A estas alturas de la pandemia,
ya sabemos que el coronavirus
Conavid-19 no es solo la crisis
sanitaria que puso en jaque la política económica de cada país. Sino también,
que las dos pandemias, cambiarán la forma en que los países se relacionarán
entre ellos. Habrá un nuevo orden mundial, dependiendo quien
gestione mejor la pandemia, quien
descubra primero la vacuna y, su resultado lo ubicará en el
primer lugar para liderar el mundo en el siglo XXI.
En la actualidad, el globo terráqueo está dominado por un
puñado de personas poderosas que se reúnen periódicamente alrededor de una
mesa, cuyo poder consiste en su capacidad de influir sobre los demás;
posibilidad que está hoy, en manos de las grandes instituciones financieras,
bancarias y de las empresas transnacionales, cuya acción tiende a configurar
las decisiones políticas.
Dicho lo anterior, nadie espera que un país que siga mirando
con nostalgia al pasado sea el próximo líder global. Por ejemplo, a
Rusia con todo su armamento nuclear de nada le servirá en este nuevo mundo,
puesto que, las armas nucleares perdieron interés estratégico frente al poderío
tecnológico, inteligencia artificial, Big Data (gran volumen de datos que
inundan los negocios )
La historia avanza tan rápido,
que, todo cambia vertiginosamente. La tecnología se vuelve obsoleta en sólo
unos cuantos meses.
La Unión Europea dejó pasar su oportunidad para liderar el
nuevo orden mundial. Se desvaneció
la idea de que el bloque europeo se pusiera al frente del nuevo escenario. Ante
el fracaso de su proyecto de integración y tras el trancazo del Brexit, agreguémosle su escasa o nula solidaridad entre Estados para hacer frente a la
crisis sanitaria por el coronavirus.
Por su parte, Francia,
debilitada económicamente, y descartada la Gran Bretaña por el Brexit; el único
país que en forma individual podría tenerse en cuenta como líder geopolítico
global sería Alemania; pero, lo cierto es que, ningún país de
la Unión Europea podrá ser líder solitario. Aunque Alemania, goza de mucho poder económico, carece de poder político,
pues fuera de su territorio, no tiene ninguna influencia. Entonces, Alemania y Japón, seguirán
jugando como eternos protagonistas secundarios.
Entonces, todo apunta a que el nuevo
orden global derivado de la crisis sanitaria del coronavirus, será liderado por
China. El péndulo
del siglo XX liderado por Occidente, ahora se mueve hacia el Oriente.
Concretamente hacia China quien tiene
el poderío tecnológico, un sistema político blindado y un dinamismo económico
sin precedentes. China se encamina a arrebatarle el
poder hegemónico a los Estados Unidos, sin el uso de armas hipersónicas, sin disparar un solo misil. Aquí cabe recordar el ocultamiento de China, permitiendo que el mundo
perdiera entre cuatro y seis valiosas semanas para combatir el Coronavirus
Covid-19. De allí que el mandatario norteamericano asegurara
tener suficiente evidencia para demostrar que el régimen del Xi Jinping engañó
a la comunidad mundial, reafirmando que China, “hizo todo lo posible para asegurarse de que el mundo no se enterara a
tiempo”. “Fue un clásico esfuerzo de desinformación comunista”, sentenció.
Luego entonces, - “blanco es, frito se come, gallina
lo pone-.” En
los años venideros, China será
el próximo líder mundial, instaurando un gobierno único, colectivista, burocrático,
controlado por sectores elitistas y plutocráticos.
Durante los últimos años, China ha emergido no sólo como una
potencia económica con tasas de crecimiento promedio anuales que superan el 9%,
sino también como un importante jugador en el ámbito comercial al incrementar
su participación en las importaciones mundiales manufactureras. Sin vacilación,
China ahora más que nunca, decidirá reanudar una guerra comercial de consecuencias imprevisibles. China no solo
es el gigante asiático, sino un líder mundial en el campo de la
inteligencia artificial, el reconocimiento automático de voz y el big data.
Meto mi
nariz, fundamentado en la lectura y en la actual coyuntura, la cual está
marcada por acontecimientos inéditos, que darán lugar a un nuevo orden que
demanda ser estudiado, caracterizado y comprendido. La teoría
de conspiración acerca del llamado Nuevo Orden Mundial no es nada
nuevo, pues nació de un plan diseñado en la época de Mijaíl
Gorbachov y George
H. W. Bush quienes usaron
el término para tratar de definir la naturaleza de la posguerra fría y el espíritu de cooperación que
buscaba materializar entre las grandes potencias.
Tampoco es desconocida la existencia del Grupo
Bilderberg que encuentra la oportunidad para que ´los miembros de la élite
mundial´ hablen en privado de manera abierta y relajada; camarilla esta que
busca socavar la democracia global.
Y, es que, tal como está desarrollándose la crisis sanitaria y la financiera
pareciera que fue perfilada deliberadamente para planear matar el 80% de la
población mundial. Todo porque, la
superpoblación es una de las causas más importantes de la mayoría de los
problemas en el mundo. No importa si se trata de la falta de alimentos, agua
potable o energía; cualquier país del mundo tiene o tendrá que enfrentarse a
ello.
Ahora de nuevo, surge la teoría del Nuevo Orden Mundial para referirse a
un nuevo período de la historia con el que se pretende, de este modo, porque
hay pruebas suficientes para cambios drásticos en las ideologías políticas y en
el pretendido equilibrio de poderes.
Civilidad: Mientras
tanto, en el Cauca morimos, de pulmonía y plomonía
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