Popayán, ilustre entre las
ciudades, edificada con heroísmo y distinción, aportante de la mayor dote de
sangre y de dinero para la independencia de Colombia; podría rescatar su perfil
con cierta unción mística a través de actividades o eventos culturales para
enriquecer a la población, alimentar su pensamiento, cultivar su sensibilidad y
reforzar sus valores identitarios mediante expresiones artísticas.
La cultura es una necesidad humana; no solo referida al
entretenimiento y la distracción, sino también a la creación de vínculos sociales significativos y el
fortalecimiento de la identidad cultural. Todo esto, se traduce
en la transmisión de creencias,
valores, puntos de vista, reflexiones y memoria histórica de una generación a
la siguiente; algo que es indispensable en la ciudad. En el caso del Cauca por
pertenecer a la zona Andina, predominan los bambucos, pasillos y la música
tropical. El gusto por bambucos y pasillos es frecuente en la capital Popayán y
en poblaciones aledañas, ritmos, interpretados por tríos o cuartetos integrados,
la mayoría de veces, por familiares o amigos.
Revisemos el álbum musical de
Efraín Orozco Morales, con un don especial, porque cuando se nace con
personalidad, no existe cerco que ataje el ímpetu espiritual. Efraín Orozco,
gran valor musical de Colombia, nació en Cajibío, Cauca. Persona que, gracias a
su progenitora, Amelia Morales, como buena guitarrista y a su padre, que le
enseñó y le regalo un cornetín, a los ocho años, le abrieron los caminos de la
música. También, el Centro Cultural del Banco del Estado en Popayán a cargo de
Jorge Flórez Calvo apoyó la cultura, manteniendo durante varios años “El
concurso de tríos” que fue famoso nacionalmente. Desde allí, se dio a conocer la
obra y el legado de grandes compositores e intérpretes caucanos en la
escena musical a final del siglo XX
Sería un éxito, revivir la
vena musical, si las secretarías culturales de Popayán y el Cauca unidas retomaran
“El concurso de tríos”, como evento musical para conmemorar alguna fecha
especial, abanderando nuestra tradición musical muy rica, pero olvidada, por
cierto. Para ello, ha surgido un grupo selecto que anhela fortalecer los
valores musicales de nuestro territorio, a través de melodiosas guitarras para
promover el talento musical de artistas locales, nacionales e
internacionales. Excelente idea para resaltar nuestros músicos de cuerdas,
que hoy por hoy, no tienen apoyo de ninguna entidad estatal. Bonita ocasión
para rescatar la armonía de tríos, así lo expresa, el gestor anhelante del
encuentro musical. Álvaro Martínez Pabón,
quien fiel a su propuesta, sueña mantener nuestra cultura musical para darle
una frescura al ambiente caluroso, ante las adversidades que hoy sobrellevamos.
Se abre una ventana muy
positiva para visibilizar el potencial artístico de compositores y agrupaciones
de tríos que se reunirían en el icónico Teatro Valencia, también subutilizado. Ese
turismo cultural emergente, se convertiría en una fuerza económica importante,
facilitando la difusión musical, promoviendo el consumo cultural, y a su vez,
al resurgir de una muestra cultural regionalmente integrada.
Señores mandatarios
gubernamentales, la música y el turismo son un bálsamo que, unidos como propósito
visionario permitirá reconocer y compartir la diversidad musical de nuestra
región. La música de guitarras ha sido durante mucho tiempo un aspecto
inexplorado en el contexto del turismo. El renacer de la guitarra, en una era
olvidada, no es solo una frase evocadora, sino la invitación a emprender un
viaje sonoro hacia rincones del pasado musical que esperan ser redescubiertos.
Civilidad: La
mejor manera de conectar a las personas con las raíces colombianas, con la
tierra, es con la música, contagiados de alegría y del talento que tenemos
aquí.
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