Escribo estas líneas con el debido respeto, porque en
mi niñez, mis padres y desde los pupitres
de la escuela pública me inculcaron eso de: "respetar a los mayores
en edad, dignidad y
gobierno”.
Ojalá, que en árabe significa: “Dios quiera” y, permita, que, en medio tantas ocupaciones,
lleguen a sus manos.
Nadie me ha preguntado,
y poco interesa; pero como buen ciudadano y con sentido patriótico, voté en las
elecciones presidenciales por usted. Lo hice a conciencia, porque votar es un deber ciudadano. Porque todos tenemos la
responsabilidad de participar en la vida pública. Y desde luego, porque de la
calidad de nuestras decisiones en las urnas, depende en gran medida, el
bienestar de todos los colombianos.
El siete de agosto próximo, cumplirá dos años de su
cuatrienio, en los que no han faltado las complicaciones y reveses, como la
caída de la ley de financiamiento, que fue aprobada en diciembre de 2018 cuyo objetivo,
según su Gobierno, era garantizar el funcionamiento de programas sociales, infraestructura, planes rurales y para implementar los
acuerdos de paz. Pero, ¡en un abrir y
cerrar de ojos, todo cambió!
“Criticones compulsivos” con lente de
aumento, faltando al respeto y a la
dignidad del presidente, valiéndose de sus equivocaciones, han buscado réditos políticos,
como una manera de eludir sus propias responsabilidades; desde luego, siempre
en perjuicio de los demás. Algunas razones y otros motivos, son aprovechados por encuestadores,
para difundir a conciencia o sin ella, que su gestión no ha tenido una buena
aprobación.
Desde la distancia, en esta Colombia híperconectada, y ahora,
desde el aislamiento, siempre he estado pendiente de su gobierno. Por ello, en
atención a la dignidad y la alta responsabilidad del cargo que así lo exige,
imploro al Todopoderoso ilumine su camino, pues anhelo un mejor país para mis
hijos. Poniéndome en sus zapatos de gobernante, siento que no busca el aplauso
fácil ni el populismo barato.
Estoy enterado, que ha debido tomar medidas impopulares. Sígalas tomando señor Presidente si se justifican, y continúe explicándolas, porque a los colombianos de bien nos interesa. Además, porque el electorado y sus oposicionistas vigilan lo que hace y cómo lo hace. No es fácil dirigir a Colombia, con una clase política que vive al margen de la ciudadanía, pero que están ahí, a un clic de distancia para exigir explicaciones constantes, criticando a todos los gobiernos y, por todo.
Estoy enterado, que ha debido tomar medidas impopulares. Sígalas tomando señor Presidente si se justifican, y continúe explicándolas, porque a los colombianos de bien nos interesa. Además, porque el electorado y sus oposicionistas vigilan lo que hace y cómo lo hace. No es fácil dirigir a Colombia, con una clase política que vive al margen de la ciudadanía, pero que están ahí, a un clic de distancia para exigir explicaciones constantes, criticando a todos los gobiernos y, por todo.
Señor Presidente
Iván Duque. Las dos pesadas cargas: sanitaria y económica, afectan a gran parte
de los colombianos: subida de impuestos; alzas en los servicios públicos,
combustibles; recortes sociales y, salariales a funcionarios; desempleo,
afectaciones a pensionados. Es sabido que, las “mesas de estudio” preparan una reforma laboral
y que luego, vendrá la pensional. Pero, en cambio, sin “mesas técnicas”,
otorgan ayudas al sector financiero; informan sobre beneficios a bancos, etc.,
razones suficientes que incitan a las revueltas. Paradójicamente, las iniciativas
que buscan congelar y reducir el salario de los congresistas y altos
funcionarios del Estado, se caen o se retiran. Se sabe de nueve tramites
fallidos.
La notabilidad
de la noticia de gran repercusión mediática de los últimos días, cuando usted,
señor presidente, expresó: “Apoyemos, todos,
esta medida. Protejamos a nuestros abuelitos. Protejámoslos con cariño, con
afecto”, no cayó muy bien, no porque el vocablo “abuelitos” sea un término
peyorativo. Sino porque sus órdenes, precisamente no se cumplen con estas
nuevas criaturas, y porque, no siempre quien se envejece se deteriora.
Señor
Presidente, podría escribir páginas densas aportando datos, citas y opiniones
fundadas sobre la pésima atención que se brinda a las personas de la “tercera
edad”. Abundan “viejitos” que carecen de ingresos, que sobreviven con el apoyo
económico de sus familiares, muchos precarios y, que las ayudas económicas
estatales solo cobijan a uno de cada cinco. Después
de los sesenta años, más de la mitad de los colombianos tienen que trabajar
por necesidad, informalmente y, en condiciones adversas de seguridad social.
Suele
ser Señor Presidente, que la vejez es la que recibe menos atención, cuando las
EPS no entregan ni oportuna ni de manera completa los medicamentos requeridos
por la persona mayor; pues, no garantizan su entrega en un lapso no mayor a
48 horas en su residencia. Tampoco la infraestructura de las EPS dispone de
ventanillas preferenciales que permita una atención ágil y eficiente para
orientarlos y responderles de forma clara y veraz. Las leyes son letra muerta
porque no se cumplen. Acá en Popayán, lo hacen con tono que varía de la
conmiseración al franco desprecio.
Señor
Presidente, aquí, ¡hasta la muerte nos llega tarde!, pues los fallecimientos
por Covid-19, son pocos. En el concierto nacional, Popayán y el Cauca, están
ubicados como los de mejor comportamiento en este
sentido, lo que indica que hay una gestión que está dando resultados.
Abundan
las peticiones, y el llamado a usted, si, a usted, señor Presidente Duque para que, el Min salud nos apoye garantizando liquidez
financiera a nuestros hospitales y clínicas, reconociendo los esfuerzos
realizados por la Gobernación del Cauca, y la Alcaldía de Popayán para prestar
servicios de salud en las mejores condiciones de calidad, oportunidad y
eficiencia.
Señor Presidente Iván Duque, el Cauca
constituye un crisol de todos los conflictos. La violencia no cesa, se desvanece la paz por
falta de recursos para inversión social, pues las restricciones presupuestales
impiden satisfacer la totalidad de las demandas.
Señor Presidente, la diferencia entre el pasado, el
presente y el futuro, es sólo la persistente y vieja ilusión de ver cumplido el sueño en este “mal siglo”, para que
usted resucite del largo viacrucis dentro de las vías 4G, la ampliación de la
carretera Panamericana, el tramo Popayán-Santander de Quilichao.
Termino, señor Presidente, valorando
la trascendencia de este mensaje, para que, bajo su sombra y, como síntesis de
su mandato, el Cauca, que ha sido uno de los departamentos con mayor
historia en el país y Popayán, otrora altar de
la patria, puedan sobreponerse en este vital periplo de la vida.
Dios guarde, a usted señor Presidente
y a su familia
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