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sábado, 6 de julio de 2024

¡Buena esa, señor alcalde!

 



Siempre se ha dicho que la plaza mayor, es la sala de recibo de Popayán. Y no es para menos, en el centro está la estatua de Francisco José de Caldas, obra del escultor francés Verlet, fundida en bronce por los artistas Janbsenf y Renard, en Paris, e inaugurada en el día centenario del grito de Independencia.  Recordemos que el Sabio Caldas fue el Mártir de la Independencia Nacional. Por eso, la patria agradecida en 1910, erigió un pedestal con la figura egregia del prócer de la independencia. En el lado que da al occidente, está la firma que usó siempre, pero estando en capilla para el patíbulo, firmo con la “0” partida por la mitad, que significa “0 negra y larga partida”  

Los referentes históricos en el parque Francisco José de Caldas, son para respetarlos y, cuidar todo el conjunto de símbolos que nos identifica como país, es una manera de amar y apreciar lo que somos como ciudad. Por los cuatro costados gravados en alto relieve, tiene elementos relativos al Sabio: La “Bomarea Caldasiana”, planta clasificada por Caldas y llamada así, en su honor. En el lado sur: un cuadrante, un sextante, un barómetro y un termómetro en representación de los instrumentos por él fabricados para sus observaciones científicas.  Por ello, estos símbolos se han considerado siempre como objeto del respeto y la veneración de los pueblos que simbolizan.   Son pues, la representación material de toda una serie de valores comunes a una Nación constituida como Estado.

Cinco araucarias rodeaban la estatua, formando con las palmas una doble corona. Las dos primeras araucarias, fueron sembradas por el coronel Carlos Ayerbe en 1914. Hoy echamos de menos una que en 1957 secó un rayo. Las otras han ido muriendo de pie, al cumplir 100 años, pese a que su longevidad es de 1000 años.

El vetusto edificio que, reconstruyeron a lo moderno, se le designa con el nombre de “La Gobernación”, fue en su época propiedad del rey quien puso allí la fundición de moneda. En la esquina oriental de la misma cuadra de la Plaza Mayor, existió la casa de Belalcázar que se le adjudico el 9 de abril de 1537 al ser nombrado como Gobernador. Al frente, por la misma esquina herederos de la Marquesa de San Miguel de la Vega, en 1752 vendieron al Cabildo de la Real Hacienda, que tiempo después, fue cedida por la nación a la Villa de Popayán. Con el transcurrir de los años, para ennoblecerla y reconocerla, se le concedió el título de ciudad.

He querido refrescar para la memoria del valor sereno, reciedumbre y carácter del señor alcalde de Popayán, Juan Carlos Muñoz Bravo, quien, con inteligencia, y altruismo, protege la sala de recibo de Popayán, el parque Francisco José de Caldas, porque allí se refleja la virtud de sus hijos gloriosos, que, con altivez, lealtad sublime y, patriotismo defendieron esta nación.  La inspiración paisajística, la tranquilidad y la protección de nuestro patrimonio natural, son solo algunas de las cosas que le entregó a usted la ciudadanía, por lo tanto, el área del parque central debe ser protegida.

¡Buena esa, señor alcalde! apoyamos su decisión como autoridad municipal encargado de la administración, conservación y control del Centro Histórico, entre ellas, el parque de Caldas, rodeado de historia, con la torre del reloj, la Gobernación, la catedral, la alcaldía, constituyéndose en el lugar de encuentro en la ciudad. Respaldo total, señor alcalde porque el parque de Caldas debe ser un espacio abierto, provisto para el uso recreativo de sus habitantes; de propiedad y mantenimiento del gobierno local, pues nadie más, le invierte un solo peso, ni siembran un árbol. El día que acabemos con nuestros símbolos, ¿a que vendrán los turistas?

Civilidad: El parque ayuda a combatir la contaminación, favorece la biodiversidad en la ciudad, facilita el control de la temperatura y la humedad. Además, es un importante elemento de cohesión social.

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