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sábado, 24 de agosto de 2024

Una cosa es con guitarra, y otra con violín


 

El título, es una frase popular muy cierta que tomo para este escrito. Me valgo de ella para explicar el cambio de actitud que experimentan las personas cuando ascienden a un cargo gubernamental. Generalmente, ganan elecciones para obtener el cargo político, mintiendo, haciendo promesas. Venden sueños y esperanzas… para luego, incumplir. Porque una cosa es lo ideal y otra es lo posible, la realidad. Se promete para llegar y, después de llegar, incumplir lo prometido. Entonces, quedan debiendo a cada santo una vela.

En el caso que hoy nos ocupa, después de leer, la cascada de dificultades y problemas que afectan a Popayán, que con retrovisor reveló el alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo, a quien respeto como persona y, por la dignidad que representa. Pero, el respeto como valor moral, no me impide cantar en voz baja las tristezas de mi ciudad. Opino que, si el alcalde no corrige el rumbo, puede terminar estropeado.  Quizás, si se hubiera enterado de la situación del municipio, hubiera preferido seguir administrando sus droguerías y no en la cosa pública, porque, una cosa es con guitarra, y otra cosa es con violín.

Pasó la campaña y, otra se avecina. Colombia, echando chispas en medio de escándalos. Y, Popayán, saltando matojos con la cascada de notorios retos: las cuentas por pagar del municipio, alcanzan el billón de pesos a punto de ser embargado o amparado en la Ley 550. Popayán es Popayán, lo demás son deudas. La inseguridad, la problemática de las basuras. De 10 vehículos circulando en la ciudad, 8 tienen placas de otras ciudades. Esta Villa, amante de los vehículos, con más coches que habitantes; de allí la serie de circunstancias específicas que agravan la congestión vial; el desequilibrio financiero, ingresos inferiores a los gastos; nivel de desempleo 14.1 %; la mitad de los pobladores de la ciudad son desplazados; Las vías de hecho en la Panamericana con 50 bloqueos hasta hoy, afectan la inversión en la ciudad. Cada alcalde es dueño de su miedo. ¡Bienaventurados los mansos, porque los capan parados!

Todas estas dificultades afectan las gestiones y gobernabilidad del alcalde que solicita parasol para la época ardiente y paraguas para la lluvia y la tormenta.  Ante esto, debemos hacer un “compás de espera” buscándole la comba al palo hasta conocer los resultados de las próximas elecciones. Cada día trae su afán y basta para cada día su propio mal. Por ahora y, para no dejar a las huestes con los crespos hechos, usar el “zafacón”, zafándose de las promesas, pues la política es el arte de la conveniencia con la catarata de anuncios, nada más. Porque, en la vida como en un gobierno local, “una cosa es con guitarra y otra, muy diferente, es con violín”.

La ciudad abandonada a su suerte. La desteñida bandera aún ondea en algún edificio en Popayán. El parque central, otrora “sala de recibo”, entregado al uso y el abuso con cortesía de sombrero. Con la ¿solución salomónica poniéndose el delantal? hasta el Sabio Caldas desconfía. El sabio no suda, piensa, dando rienda suelta a la imaginación ante el calor de las cocinas de gas. Bellas joyas arquitectónicas, como en antaño (1930) ocultas con carpas. Su entorno con el trajín de pesadas cargas se resquebraja. La arboleda desvencijada, se resiste y muere de pie.

Civilidad: De corazón, queremos y deseamos, que al alcalde Juan Carlos Muñoz, le vaya muy bien, porque a si mismo le va a Popayán.  

 

 

 

 

 

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