A través de
la historia las sociedades han evolucionado. Sin embargo, la sociedad actual,
la que estamos viviendo es cada vez más inculta, más pobre y con más tiempo
libre. Parece mentira, pero estamos evolucionando vertiginosamente. Por eso
estamos donde nos encontramos.
Las dos últimas décadas
son posiblemente, las dos que más modificaciones hemos tenido en nuestra forma
de vivir y pensar. Sin equívoco, el gran
responsable es Internet, aunque no
el único. La humanidad utiliza la tecnología para fines positivos y negativos. La población mundial no para de crecer, cada vez
más rápido. Pero así también, el mundo es un lugar mal distribuido.
Convivimos con la aparición sin precedentes del maquinismo. Y la irrupción de las máquinas en todos los ámbitos, no
solamente en el tema laboral, genera de por sí, una serie de cambios en la
conducta humana, impensables hace unos pocos años.
Por
esos avances, en estos tiempos, cuesta trabajo encontrar una sola persona que
no utilice WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram, WeChat o cualquier otra
variante de la misma idea. Las redes sociales alcanzaron ya a la mayoría de la
población mundial, y todo ello gracias a los teléfonos móviles. Todo el
mundo, viva donde viva, al menos tiene un celular.
Hoy, la sociedad
tiene más tiempo libre. Por el
mismo motivo, la población mundial ha crecido,
y el mayor el porcentaje de personas viven en entornos urbanos. Por esta razón, el desarrollo
económico y las oportunidades que aparecen en las ciudades son el principal
motivo para emigrar del campo a la ciudad. Entonces, como las personas cada vez pueden disponer de mucho
tiempo libre, así mismo, tendrán que buscar la manera de utilizarlo.
En mi amado pueblo, hace
30 años, era impensable edificios de más de dos pisos, hoy han sido superados y
son ya del número quince. Cada vez hay edificios más grandes y avenidas más
anchas, pero mentes más estrechas.
De otra parte, para
demostrar cómo hemos cambiado, nadie discute la realidad del cambio climático.
Los signos son muy evidentes, pasamos por largas temporadas de sequía y altas
temperaturas, a climas extremos de heladas, con huracanes virulentos e
infaltables inundaciones que afectan siempre a las poblaciones más pobres como
amenaza existencial para su forma de vida. Por consiguiente, esta sociedad en
la que vivimos, nunca va a alcanzar el grado de bienestar a que llegamos a obtener en el
Siglo XX.
Y no será posible, porque estamos viviendo en un mundo que cambia vertiginosamente y de una manera tan compleja
que es difícil discernir cuales son los cambios más significativos y los que
tendrán mayor influencia en la sociedad del mañana.
Aquí cabe preguntar: ¿qué nivel de volatilidad tienen los destinos de
Colombia cuando nuestra sociedad no es culta? “Cuando el 47 % de los
estudiantes de primero y segundo semestre de 13 universidades colombianas ni
siquiera alcanza nivel medio de desempeño en las competencias de compresión de
lectura”. ¿Qué expectativas podemos tener frente a una población que se
enfrenta a excesos de información y desinformación, sin darse cuenta de la
diferencia, validando noticias falsas, sin responsabilidad, replicándolas en
las redes sociales?
Luego entonces, solo el día
en que se invierta a fondo en la cultura como consecuencia del renacer de una
conciencia individual, privada y pública, sobre su importancia, Colombia
construirá un cambio en el tiempo que nos tome para formar generaciones con
criterio, de tal manera que sean conscientes y moralmente responsables de sus decisiones.
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