Cada vez la vida nos
proporciona pruebas contundentes de que Dios existe. En el transcurrir de la existencia, aprendemos
a cultivar la fe en Dios. Es que, solo
Él nos permite utilizar nuestra “capacidad intelectual” para ver, sentir y
presenciar las evidencias que apoyan la existencia de un Ser Supremo. Las tres razones para creer en Dios y
encontrar las pruebas convincentes de que Él existe, se adoptan en múltiples
formas, satisfaciendo muchas preguntas mediante: pruebas
tangibles, el testimonio de testigos y la confirmación espiritual.
Las flores florecen maravillosamente, pero sus
pétalos se van cayendo diariamente. Así
mismo, la vida como la niebla de la mañana, permanece un poco, pero prontamente,
se desvanecen. Entonces, igual que la flor, la nieve, la vida terminará un día.
Los milagros de la vida en la tierra, ocurren siempre y son reales, incluso en
la florecita más diminuta que está compuesta de una manera sorprendente. La misma
existencia de seres humanos, animales y plantas, viviendo en la complejidad y
estructura del planeta tierra y todo el universo, nos prueba que hay un Creador.
En la semana que hoy termina, me sorprendió un ejemplo de vida que pude
conocer, encontrando la inspiración para escribir en mis propias memorias, narrando
lo que sigue:
Estando sentado yo, en el butaco del lustrabotas en la sala de recibo de
mi amada Popayán, un hombre de apariencia joven, de contextura alta y robusta,
se fue aproximando con trastorno en la marcha apoyado en un bastón. Se sentó a
mi lado, suplicando una limosna. Erraba desde la costa norte implorando la
caridad publica me contó, brindándome un dulce. Entablando el diálogo me dijo:
Soy feliz con mi madre, con quien ando el camino de la vida. Me la
describió como una mujer con “corazón de madre”; ella ha refinado su función de madre
en grado superlativo”, lo cual es totalmente cierto. Cada niña y cada mujer
buena siempre se prepara para su misión divina y eterna de la maternidad,
Y
continuó añadiendo: en los veintiocho años de mi existencia he padecido
varias operaciones quirúrgicas debido a un cáncer cerebral. En el hospital volé
tres meses. En estado de coma me parecía estar en un sueño muy largo y extraño. En la
inmensidad del espacio, vi una luz radiante, cosas espirituales, como una
conversación con Dios. Volaba viendo a mi madre acariciándome sumida en llanto,
rogando que volviera en sí (recobrar
el sentido el que lo había perdido) Yo llevaba año y medio en estado vegetativo
y en estado de mínima conciencia, no tenía apertura ocular, ni respuesta verbal
en ningún momento. ¡Me habían declarado la muerte cerebral, no había posibilidad
de recuperación!
Prolongó su
conversación contándome, que un día escuchó un
sonido, al cabo de un tiempo, sonido que tenía relación con el estímulo del
entorno. Creo que la razón por la que estoy aquí, es porque muchas
personas oraban por mí; todo el mundo en las redes sociales, mis amigos y
familiares. Pero, en especial, las
oraciones de mi madre a Dios que con absoluta fe pedía, rogaba, imploraba por
mi vida. Entonces, llegó el día prodigioso, del signo de Lázaro. - Que es un
fenómeno que acontece cuando, tras determinar su muerte, el paciente vuelve
a recuperar algunos signos vitales como la frecuencia cardiaca, el automatismo
respiratorio o la circulación sanguínea- ¡Volví a la vida!, resaltó. Pronuncié
la maravillosa palabra: “mamá”. De
inmediato llamó al médico, insistiéndole ¡me habló doctor, me habló!
-
¡Increíble!,
afirmó el médico a mi venerable madre - Y
abrazados, sumergidos en llanto: expresaron: “¡Dios existe, Dios te
bendiga en tu vida!”
Civilidad: Durante tu vida en la tierra, es el momento de
tomar una decisión: tener fe en Dios.
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