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domingo, 3 de enero de 2021

Gobernar no es fácil

 

Si algo debe quedar claro en este escrito, es que el poder es efímero, y que no es fácil gobernar. Se comprueba a diario en las noticias alrededor del mundo donde los gobernantes se hunden o están en aprietos. Es tan preocupante la situación que fortalece los autoritarismos y debilita las democracias.

Por eso, quienes aspiran a gobernar deben entender que los paradigmas cambiaron a grandes velocidades y los nuevos líderes deben estar en sintonía con las necesidades, expectativas y reclamos de la sociedad. No es fácil gobernar con las redes sociales encima y un celular a la mano. Los distintos sectores sociales tienen una capacidad de movilización que nunca habíamos imaginado y que ponen en jaque a los gobiernos, como está sucediendo en América Latina, Europa y Oriente Medio.  Si a esto le sumamos el profundo desengaño hacia las instituciones y el rechazo a esas clases dirigentes que han sido corruptas o incapaces de resolver los problemas estructurales de sus gobernados, estamos ante un gran desafío para quienes aspiran a tomar las riendas de la política. Esa combinación de rabia con el poder, alta conectividad, incertidumbre en lo económico y el temor a perder las conquistas sociales se convierte en un coctel molotov para quienes aspiran gobernar.

En mi Colombia, con el folclor que nace de sus regiones, su música, cuyas notas nos inundan y hacen que nuestra identidad nacional surja con orgullo y amor patrio. ¡Me eriza la piel! Siento que te quiero con todas mis fuerzas, y solo deseo que, así como te quiero, te quieran todos tus hijos. Mi Cauca de tan compleja historia de despojo y de conflicto armado que no cesa, hacen difícil hacer justicia y restituir. Popayán, mi patria chica, si todas las personas nos aferráramos al concepto por un sentido necesario de pertenencia al suelo que nos vio nacer o al que nos ha acogido para vivir y que tanto nos ha dado, otro sería su devenir.  
Colombia es un país de regiones que ha construido su identidad nacional desde el territorio, donde las expresiones culturales y las necesidades sociales han desbordado la capacidad del Estado. No solo por su historia y geografía, la región se volvió determinante en el desarrollo del país, por su presente y por su futuro. Entonces, si Colombia quiere volverse un país más competitivo debe reinventarse desde las regiones.
El territorio es la razón de ser, es factor diferencial que le da a su labor un mayor impacto que a la de cualquier funcionario del orden nacional. El alcalde, funcionario de elección popular que tiene una relación más directa con el ciudadano, y el gobernador quien articula y pone a trabajar juntos a municipios que comparten una misma realidad geográfica. ¿Quién mejor que ellos para conocer los problemas de la región?

Nuestros mandatarios, el destacado afrodescendiente, Elías Larrahondo y el alcalde Juan Carlos López, han tenido la capacidad de definir el rumbo y de motivar a sus ciudadanos a seguirlos. Son visionarios, no hay duda, son convincentes, carismáticos y buenos comunicadores, con el conocimiento técnico suficiente para comprender el funcionamiento del Estado y para traducir sus propósitos en hechos. Supieron reaccionar ante situaciones imprevistas, pero también con capacidad para adaptarse, para planear a largo plazo y hacerlo con la cabeza fría.

En síntesis, cuando se tienen tantas responsabilidades que terminan incidiendo en la calidad de vida de mucha gente, el trabajo es muy intenso y con demasiada frecuencia sin horarios. Pero este tipo de labores dan grandes satisfacciones que a veces compensan las frustraciones que siempre surgen. Pero, también han sido víctimas de la incomprensión de muchos, pues las limitantes con que se enfrentan para hacer todo lo que quisieran son muchas.

Los ciudadanos vivimos en medio de una atmósfera general que se podría llamar “malestar en la democracia”. Es pues, una percepción con base en la opinión pública sin análisis que hace crecer la indignación, lo cual no es una novedad. Es como una aceptación a regañadientes, una especie de consentimiento resentido de la democracia, cuando no de un abierto desinterés o rechazo

En cuanto a la pandemia del Covid-19, la estrategia epidemiológica de los gobiernos nacional, departamental y municipal ha sido muy acertada y en línea para tratar de minimizar el número de infectados para evitar el colapso del sistema de salud. Se ha promovido que todos, autoridades y ciudadanos, mantengamos intensamente tres valores: solidaridad, colaboración y disciplina.

Civilidad: Aquí no hay espacio ni para egoísmos, ni para egos, ni para disputas ¡vamos a salir adelante! 

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