Si algo debe quedar
claro en este escrito, es que el poder es efímero, y que no es fácil gobernar. Se
comprueba a diario en las noticias alrededor del mundo donde los gobernantes se
hunden o están en aprietos. Es tan preocupante la situación que fortalece los
autoritarismos y debilita las democracias.
Por eso, quienes aspiran
a gobernar deben entender que los paradigmas cambiaron a grandes velocidades y
los nuevos líderes deben estar en sintonía con las necesidades, expectativas y
reclamos de la sociedad. No es fácil gobernar con las redes sociales encima y
un celular a la mano. Los distintos sectores sociales tienen una capacidad de
movilización que nunca habíamos imaginado y que ponen en jaque a los gobiernos,
como está sucediendo en América Latina, Europa y Oriente Medio. Si a esto le sumamos el profundo desengaño hacia
las instituciones y el rechazo a esas clases dirigentes que han sido corruptas
o incapaces de resolver los problemas estructurales de sus gobernados, estamos
ante un gran desafío para quienes aspiran a tomar las riendas de la política.
Esa combinación de rabia con el poder, alta conectividad, incertidumbre en lo
económico y el temor a perder las conquistas sociales se convierte en un coctel
molotov para quienes aspiran gobernar.
En mi Colombia, con el folclor que nace de sus regiones, su música,
cuyas notas nos inundan y hacen que nuestra identidad nacional surja con
orgullo y amor patrio. ¡Me eriza la piel! Siento que te quiero con todas mis
fuerzas, y solo deseo que, así como te quiero, te quieran todos tus hijos. Mi
Cauca de tan compleja historia de despojo y de conflicto
armado que no cesa, hacen difícil hacer justicia y restituir. Popayán, mi
patria chica, si todas las personas nos
aferráramos al concepto por un sentido necesario de pertenencia al suelo que
nos vio nacer o al que nos ha acogido para vivir y que tanto nos ha dado, otro
sería su devenir.
Colombia es un país de regiones que ha construido su identidad nacional
desde el territorio, donde las expresiones culturales y las necesidades
sociales han desbordado la capacidad del Estado. No solo por su historia y
geografía, la región se volvió determinante en el desarrollo del país, por su
presente y por su futuro. Entonces, si Colombia quiere volverse un país más
competitivo debe reinventarse desde las regiones.
El territorio es la razón de ser, es factor diferencial que le da a su
labor un mayor impacto que a la de cualquier funcionario del orden nacional. El
alcalde, funcionario de elección popular que tiene una relación más directa con
el ciudadano, y el gobernador quien articula y pone a trabajar juntos a
municipios que comparten una misma realidad geográfica. ¿Quién mejor que ellos
para conocer los problemas de la región?
Nuestros mandatarios,
el destacado afrodescendiente, Elías Larrahondo y el alcalde Juan Carlos López,
han tenido la capacidad de definir el rumbo y de motivar a sus ciudadanos a
seguirlos. Son visionarios, no hay duda, son convincentes, carismáticos y buenos
comunicadores, con el conocimiento técnico suficiente para comprender el
funcionamiento del Estado y para traducir sus propósitos en hechos. Supieron reaccionar
ante situaciones imprevistas, pero también con capacidad para adaptarse, para
planear a largo plazo y hacerlo con la cabeza fría.
En síntesis, cuando se
tienen tantas responsabilidades que terminan incidiendo en la calidad de vida
de mucha gente, el trabajo es muy intenso y con demasiada frecuencia sin
horarios. Pero este tipo de labores dan grandes satisfacciones que a veces
compensan las frustraciones que siempre surgen. Pero, también han sido víctimas
de la incomprensión de muchos, pues las limitantes con que se enfrentan para
hacer todo lo que quisieran son muchas.
Los ciudadanos vivimos en medio de una atmósfera general que se podría
llamar “malestar en la democracia”. Es pues, una percepción con base en la
opinión pública sin análisis que hace crecer la indignación, lo cual no es una
novedad. Es como una aceptación a regañadientes, una especie de consentimiento
resentido de la democracia, cuando no de un abierto desinterés o rechazo
En cuanto a la pandemia del Covid-19, la
estrategia epidemiológica de los gobiernos nacional, departamental y municipal
ha sido muy acertada y en línea para tratar de minimizar el número de
infectados para evitar el colapso del sistema de salud. Se ha promovido que todos, autoridades y ciudadanos, mantengamos intensamente
tres valores: solidaridad, colaboración y disciplina.
Civilidad: Aquí no hay espacio ni para egoísmos, ni para egos, ni para disputas ¡vamos a
salir adelante!
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