Desde siempre, el Cauca, ha sido escenario de fuerte tensión por la
libertad y la tierra. Hoy, nuevamente con el bloqueo de los nietos de Quintín
Lame, los enfrentamientos entre fuerzas del orden, conformadas como disidencias
del Cric, los indígenas tratan de adquirir predios mediante la presión,
sitiando a Popayán.
Jaime Zúñiga Salazar, escribió en su
tiempo lo que aquí retomo sobre una de las batallas más importantes que se
realizó en las cercanías de Popayán con la épica ofensiva de Guazábara en 1536,
en donde 15.000 indios lucharon por su independencia y derechos, contra los
10.000 combatientes del ejército español.
“Al grito de guerra dado por los
yasgüen amenazados por ejércitos peninsulares respondieron todos los caribenes,
pubenenses con numerosos ejércitos de la zona del actual Popayán, Tierradentro,
Guambía, Coconuco, Timbío y el Tambo y se situaron desafiantes y altaneros en
los llanos de Guazábara. A la cita de combate concurrieron animados por el
valor salvaje y vestidos con todos sus arreos militares los caciques Calambás y
Pubén, Aniobongo, Chisquío y la cacica Gaitana. Finalizando febrero de 1536,
los ejércitos contendores se hallaron frente a frente en el inmortal campo de
Guazábara, bajo el comando de los temibles yasgüenes pubenenses, Kaldera y
otros caribenes.
El ejército conquistador bajo órdenes
de Sebastián de Belalcázar lo componía más de 11.00 soldados y el de pubenenses,
por cerca de 15.000 indígenas. Las armas de los españoles eran arcabuces,
trabucos y lanzas que sembraban la muerte a los indígenas, ayudados por la
caballería que comandaba Miguel López Muñoz. Enfrentados los ejércitos
combatieron ferozmente durante una semana sin descanso. Belalcázar ordenó no
dar cuartel al enemigo y luchar sin tregua hasta triunfar definitivamente.
Perros de raza alemana, la caballería, las lanzas, los trabucos y las espadas
de los españoles segaban por centenares la vida de los valientes defensores de
libertad. A su vez las lanzas voladoras, los dardos certeros, las flechas
envenenadas, la ira salvaje destapada, las imperativas órdenes militares y el
postrer aliento de los moribundos se ahogaba al grito ensordecedor de los
combatientes indígenas. En esa batalla fue herido Belalcázar a manos del
yasgüen Kaldera, en tanto que, los pubenenses perdieron en el combate sus más
valientes defensores en momentos de suprema angustia.
Al final de la batalla, se encontraron
tendidos sobre el verde césped miles y centenares de soldados pubenenses,
yasgüenes y caribenes principales, así como también miles de guerreros traídos
del Perú y el Ecuador, especialmente yanaconas y soldados españoles. Terminado
el combate a fines de marzo de 1536 los españoles continuaron hostilizando a
los belicosos y altivos indígenas que tan feroz residencia habían puesto a los
ejércitos conquistadores.
El cronista Juan Castellanos describe esta
batalla, diciendo que: los pubenenses marchaban como germanos y Andagoya;
refiere que parecían tropas de Italia en ejercicios militares. Según el
diccionario de la lengua, Guazábara significa: algazara, motín. Este nombre se
conserva en El Tambo, llano situado a un kilómetro de distancia, al occidente
de la población.
Así pagaron con sus vidas nuestros
antepasados indígenas con el patriotismo de defender su libertad mancillada
enfrentándose a ejército superior en armas. La ingratitud humana no ha
levantado un monumento en este sitio en memoria de los caídos por la libertad
de América. La batalla de Guazábara fue una de las acciones de guerra más
sangrientas e importantes de cuantas se libraron durante la convulsionada época
de la conquista española”.
Civilidad: Conflictos siempre existirán, pero hay que detener la violencia antes de que sea peor.
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