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domingo, 29 de septiembre de 2024

Nueva ola, la sexalescencia

 


Leí el artículo del Dr. Manuel Posso Zumárraga, quien acuña un nuevo término: “la sexalescencia”, para identificar al grupo de adultos de 70 o más años.  Allí describe hombres y mujeres que manejan las nuevas tecnologías, modernos, progresistas, con ganas de disfrutar la vida, aprender, colaborar con la sociedad, viajar, y ser dueños de su propio destino, renunciando a la calificación de personas de la tercera edad.

Es la novedad demográfica, la que estamos viviendo. Vocablo “sexalescencia”, que abarca términos conocidos como, “setentón”, para quienes cargan sobre sus hombros, setenta y ochenta años o más. Invención muy parecida al término “adolescencia”, que fue una franja social que surgió a mediados del Siglo XX; etapa de crecimiento que ocurre entre los 10 y 19 años, en que se experimentan cambios físicos, cognitivos y emocionales. Hoy vivimos con rapidez y se muere joven por el ambiente más hostil.

Este nuevo grupo conformado por personas, hasta hace poco, denominado, “tercera edad” o “adultos mayores”, calificados por la OMS como vejez, correlacionado con el deterioro del cuerpo, configurando transformaciones físicas, cognitivas, emocionales y sociales del individuo que, inexorablemente, tienen que ver con la pérdida de las capacidades funcionales graduales y de disminución de la densidad ósea, el tono muscular y la fuerza. Severidad relativa, que depende de decisiones y acciones que se toman durante el transcurso de la vida, o sea, durante el envejecimiento. Lejos de tales concepciones, surge este nuevo grupo humano que sobrepasa, setenta, ochenta, y más años. Debido a la esperanza de vida, como resultado de las circunstancias de la persona con factores importantes de atención médica, dieta constante y equilibrada y del suministro de agua potable. El sexalescente, se cuida, disfruta la vida sin tener en cuenta la edad, con una longevidad razonablemente satisfactoria. Hombres y mujeres sin bajar el telón, que trabajan desde hace mucho tiempo, cambiando el significado tétrico que tanta literatura le dio durante décadas al concepto del trabajo. Ahora, lejos de tristes oficinas, buscan y encuentran, la actividad que más les gusta y continúan ganándose la vida con el trabajo que con agrado realizan, sintiéndose plenos, sin pensar en la jubilación. Y, los que ya se han jubilado, disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad. Disminuyen el proceso de envejecimiento, porque después de años de trabajo, crianza de hijos, nietos, bisnietos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos, bien vale mirar el mar con la mente vacía. Viven la vida con energía asociándola a la juventud. Recordando la juventud sin nostalgia. Son ese grupo de edad que no teme mostrar sus arrugas, canas y cuerpos más o menos imperfectos, aunque en verdad, no es cuestión solo de años sino de identidad.

De allí que, sexalescencia, sea romper los moldes de ver y vivir la vejez con plenitud. Demostrar que la vida realmente comienza después de los sesenta. Que se llega a la madurez sin miedos, sin complejos, integrados a nivel comunitario, social, siendo más activos laboralmente. El sexalescente no se retira a sus cuarteles de invierno, porque sabe de su experiencia acumulada, sabiduría y serenidad. Motivado, con curiosidad e interés por lo que ocurre a su alrededor.  Continúa teniendo ilusiones y proyectos positivos y vitales. Que abraza con entusiasmo y gratitud, demostrando que la edad es solo un número.

Civilidad: El sexalescente no se plantea ni por asomo, quedarse en la puerta de su casa para ver pasar la vida o los automóviles; tiene inquietudes, es curioso y, no lo limita la tecnología, conservando la máxima: “mens sana in corpore sano”

 

 

 

 

 

 

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