Buscar en El Viejo Farol

domingo, 5 de noviembre de 2023

La vieja y la nueva política

 

Con la costumbre dominical de hace 25 años, y con el título de este escrito, me dispongo, en esta ocasión, acercarme al tema de actualidad, procurando abordarlo con una perspectiva histórica. A mis lectores viejos y jóvenes, les narro contraponiendo la forma en que se hacía la vieja política y la nueva, emergente, entre la “pericia” y la “inexperiencia”, en que convirtieron el debate político, de enantes y el muy presente de la campaña electoral.

Hace varios años, el proceso eleccionario era una fiesta democrática, llena de alegría y colorido. No tomo nada prestado de lo aquí narrado, porque lo viví. Inundados de curiosidad o por entusiasmo los electores acudían a las manifestaciones para escuchar discursos de verdaderos oradores; claro, sin faltar los tamales y el aguardiente, pero se oían disertaciones atrayentes, con las mismas quejas desesperadas que aún manan. Solo había dos partidos con ideología propia: el liberal, corriente filosófica, política y económica que promovía la libertad del ser humano, la igualdad política y jurídica y la búsqueda del progreso material de los pueblos y, el partido conservador que favorecía el uso del poder político o la fuerza del Estado para conservar o restaurar tradiciones, creencias o costumbres, de tipo religiosas, culturales o políticas. El afán, que también es antiguo, de no llamarse “partido” y de usar nombres sin referencia ideológica está muy extendido en nuestros días. Nos acercamos a 40 “partidos” que gritan sin conciencia y con interés político - simplismos radicales o reaccionarios-. Gritan convirtiendo la política en un sicofantismo, en obra de denostación y de insulto. Critican y zahieren a los mandatarios en general buscando buena acogida.

En otros tiempos, digno de atención, es el hecho de que, para sufragar, al votante le bastaba depositar una papeleta de color azul (conservador) o rojo (liberales) tiempos pasados, cuando la política quedaba en manos de quienes tenían medios de fortuna, para dedicarse a vivir de la política. En esta época en que se hacen ricos con la política, lo novedoso hoy: avales, coavales, coaliciones, alianzas de grupos políticos, confundiendo al votante para marcar cinco tarjetones con la pluralidad de candidatos cuestionados, de allí la cantidad de errores o sin marcar.

En el pasado, el estilo popularizado, las calles, con algo que tiene que ver con los resultados: caravanas de vehículos particulares y servicio público acarreando electores, adornados de colorines y, alebrestados por conjuntos musicales y chirimías; además de consignas cuyo propósito, era dibujar los contornos ideológicos de su formación política, que en rápido recorrido difundían en la ciudad.  

Hoy, vivimos tiempos en que está muy viva, y no sin motivo, la habitual crítica a la corrupción existente en la vida política.  Tampoco es, desde luego, nuevo en la política el enfoque simplificador de problemas complejos, ni el confundir la necesaria crítica con la acusación o la descalificación sistemática, y hasta la calumnia o la difamación

En tiempos idos, la casa conservadora y el directorio liberal, repletos de simpatizantes desbordantes de alegría, equipos de sonido con música altisonante, serpentinas, comilona y trago hasta clarear el día. Tales manifestaciones con sentimiento patriótico y delirio político vinieron a mi memoria, a diferencia del pasado 29 de octubre, frio y, gris.

Quienes tenemos una memoria personal de tiempos anteriores a esta temporada de transición o cambios, recordamos con nostalgia estos hechos extremos.  Bendita naturaleza humana que nos permite emocionarnos: llorar de alegría o de tristeza y, que nos eriza el vello al oír la música, los hechos positivos; que se nos salten las lágrimas cuando no llega el abrazo que tanto esperábamos, que la mente y el corazón necesitan.

Por falta de espacio, dejo allí, exclamando:  Ahora a perdonar de corazón a quienes se instalaron desde sus trincheras “antiloquesea” para ofender y calumniar. Y desde luego, para felicitar con todas las de la ley al triunfador en franca lid, al gobernador electo, Jorge Octavio Guzmán Gutiérrez, quien se impuso en contundente victoria.

Civilidad: Que Dios todopoderoso aumente la sabiduría al nuevo gobernante en su predisposición de trabajar unidos por el desarrollo, progreso y bienestar del Cauca.

 

 

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario