Juanito era un niño ávido, criado en medio de la opulencia; la largueza
económica de sus padres le permitía tener todo lo que se antojara. Era un niño
consentido; lo que pedía, se lo concedían. Juanito estaba en plena formación en
el mejor colegio, sin entender que el éxito
escolar comenzaba con la lectura. Por
ello, no comprendía los principios y valores
morales. No aplicaba el conjunto de normas espirituales, sociales y personales
en las que se mueve la sociedad y, en la que cada persona decide regirse, para
distinguir entre lo “bueno” y lo “malo”. Los principios y valores morales no se
reflejaban en su modo habitual de obrar y proceder. Además de repelente con sus compañeritos, no tenía en
su imaginario, la necesidad de ser
bueno ni de ayudar a
la gente que lo rodeaba. Por eso, en cada Navidad, Juanito armaba berrinche, entraba en colera, pues siempre,
pedía más y más, volviéndose insaciable en sus exigencias. Lo
caracterizaba su codicioso proceder, su interés propio, su egoísmo que nunca
conseguía satisfacer. Era como el agua salada, cuanto más la bebía, más sed le
daba.
Al llegar la Navidad
del 2023, época de crisis en el mundo, poco le importó a Juanito porque como no
leía no se enteraba ni interesaba por lo que sucedía, dedicándose a acumular cosas sin
ningún sentido, aunque no supiera disfrutar de ellas. Su ambición era pedir y pedir,
a sus padres, incluso a sus familiares cercanos y lejanos para que lo
invadieran de regalos. Sus padres, le insinuaban que ya tenía muchos juguetes, que
desarrollara el gusto por el estudio y el aprendizaje para proporcionarse una
vida mucho más interesante y llena de oportunidades. Aun así, Juanito dedicaba demasiado
tiempo a los videojuegos presentando mundos y
situaciones irreales, en la percepción de la realidad con la que había perdido
contacto, malgastando su tiempo sin aprender nada nuevo. En todas las
formas le explicaban que, si le daban muchos regalos este año, otros niños del
mundo se quedarían sin juguetes. Pero su cabecita necia, les respondía: “a mí
no me importa, quiero los juegos más modernos”.
Así que sus padres quisieron
darle una lección a su inquietante adicción. Fueron tantos regalos, pero, tantos,
que no tuvo tiempo para abrirlos ni disfrutarlos. Se deschavetó y rabió el día
de la Navidad, pues no supo qué hacer con la cantidad de regalos.
Sus padres, lo
llevaron donde un niño pobre que gozaba solamente con dos regalitos que había
recibido, disfrutando como nunca con su familia y, sus amiguitos, cantando
villancicos. Este niño había aprendido a valorar el esfuerzo de sus padres y entendía
la crisis que afectaba a familias desposeídas de la fortuna. Ante semejante lección, Juanito sollozando,
experimentó la auténtica alegría. Asimiló
que era más importante regocijarse con
la familia y los amiguitos, que tener muchos regalos en Navidad. Así
Juanito empezó a donar entre los niños pobres, todos los juguetes que nunca pudo
disfrutar en su cantidad acumulada.
Este cuento didáctico
de Navidad, para rescatar los valores por encima de la
fiesta materialista en la sociedad actual. Enseñanza bonita y necesaria para los niños del mundo; para cambiar la
empatía por la antipatía. Para ponerse en
la piel de otros ayudando a los demás. Enseñando a ser generosos antes que avariciosos.
Moraleja: Generalmente,
los niños ignoran, qué es, el espíritu navideño ¡Navidad es mucho más que
regalos! Socializar principios y valores, uno de ellos: el espíritu navideño evitando
la codicia.
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