Comparto doce pensamientos en los que Gabriel
García Márquez define el papel de la mujer en la sociedad.
1. El sexo fuerte. Creo que la mujer
es el ser fuerte, el sexo fuerte, y que gracias a ella la historia sigue
adelante. Da la impresión de que los hombres son los protagonistas de la
historia, pero si lo son, es porque alguien está sosteniendo el mundo detrás de
ellos, y este alguien es la mujer.
2. Por una mujer en la presidencia. Los hombres no
servimos para gobernar este país. Servimos para pintar, para escribir, para
jugar fútbol… Hay grandes talentos médicos, grandes talentos del narcotráfico.
Hay grandes talentos del bien y del mal. Todos son muy buenos en cada una de
las especialidades. En lo único en que hemos sido malísimos es en gobernar el
país. La salida son las mujeres. Probemos con una mujer.
3. Con los
pies en la tierra. Mis mujeres están mucho más enraizadas en la
realidad que los hombres. Tienen los pies bien plantados; son sólidas,
pacientes, constantes. Los hombres son criaturas quiméricas, capaces de
acciones locas y grandiosas, pero incapaces de la paciencia y la constancia,
débiles en la adversidad, buscando el apoyo de la mujer que en la adversidad
será firme como las rocas.
4. La cobardía del machismo. Soy,
definitivamente, un antimachista. El machismo es cobardía, falta de hombría.
5. Una lealtad a prueba de todo, menos de engaños. No hay nada
comparable a la lealtad de una mujer a condición de que se establezcan las
reglas del juego desde el principio, y que uno las cumpla sin engaños de
ninguna clase. Lo único que esa lealtad no puede soportar es la mínima
violación de las reglas establecidas.
6. Contra el
machismo. El machismo es lo que más detesto en este mundo. Toda mi obra es una
condena larga y constante de esa actitud, porque el machismo es la peor
desgracia que tenemos en América Latina y particularmente en el Caribe.
7. Una vida sin mujeres es imposible de entender. No podría entender mi vida, tal como es, sin la importancia que han
tenido en ella las mujeres. Fui criado por una abuela y numerosas tías que se
intercambiaban en sus atenciones para conmigo, y por mujeres del servicio que
me daban instantes de gran felicidad durante mi infancia porque tenían, si no
menos prejuicios, al menos prejuicios distintos a los de las mujeres de la
familia. La que me enseñó a leer era una maestra muy bella, muy graciosa, muy
inteligente, que me inculcó el gusto de ir a la escuela solo por verla. En todo
momento de mi vida hay una mujer que me lleva de la mano en las tinieblas de
una realidad que las mujeres conocen mejor que los hombres, y en las cuales se
orientan mejor con menos luces. Esto ha terminado por convertirse en un sentimiento
que es casi una superstición: siento que nada malo me puede suceder cuando
estoy entre mujeres. Me producen un sentimiento de seguridad sin el cual no
hubiera podido hacer ninguna de las cosas buenas que he hecho en la vida. Sobre
todo, creo que no hubiera podido escribir.
8. La combinación irresistible. A una mujer vestida
de amarillo no se le puede negar nada.
9. Ellas: la salvación de la especie. Las mujeres están aquí para perpetuar el mundo, la especie. Para
que esos locos, esos imbéciles que están ahí no acaben todo.
10. El motor del mundo. Realmente el poder
de las mujeres es el que mueve al mundo.
11. Un conjuro para los males. Nada hay más bello
en este mundo que una mujer bella, de manera que el gran conjuro de todos los
males es una mujer bella.
12. Sobre Eréndira.
Eréndira es el alegato
más bárbaro que se puede imaginar en favor de la liberación de la mujer. Se
sirve de todos los medios para su liberación, hasta del amor. Ella utiliza al
joven Ulises, ese muchacho que representa la pureza en ese universo tan
sórdido, para salir de su situación y volarse. ¡Se piensa que este amor será un
fin y una expansión para ella, cuando no es más que un medio!
Civilidad: Amé a una mujer y ahora sufro por ella. HDG
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