la sexalescencia



Leí un artículo del Dr. Manuel Posso Zumárraga, quien acuñó un nuevo término: “la sexalescencia”, para identificar al grupo de adultos de 70 o más años.  Describe a hombres y mujeres que, manejando las nuevas tecnologías, son modernos, progresistas, con ganas de disfrutar la vida, aprendiendo, colaborando con la sociedad, viajando, dueños de su propio destino, renunciando a la denominación de personas de la tercera edad.

Esta novedad demográfica, es la que estamos viviendo. El vocablo “sexalescencia”, abarca términos conocidos como, “setentón”, para quienes llevamos encima, setenta u ochenta años o más. Es una invención similar al término “adolescencia”, franja social que surgió a mediados del Siglo XX. Etapa de crecimiento que ocurre entre los 10 y 19 años, en que se experimentan cambios físicos, cognitivos y emocionales. Hoy vivimos con rapidez y se muere joven por el ambiente cada vez más hostil.

Este nuevo grupo conformado por personas, hasta hace poco, denominado, “tercera edad” o “adultos mayores”, calificados por la OMS como vejez, que conlleva el deterioro del cuerpo, del individuo. Fatalmente, en la vejentud se pierde las capacidades funcionales graduales y disminución de la densidad ósea, el tono muscular y la fuerza. Sin embargo, la ancianidad, también, es un proceso continuo de crecimiento intelectual, emocional y psicológico, en el cual se hace un resumen de lo que se ha vivido hasta el momento. Es un período en el que se debe gozar de los logros personales y contemplar los frutos del trabajo personal, útiles para las generaciones venideras.

Pero, ha surgido el nuevo grupo humano que sobrepasa, setenta, ochenta, y más años. Debido a la esperanza de vida, como resultado de las circunstancias de cada persona con factores importantes de atención médica, dieta constante, equilibrada y del suministro de agua potable. El sexalescente, se cuida, disfruta la vida sin tener en cuenta la edad, con una longevidad razonablemente satisfactoria. Hombres y mujeres que no bajan el telón, que trabajan desde hace mucho tiempo, cambiando el significado tétrico que la literatura le dio durante décadas al concepto del trabajo. Hoy, lejos de tristes oficinas, buscan y encuentran, la actividad que más les gusta y continúan ganándose la vida con el trabajo que con agrado realizan, sintiéndose plenos, sin pensar en la jubilación. Y, los que ya están jubilados, disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad. Disminuyen su proceso de envejecimiento, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, en el rol de abuelos, bien vale, con alegría transmitir tradiciones familiares, culturales y sociales. Vivir la vida con alegría asociándola a la juventud. Recordando la juventud sin nostalgia. Pertenecer al grupo de edad que no teme mostrar sus arrugas, canas y cuerpos más o menos imperfectos, aunque en verdad, no es cuestión solo de años sino de identidad.

Esa es la sexalescencia, que rompe los moldes de ver y vivir la vejez con plenitud. Demostrando que la vida realmente comienza después de los sesenta y cinco años. Que se llega a la madurez sin miedos, sin complejos, integrados a nivel comunitario, social, siendo activos laboralmente. El sexalescente no se arrincona. Al contrario, demuestra que no pertenece a la sociedad económicamente inactiva dada su experiencia acumulada, sabiduría y serenidad. Vive con autoestima e interés por lo que ocurre a su alrededor.  Continúa teniendo ilusiones y proyectos positivos y vitales.

Civilidad: Un sexalescente abraza con entusiasmo, explicando que la edad es solo un número. Tiene inquietudes, sin limitaciones a la tecnología y, conserva la máxima: “mens sana in corpore sano”

 

 

 

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