Nunca había
sentido tantos deseos para que terminara un año. El 2020 año bisiesto con un
día extra, pues en lugar de tener 365, tiene 366. No es mi estilo
hablar mal de nadie ni de nada. Pero, complacido estaré el 31 de diciembre
verlo achicharrar. Desde Julio César en la antigua Roma, hasta
nuestros días, los años que tienen 366 días suelen ser catalogados como “de
mala suerte”.
Es increíble todo
lo que puede llegar a ocurrir en tan sólo 365 días. Creo que, para todo el
mundo, el 2020 ha sido un año marcado como el más trágico.
Parece que hubiera pasado medio siglo por tantos desarrollos que
cambiaron el mundo y cambiaron paradigmas.
Muchos sucesos
marcaron la historia del globo terráqueo. No cesan los rumores de una tercera
guerra mundial, muerte, devastación, pandemia y luto, son estos algunos
acontecimientos que ubican al nefasto 2020 como el peor año de las últimas
décadas.
Cito
solo dos ejemplos: En Australia se desató el infierno donde murieron más de 480
millones de especies en voraces incendios que dejaron devastación. En Wuhan China surgió
el Coronavirus, una pandemia aún rampante que hasta la fecha ha provocado la muerte
de más de 1´700.000 personas y una alerta mundial por contagio de 78.7 millones
de personas.
Durante adverso 2020, Colombia se conmocionó por varios hechos, como los
asesinatos de líderes sociales, masacres y otras tragedias. En medio de la
pandemia, el país no dejó de lado la polarización política y también vivió
dolorosos hechos como el asesinato de menores de edad. Escándalos políticos
como el presentado en la construcción de Hidro Ituango, dejando sobrecostos
económicos altísimos, además del fuerte impacto ambiental.
Muchos
desafíos, fortalezas y debilidades que los próximos 360 días del país
dependerá de las decisiones que se adopten para resolver la larga lista de
tareas pendientes que le dejó el azaroso 2020, que cerró con algunos
indicadores positivos, otros negativos (especialmente el desempleo), y el
elevado nivel de descontento social.
Todo ha cambiado, ya no somos los mismos de antes, ni las personas que
antes nos rodeaban, todo ha cambiado. Por eso hay que replantear de nuevo:
¿Quiénes son los amigos verdaderos? ¿En quién podemos confiar? ¿A dónde nos
llevará la vida?
Si
algo nos enseñó este año 2020, es que las únicas personas que siempre nos acompañarán
serán las del círculo más cercano y permanente de la familia. Desde
luego, en estos días de muy cerradas reuniones familiares echaremos de menos a
quien nos dejó para siempre; pero llegará el día que podamos aceptar que esas
personas fueron parte de momentos bonitos con nosotros y, en ese mismo instante
sonreiremos.
En conclusión, el 2021 es un año de desafíos. El próximo año será
crucial para Colombia. Y como siempre, mis escritos son para crear una pequeña
reflexión en ustedes mis apreciados lectores. Es una muestra real de mi alma,
espero que miren atrás y vean todo lo bueno que les ha traído este año, pero
también lo malo para evitar que vuelva a ocurrir.
Civilidad:
Viajar al optimismo pensando que el pasado fue peor, pero que no hay duda
que el futuro será mejor.
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