Abusan
las empresas de servicios públicos en Popayán al poner por las nubes las
facturas de energía, gas y agua que son
los rubros más importantes de la canasta familiar. Encienden las
alarmas porque una nueva explosión social podría incubarse no solo por el
encarecimiento de la energía sino por la mala calidad del servicio. Suspenden
el servicio sin previo aviso. Ineficiente pues, llueva, truene o con viento
de veranero, el servicio es inoperante. Ágiles la desconexión por mora en el
pago, pero retardados mentales para restablecer el servicio de nuevo y, a qué
costos, Dios mío. Alta tensión, porque el pueblo ya no aguanta más con las
extorsivas tarifas. Solo basta ir al segundo piso del Centro Comercial
Campanario a donde trasladó las oficinas la Compañía Energética de Occidente CEO
para enterarse de la situación dramática que padece la ciudadanía.
Entre tanto ruido en el
país, distraídos nos tienen. Treparon las tarifas de energía por las
nubes. Expresión coloquial para indicar
las alzas, también en el precio de la gasolina, clínicas, hospitales,
droguerías, centros comerciales, y parqueaderos donde el abuso ha llegado hasta
cobrar la tarifa de una hora por un minuto adicional, en la que, los mayores
afectados son los pensionados que tienen el oficio de los trámites y vueltas de
familia.
El tema es candente, suben
las tarifas, pero están
lejanas las contiendas electorales para utilizarlas como
referente a fin de cautivar votantes, estamos desamparados. Aunque, siempre
hemos estado desprotegidos. Y, además, aterrados con tantos escándalos de corrupción retratados por la prensa.
¡Colombia, país de escándalos! Este país ya no es ni del Sagrado Corazón de
Jesús, pues pasó a convertirse en el país de la guerrilla, paramilitares,
parapolíticos, narcotráfico, corrupción, injusticias, entre otras tendencias
ilegales y delincuenciales que se enmarcan dentro del contexto de nuestra
resquebrajada democracia.
Todos
los días despertamos con un escándalo, un rosario de perlas, buscando
siempre encontrar a los culpables y responsables de la crisis en que hoy se
debaten algunas de las estructuras institucionales del Estado. Pero, como
siempre, todo pasa, sin que pase nada. Es factible que en la mañana reviente un
escándalo con el convencimiento de que en las presuntas causas que motivaron el
hecho, pueden estar comprometidas una o varias personas, que, por su
trascendencia, se consideran “públicas e importantes”; sin embargo, al
promediar la tarde llega la duda y al caer la noche, no queda nada de lo
primero y ni de lo segundo ¡Así estamos!
Incrementan
las tarifas
de energía, que ahora cobran sin leer los medidores, entreteniéndonos bajo la
excusa del fenómeno de la “Niña”, el “Niño” o del congelamiento de las tarifas
del cuatrienio pasado.
Ojalá leyeran estas líneas,
el nuevo alcalde y el Defensor del Pueblo, preocupándose por el bolsillo de los
usuarios, extendida a todos los servicios públicos. Es una queja de la
comunidad afectada por incrementos abusivos que exige explicaciones y
soluciones en la prestación de los servicios esenciales: energía, acueducto,
alcantarillado, aseo, igual que el gas domiciliario y, catastro, sustentados en
la norma legal.
De no darle un manejo
prudente al tema tarifario de los servicios públicos, nada raro que surja una
intervención estatal a nivel de presidencia para regular las tarifas abusivas y
descontentos de la comunidad antes de que se genere un detonante social.
¡Ojo! No vaya a ser que, en el
país se esté generando otro escándalo en las empresas comercializadoras de
energía con factores especulativos mes a mes, que, como siempre, las paga en su
totalidad la ciudadanía, por cuenta de nuevo diseño institucional en la
facturación dándole más la confiabilidad al sistema que al bienestar de la
población de los usuarios. (cambio de medidores)
Civilidad: En Popayán, el ciudadano ya
no goza del gratificante privilegio de llegar con vida a casa, porque final de
la tarde, lo espera el navajazo marranero de la factura de energía de la CEO.
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