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sábado, 30 de mayo de 2020

¡Llegó el momento!

"No pretendamos que las cosas cambien, si siempre hacemos lo mismo. La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura: Albert Einstein.

Oyendo a dos innegables líderes caucanos: el ex senador y ex gobernador Jesús Ignacio García y al senador y ex gobernador Temístocles Ortega, quienes hicieron un balance radial del acontecer nacional, regional y local, entendí que promovían un mensaje necesario para la reconciliación de los caucanos. Seguramente inspirados en las sabias palabras del Papa Francisco, instándonos a la unidad, cuando afirma: 

"Estamos en la misma barca y somos llamados a remar juntos".

Si ponemos un granito de arena, podemos afrontar la cruda urgencia del ahora. Mirando hacia adelante, como ciudadanos de bien debemos recuperar de nuestro vocabulario, los vocablos: “colombianismo” y, “caucanismo”, con amor patriótico para sacar adelante a Popayán y al Cauca. Tenemos que cambiar las cosas y las vamos a cambiar.
Llegó el momento de relegar el odio disfrazado de amor. Llegó el momento de cambiar esa política dañina tan adversa para Popayán y el Cauca. Llegó el momento de cerrar filas contra esa oprobiosa oposición, sin razón, a todo y contra todos. Llegó el momento del rechazó a las acciones violentas, y todas las formas de financiación de guerrillas y la promoción de grupos paramilitares en el Cauca donde la Paz se nos escapa. Llegó el momento de alzar la bandera blanca en pro de una estrategia que hermane a todas las fuerzas vivas de la sociedad caucana alrededor de la reparación democrática. Llegó el momento de aceptar la conducta de la democracia en Popayán, Cauca y Colombia, donde por desgracia las mayorías son secundarias como una costumbre inveterada. Llegó el momento para que la rectitud y la transparencia en el servicio público vuelvan a ser la regla. Llegó el momento de entrar a valorar criterios de eficacia, eficiencia y profesionalidad de nuestros dirigentes a conciencia de que estaban bien preparados.
Claro, no será fácil salirnos de la verdadera crisis que durante muchos años nos ha agobiado: la crisis de la incompetencia. De esa ineptitud nacida de todos los colombianos, que nunca nos ha permitido adelantar una cruzada para encontrar las salidas y soluciones a los disímiles problemas que nos incomodan. Pero tenemos que cambiar la mentalidad de la sociedad porque el antagonismo no es la solución. Concentrarnos en la reconciliación, exige cambios de corazón y espíritu, así como para el cambio social y económico. Solo así, los problemas serán irrelevantes.
 La borrasca mundial que azota a la humanidad, debe ser la fuente para llegar a puerto seguro, de tal manera que nos permita desenmascarar nuestra vulnerabilidad, dejando de lado el veneno, el odio y el resentimiento que llevamos dentro de nosotros mismos.

El haber participado Popayán y el Cauca, directa y activamente, primero en la revolución anticolonial, y luego, contra las posiciones que la aristocracia terrateniente criolla mantuvo en la estructura social, nos permitió formar cuadros para elegir a nuestros propios dirigentes.  Nuestra democracia, les ha otorgado derechos a las tres razas, para que hoy sean gobernantes. Primero al indígena, Floro Tunubalá, hoy como mandante del Cauca a Elías Larrahondo.  Y desde luego, al Presidente Iván Duque, el cuarto presidente más joven de Colombia, sin saber que llegarían a sortear los vientos del mundo orientando el timón para salir del naufragio, pues, sin crisis todo viento es caricia. He ahí cumplidos nuestros derechos en nuestra ya no tan joven democracia.
Nadie puede poner en duda que nuestros mandantes, Presidente, gobernador y alcalde estén legitimados para tomar decisiones públicas ni que también lo estén, los senadores Luis Fernando Velasco y Temístocles Ortega, para que, sin anteponer sus intereses electorales a los intereses de la organización pública, todos, lideren las mejores decisiones para lograr la unidad de la sociedad. Desde luego, en unión con todas las fuerzas vivas del Cauca: la iglesia, los gremios económicos, las asociaciones indígenas, negras, sindicales, las diferentes líneas políticas y periodísticas, sin exclusión alguna, bajo el entendido que la verdadera esencia de la democracia, es asegurar que cada uno pueda desarrollar todo su potencial pues, “todos valen para algo”.
Tengo la impresión que en el diálogo radial del periodista Ovidio Hoyos, con los dirigentes Ortega Narváez y García Valencia, afloró lo mejor de cada uno, hablaron de crisis, evidenciándola, resaltándola, no solo para enfrentarla sino para superarla, porque callarla sería como exaltar el conformismo. Hicieron la convocatoria para que nos unamos todos y, actuemos juntos, sin exclusiones, en una misma dirección. Debemos aceptarla, pues, el momento actual no admite vacilaciones, no solo por la epidemia, sino por lo que se avecina. La crisis económica y social se va a profundizar. Por lo tanto, es entre todos, con solidaridad y confianza como podemos superarla. Las acciones aisladas ayudan, pero no son suficientes. Nunca como hoy, es tan urgente y necesaria la unidad de los caucanos para construir con optimismo y decidir nuestro futuro; sería una tragedia no luchar para superarnos.
¡Alguien tiene que tomar la batuta! En estos tiempos cruciales y de sobrevivencia, es necesario que el Cauca vuelva a ser ese referente histórico para lanzar propuestas para reformular el régimen político, de transformar al Estado, de cambiar los sistemas de representación. En definitiva, de otorgarle nuevos criterios a la democracia, desde la participación comunitaria y desde la identidad colombiana

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