Antes del 31 de marzo
de 1983, cuando Popayán respiraba poesía, paisaje, buenos modales y sanas
costumbres, nuestra Semana Santa era profundamente religiosa y sencilla. Fundada en tradiciones de siglos, que
esperamos volver a vivirla este año, con profundo respeto y devoción. Los
asistentes a las procesiones, volverán a comer "maní fresquito y
tostadito". Guardando silencio sepulcral
mientras sacamos del baúl de los recuerdos aquellos
tiempos, cuando comíamos
las genuinas empanadas y los deliciosos tamales de pipián, que resbalábamos con
aloja, champús, o gaseosa “La Reina”.
Hace 39 años, nos bañábamos con jabón
de la tierra; nos sobábamos con estropajo y, piedra pómez. Nos peinábamos con brillantina
y nos rociábamos de loción old spice. En la Lavandería Prosperity del
sargento Quijano nos dejaba la ropa como nueva. Cenábamos en la Lonchería Belalcázar
de Luciano Patiño; en la Viña de “Alicate” Jorge López; en el Maizal, la
Sirena, o el Danubio. Rumbeábamos en los griles: la Carreta, el Carretero, Cardenales,
el Play Boy, el Bambi. En los tiempos aquellos, bajábamos a la “doce”, zona de
tolerancia, donde Diva, la guesarria, la Araña, el Tibiritabara, el Príncipe, a
recibir besos, que, al amanecer, nos decían: “son 100 pesos”. Regresando al
pasado, evoquemos, las bailoteadas en los Hoyos (donde las Flórez), El Campin, Estar
Garden, La Nueva 0la, La Escalinata. Y las largas horas sentados, en los cafés
del centro: Café Alcázar, Gato Negro, Don Pancho, la Costeñita, la Caucanita,
Cardenales, Café Bolívar. Y también, en las afueras de Popayán, en la última
Lágrima, Gualangas. Cómo olvidar, a los comerciantes de esos tiempos: Almacenes
Mil, Cicol, Ferretería Argentina, Reyco, Panadería Nueva York, El centavo
menos, el INA, el IDEMA, Calzado San Agustín, Facablot, Dicolombia, el granero
de la gorda Esther, El Osito, El Kumis, la Parisien, Panadería El Trigal,
Restaurante La Gran Vía, Almacén Saavedra, Aaron Dayán, La Cigarra, Panadería
Las Delicias, La Parrilla, el Salón Baudilia, Salón Catleya, Depósito Las
Gatas, Industrias Metálicas del Cauca, Almacén Albert, Vitapán, Almacén Duque y Porras, Tejilana, Herval,
Industrias Morsa, Librería Climent, Casa Lindo (de Don Gustavo Lindo) Almacén
de Elvio Muñoz, la Cigarra, Cacharrería Ríos y la Perla. Y, las farmacias: San
Jorge, la Humanidad, la americana y la de Don Roberto Sánchez. Se vuelve la
boca agua, recordando las ricuras patojas, cuando degustábamos gelatina de
pata, cocadas, panochas de dulce, melcochas, bocadillos de guayaba y
manjarblanco; tomábamos café Alcázar, Café Rico, Café Draco, y Payán. Cuando comprábamos
en la tienda de "carisucio", y del vecino Manuel, Tomas Chávez, Chano
Pulgarín y Camilo Varona. Nos divertíamos con Guineo, La Negra Chispas,
Murillo, Chancaca, Barbera, Caquiona, Murillo, Correa, el suegro, Barbera, Zócalo,
soltá el pollo y otros personajes típicos. Vuelve a mi memoria, la Foto Vargas,
Foto 0rtiz (soy feliz porque me retrata Ortiz) Foto Ledezma con sus cámaras y
rollos kodak, hasta la foto Agüitas del parque. Devolviendo el casete, señalemos
que el vicio del cigarrillo Pielroja y El Sol lo expendía la Compañía
Colombiana de Tabaco junto al Palacio Arzobispal. Popayán tenía peluqueros de
fama internacional: "Avispa",
"Sancocho". Sin olvidar el salón de belleza Capricho, el único de
carácter unisex. Antes todo quedaba cerca, las iglesias para ir a misa, la
galería para mercar y la zona de tolerancia para ir a... El cine, con luces
apagadas y el sepulcral sonido que solo dejaba escuchar las crocantes papitas
fritas en los teatros: Municipal, Bolívar, Palacé, Popayán y Anarkos. Nos
extasiaba la radio de la Voz de Belalcázar, La Voz del Cauca, Radio Popayán,
Ecos de Paleteará, Ondas de Puracè, sin faltar la suscripción del diario El
Liberal, y la Hojita Parroquial. Programas radiales como: Nuestra discoteca a
sus órdenes, Clarín del Cauca, Reportaje a la ciudad y De ronda por los barrios
(Hemberth Javith Paz), Lunazos, guasquilasos (de Salvador Barrera), Salsa ritmo
y sabor (animado por el mono Julián o frailejón, con la dirección de Ary Bravo),
el colibrí (dirigido por Deysi de la Roche) y el Show del diablo Cajiao entre otros.
El juego de blancos y negros era con respeto y, los campeonatos de fútbol: La Amistad y Obrero, eran un verdadero espectáculo
futbolero. La vagancia tenía otras formas de recreación, como ir de baño y
paseo a las aguas de Saté, la Lajita, Rioblanco, Los Dos Brazos, La Cueva del
indio, Cuarto Hueco, o el lago del Club Campestre, el Caracol del rio Molino. Y
que tal, las escudilladas, del sancocho de gallina y el guarapo de la Vereda de
Torres y Puelenje. Imposible olvidar la Piscina Municipal, como el primer
centro de recreación de Popayán.
Civilidad: La riqueza del
recuerdo no se olvida.
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