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domingo, 8 de octubre de 2023

Odios e insultos

 

En los tiempos infames que corren, la ramplonería, la mediocridad, la codicia y la falta de escrúpulos se imponen como norma de conducta.  Destilan veneno en cantidades industriales, se emprende contra todo a través de textos, imágenes, vídeos u otros elementos difundidos velozmente por internet, modificando a menudo con fines humorísticos -memes, fake news, whatsapp-

Toda esta “modernidad” se copia sin misericordia para transmitir noticias falsas, que no son más que un tipo de rumor, para perjudicar a alguien, con contenido pseudo periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales, cuyo propósito es la desinformación. Desde luego, todo aquello que nos inunda acuciosamente, causa molestia, disgusto y franca polarización. Se impone la política con ese refranillo del "todo vale por un puñado de votos, siempre que con ellos pueda conseguir el poder"

Pero como la vida continúa su marcha, sigo pensando sanamente que todo ciudadano tiene derecho inalienable al voto. Sobre eso no hay dudas. Lo que quisiera es que cada voto debería tener un valor específico proporcional al grado de cultura de quien lo deposita. Si impusieran el voto calificado, se reduciría al mínimo la elección de maleantes de diversos pelajes, tanto en corporaciones hasta el más alto cargo ejecutivo del Estado.  Vergonzoso que al elegir a quienes tendrán en sus manos la dirección y orientación de los destinos gubernamentales, el vencedor sea el favorito de la canallada de mediocres y corruptos y a la vez de los más vociferantes y los que mejor aguijonean y estimulan sus bajos instintos mediante consignas elementales y fementidas promesas propias de culebreros locuaces.

El lado positivo de las redes sociales es que, nos enterarnos que los elegidos son especímenes carentes de ética, de hablar con educación, de legislar con autoridad, de tener un discurso decente; pero eso sí, cultivadores del rencor entre nosotros. Tiempos en que, altos funcionarios falsifican su tesis, adulteran sus hojas de vida, días en que líderes de “partidos políticos” acuden a la hipocresía para convertirse en el valor estrella de la sociedad. Candidatos a gobernantes calumniando, da igual derecha que izquierda. Días en los que la humanidad carece de valores, tiempos en los que la palabra tiene el mismo valor que cero. Época de mentiras como estrategia de marketing, usando todo de una manera destructiva.

 Civilidad: Sigamos delirando para que algún día, moradores pensantes de este paraíso terrenal discurran algún método para lograr el sufragio limpio sin el peligro de que entre la guacherna se saquen las tripas para disecarlas y convertirlas en glorioso trofeo de su lucha por la democracia igualitaria.

 

 

 

 

 

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