En la ciudad moderna, tanto los valores como los
apodos se perdieron. Cuando sabíamos vivir, en mi Pam-payán, más que ahora, a
las personas se las llamaba más que por el nombre propio de cada uno, por un sobrenombre,
que se ponían unos a otros. En mi olvidado pueblo, se hacía gala de la chispa
patoja y del buen humor. Había ingenio para ponerlos y, buen humor para
aceptarlos.
Algunas personas podrían entrar en cólera; pero nunca
se supo que hubiera corrido sangre por un mote malintencionado. Los
sobrenombres o alias, se relacionaban con algún rasgo de la persona. Podía ser
positivo o negativo, dependiendo del tono en que se dijeran, interpretando
afecto o burla. Hoy, a duras penas, simplifican
el nombre; así que a Francisco lo llaman “Pacho” a Enrique “Kike” a Antonio
“Toño” y a Pedro “Pepe o Perucho”.
Con este escrito pretendo visibilizar esa parte
desconocida de mi amada ciudad, en que las familias ostentaban -con orgullo y
honor- un apodo, considerado un patrimonio heredado. Tema sobre el cual, poco
se ha escrito. De allí que, en un entrañable paseo por el pasado, vale la pena
dejarlo consignado para las generaciones futuras. La lista es larga, de tal modo que, evocando el pasado, exploremos una
pequeña pincelada:
Empiezo por los apodos de familias que no recuerdo sus apellidos: Los pandeleches, Pan crudo.
Alacrán: Médico famoso, pero malgeniado.
Achichuy : Bermudez
Alicate: Dueño de
la Viña, (apodo heredado a su hijo Alirio López)
Autogol: Porque lo hicieron Asin querer.
Agüita de Coco:
Carrillo, por su calva, quien trajo la primera guitarra eléctrica a Popayán.
Batallón: Los
Bonilla
Biombo: Solo
servía de estorbo a la familia.
Bombero: Borracho
cansón que apagaba cualquier fiesta, por prendida que estuviera.
Bombillo flojo:
Tenía un "tic" en los ojos que lo hacía parpadear.
Búho: Porque solo
salía de noche
Care buque:
Mosquera
Care-choclo: Por
su cara con acné.
Care-reloj: Ramírez,
conductor de la licorera.
Care-
jigra: Por su cara arrugada.
Care-tigre:
Guardián de la antigua “cárcel del proceso” con vitíligo
Care-tu mama: Un
decir del apreciado ingeniero agrónomo Paz.
Care- moneda: Por
su cara redonda.
Care-pellizco:
Por su nariz y boca fruncidas.
Care-puño: Porque
tener la nariz achatada.
Carisucios: Los Medina
Carpa de circo:
la clavaban en cualquier parte
Cárcel: Porque
no tiene barros sino "barrotes"
Carramplón:
Collazos
Calzoncillos:
Hermanos que andaban siempre juntos
Casquifloja: Mujer
fácil.
Comidota: Tragaldabas (tragón)
Chorro de
humo: Fumador empedernido.
Escalera: Próculo
González, fundador del bailadero “El Bambú”.
Estribo: Solo
metía la pata.
El pollo López:
Padre del actual alcalde de Popayán, quien heredó el sobrenombre.
Espanta la
virgen: Por feo
El ovejo:
Fernando I. C.
El mocho: Isacc Valverde
El matador: Jairo
Navia
El panadero:
Collazos
El ñato: José Bolívar Muñoz
El pichoso Humberto
El ronco: López
El Timbiano: Mario A. Vidal
Fiambre:
Comidilla de todos los paseos.
El jetón: Luis
Bermúdez
Jeta de colada:
Zúñiga, por su hablar enredado.
Jueves santo: vigilante
del banco del Estado, siempre en corbata.
Garulla: Fotógrafo
bullanguero
La machaca: Una
mujer ardiente.
Las cagadas: La
embarraban en todas partes.
Las bastantes: una numerosa familia, las
Bastidas.
Las fieras: Las Guevaras
Las Gatas: Las Guevaras
Lengua de vaca:
Marino Arboleda
Los calagüingos: Alegrías
Los cocorotes: Idrobos
Maní: Juan Carlos Bolaños
Matapalos: Negret Velasco
Mejoral: Porque
se creía que servía para todo.
Milloncito: No
hablaba sino de dinero.
Mariposa: Copera
de bar que volaba de mesa en mesa.
Mueble fino: Viejo
y bien acabado.
Morrocoy: Solo salía
de noche, o porque con él, siempre se perdía.
Niño Sano:
Conductor camionero obeso.
Oblea: Dama
grande o alta.
Orinal: Por tener
salida la mandíbula inferior.
Panelita:
No por dulce, sino por la boca cuadrada.
Papaya
verde: porque la tocan, pero nadie se la come.
Pambazo: Rafael
García compañero de pupitre en la escuela.
Polo
norte: Estudiante, con todo bajo cero.
Picuechucha: Muñoz
Ringlete: Porque
no hace sino voltear.
Rendija: Por
tener la mirada como cuando se mira por el ojo de una llave antigua
Ratón de Iglesia:
Gerardo Delgado, andaba de iglesia en iglesia
Saco: Carlos
Hidalgo
Sal de frutas: Se
sulfuraba con facilidad.
San
Andresito: Por la cantidad y variedad de collares, cadenas, pulseras y
anillos que se ponía.
Seis y
cinco: Por un tic, inclinando la cabeza sobre el hombro izquierdo.
Sobrado de tigre:
Le faltaba un brazo.
Sol: Sinvergüenza
se iba al atardecer y regresaba con la salida del sol
Submarino: Más
bruto que su hermano Marino.
Supermercado: Por
tener toda clase de granos.
Tonelada: El
gordo Muñoz.
Torre de Pisa: Solterona
que siempre tuvo inclinación, pero nunca cayó.
Trofeo: Por
orejón.
Trombón:
Ingeniero conservador de prestigio político.
Trompe- buque:
Por lo jetón
Ventarrón: Empresario
de apellido Mosquera
Visitica: Porque
preciso, llegaba a la hora de las comidas.
Kumis: Basquetbolista
por la blancura de su piel.
Como dije arriba, según parece, ésta es otra
costumbre tradicional que se ha perdido con el tiempo. Es una parte pequeña de Popayán,
de un individuo o de una familia, que pasará a ser Historia con mayúscula.
Civilidad: ¡Hasta cuando! Con
tapabocas como autómatas, caminaremos sin mirar siquiera a aquellos con quienes
nos cruzamos.
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