Los referentes históricos en el
parque Francisco José de Caldas, son para respetarlos y, cuidar todo el conjunto de
símbolos que nos identifica como país, es una manera de amar y apreciar lo que
somos como ciudad. Por los cuatro costados gravados en alto relieve, tiene
elementos relativos al Sabio: La “Bomarea Caldasiana”, planta clasificada por
Caldas y llamada así, en su honor. En el lado sur: un cuadrante, un sextante,
un barómetro y un termómetro en representación de los instrumentos por él
fabricados para sus observaciones científicas.
Por ello, estos símbolos se han considerado siempre como objeto del
respeto y la veneración de los pueblos que simbolizan. Son pues, la representación material de toda una serie de valores
comunes a una Nación constituida como Estado.
Cinco
araucarias rodeaban la estatua, formando con las palmas una doble corona. Las
dos primeras araucarias, fueron sembradas por el coronel Carlos Ayerbe en 1914.
Hoy echamos de menos una que en 1957 secó un rayo. Las otras han ido muriendo
de pie, al cumplir 100 años, pese a que su longevidad es de 1000 años.
El
vetusto edificio que, reconstruyeron a lo moderno, se le designa con el nombre
de “La Gobernación”, fue en su época propiedad del rey quien puso allí la
fundición de moneda. En la esquina oriental de la misma cuadra de la Plaza
Mayor, existió la casa de Belalcázar que se le adjudico el 9 de abril de 1537
al ser nombrado como Gobernador. Al frente, por la misma esquina herederos de
la Marquesa de San Miguel de la Vega, en 1752 vendieron al Cabildo de la Real
Hacienda, que tiempo después, fue cedida por la nación a la Villa de Popayán.
Con el transcurrir de los años, para ennoblecerla y reconocerla, se le concedió
el título de ciudad.
He
querido refrescar para la memoria del valor sereno, reciedumbre y carácter del
señor alcalde de Popayán, Juan Carlos Muñoz Bravo, quien, con inteligencia, y altruismo,
protege la sala de recibo de Popayán, el parque Francisco José de Caldas,
porque allí se refleja la virtud de sus hijos gloriosos, que, con altivez,
lealtad sublime y, patriotismo defendieron esta nación. La
inspiración paisajística, la tranquilidad y la protección de nuestro patrimonio
natural, son solo algunas de las cosas que le entregó a usted la ciudadanía,
por lo tanto, el área del parque central debe ser protegida.
¡Buena
esa, señor alcalde! apoyamos su decisión como autoridad municipal encargado de
la administración, conservación y control del Centro Histórico, entre ellas, el
parque de Caldas, rodeado de historia, con la torre del reloj, la Gobernación,
la catedral, la alcaldía, constituyéndose en el lugar de encuentro en la
ciudad. Respaldo total, señor alcalde porque el parque de Caldas debe ser un
espacio abierto, provisto para el uso recreativo de sus habitantes; de
propiedad y mantenimiento del gobierno local, pues nadie más, le invierte un
solo peso, ni siembran un árbol. El día que acabemos con nuestros símbolos, ¿a
que vendrán los turistas?
Civilidad: El parque ayuda a combatir la contaminación, favorece la biodiversidad
en la ciudad, facilita el control de la temperatura y la humedad. Además, es un
importante elemento de cohesión social.
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