Reescribo la historia de Colombia, al cumplirse
214 años de independencia, sin desconocer las iniquidades raciales, dándole
importancia al mestizaje en la creación de lo que hoy es la riqueza cultural,
que muestra cómo, afrodescendientes e indígenas y, mujeres, hicieron
importantes aportes al desarrollo económico, político, social y cultural de
nuestro país.
De allí que, el 20 de julio, sea un importante símbolo
nacionalista, que marcó un hito en la emancipación de los criollos contra la
corona española. Pero, la historia de Colombia suele ser confusa y, como ya no enseñan la historia
ligada a la causa libertaria, la reescribo, pues en la actualidad, tiene una
connotación distinta.
Celebremos el grito de
independencia, izando el tricolor colombiano en casas, edificios públicos y
privados, como tributo a lo que fue la primera emancipación por parte de los criollos.
Recordemos, que este no fue un proceso
de un día, pues su máximo esplendor fue la disolución de la Gran Colombia, la
cual se efectuó en 1830.
Sobre el suceso del 20 de julio, existe una carta muy importante que el denominado ‘Tribuno del
Pueblo’, José Acevedo y Gómez, le escribió a su primo, el administrador de
aguardientes, Miguel Tadeo Gómez, contándole lo que logró presenciar aquel día en
la plaza central, luego que un grupo importante de criollos y españoles
reunidos, durante el día de mercado, mezclaron conversaciones de negocios
con tertulias políticas, en torno a la
atmósfera de aquel día, en que se respiraba un desapercibido aroma a
revolución.
La carta de Acevedo y Gómez, explica que algunos conocidos de la antigua
Bogotá acudieron a la casa de Llorente en busca de un florero en calidad de
préstamo, para la fiesta de bienvenida del Comisionado Regio, Antonio
Villavicencio, a la que los españoles no habían sido invitados. La conversación se acaloró, cuando
el comerciante niega la petición. Las gruesas palabras alimentaron la ira del mayor de los
Morales, quien le propina un puñetazo en la cara. Los fuertes gritos buscaban
hacer valer el nombre de los criollos ante la multitud. En la carta de José Acevedo y Gómez a don
Miguel Tadeo Gómez, le cuenta:
“Ayer veinte fueron a prestar un
ramillete a don José González Llorente para el refresco de Villavicencio, a eso
de las once y media del día, en su tienda en la primera Calle Real, y dijo que
no lo daba; y que se cagaba en Villavicencio y en todos los americanos; al
momento que pronunció estas palabras le cayeron los Morales, padre e hijo; se
juntó tanto pueblo, que, si no se refugia en casa de Marroquín, lo matan. En
seguida, como a eso de las dos de la tarde, descubrieron al alcalde toda la
conspiración. El pueblo no le permitió actuar: descerrajaron la casa de
infiesta, jefe de ella, y si no le rodean algunos patriotas, brillaban los
puñales sobre su pecho, lo mismo que sobre Llorente, a quien también sacó de su
casa con Trillo y Marroquín, que escapó vestido de mujer, pero le cogió el
alcalde”.
Este incidente, debido a los incumplimientos
de los europeos hacia los criollos, que ya habían adelantado algunos acuerdos
entre las partes para el respeto mínimo de derechos. Al final de la tarde,
luego de la revuelta, el pueblo nombró a Acevedo y Gómez como su tribuno, para
redactar el acta de independencia. Aunque los criollos no lograron su
independencia aquel día, porque el reinado de España no soportó la bofetada a
sus tropas, enviando al reconocido ‘Pacificador’ Morillo, quien llegó a
territorio americano aproximadamente en 1816 para reconquistar lo perdido,
desarrollando lo que al día de hoy se recuerda como la ‘Patria Boba’. Pero, luego,
en 1820, Bolívar y su ejército libraron una fuerte batalla en Boyacá para
lograr la definitiva emancipación de los españoles.
En Colombia se conoce como Patria Boba,
al periodo comprendido entre 1810 y 1819, caracterizado por un inútil
enfrentamiento entre propuestas denominadas federalistas y centralistas, que originó
una enorme desorganización política y anarquía entre gobiernos, ciudadanos y
regiones. Situación de desorden y desorientación que parece estar repitiéndose,
así sea con características y expresiones diferentes, de acuerdo con los
conflictos propios de esta época. Algunos consideran que el actual estado de
cosas se origina por la estructura, orientación y filosofía de la Constitución
de 1991, prefiriendo hablar, no de Patria Boba, sino de Constitución Boba.
Civilidad: La
Constitución no es más que un marco normativo, que por excelente que sea, es
susceptible de ser deformada en su interpretación y aplicación.
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