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sábado, 29 de julio de 2023

Crimen pasional que conmovió 2a parte

 

Jorge y Carlota, como pareja de esposos, que en los comienzos habían sido humildes, habían logrado crear el almacén emblemático de la moda. Era un local de enormes cristales en cuyos estantes exponían muchos artículos de fina confección de mediados del siglo XX. La ciudadanía se asombraba de su poder de atracción, de su diversidad. Las gentes admiraban las vitrinas con pánico en ese palacio del consumo que amenazaba con arrebatarles su identidad, su estilo de vida y hasta la pasión de sus mujeres. Con afabilidad les decían: “pasen y vean”.
Bastantes personajes de la vida social de la ciudad y prósperos protagonistas, iban o enviaban a otros, muchas veces sus mujeres, a comprar lo que necesitaban. Allí se congregaban, para adquirir algunos de los mejores perfumes, telas y moda del extranjero. Las telas, encajes, y todos los artículos para mujer y para hombre ocupaban un lugar de privilegio. En ese contexto, manipulaban su placer para arrebatarles su dinero, las tentaban hasta provocarles un furor erótico y consumista incontrolable y después se deshacían de ellas como de un juguete roto. Así hasta que tuvieran dinero otra vez y sintiesen la ilusión, y la necesidad, de caer en la tentación. Dicho esto, ellas no eran las únicas explotadas, a los padres y maridos les daba escalofríos un ambiente extraordinario y emocionante que, si les tentaba a ellos, cómo no iba a tentar a sus hijas y esposas.
En el interior de cada humano, habitan las fuerzas oscuras del miedo, la cólera y la pasión. Y entre la fuerza incontenible de estas emociones acontece el crimen. En este contexto, la emoción es entendida como el lado oscuro de todo ser humano, como oscuridades en el corazón. Un efecto de esta categorización cultural es que, dado que la fuerza tenebrosa de nuestras emociones se concibe como un atributo de la condición humana, cualquiera puede ser asaltado por ellas y merece una comprensión particular de parte de la sociedad.
 De allí que, todo el que haya pasado por un desamor o en palabras coloquiales "una tusa" sabe que la conciencia y el control mental se pierden y, dependiendo de la fuerza moral, una persona en ese estado puede llegar a cometer actos aberrantes contra sí mismo o contra otra persona. El homicidio es uno de los delitos o crímenes pasionales que ocurren a diario en todo el mundo. Colombia tiene uno de las tasas de criminalidad más altas, es un claro ejemplo de cómo el desamor o la tusa puede llegar a los extremos.
 Según cuentan los testigos, Jorge no era un hombre obsesivo con su esposa, hasta el punto de tener muchas amistades, adquiridas a través del almacén o los clubes sociales a los que frecuentaban siempre.  Los celos nunca fueron la causa de la más mínima agresión entre la pareja para presumir que pudiera  dudar de la fidelidad de su esposa. Los profesionales en psicología, afirman que los celos son creados por la capacidad de la misma persona de ser infiel a su pareja, es decir, quien tiene celos es porque sabe que él ha sido o es o será infiel y esta debilidad la traspasa a su pareja. Eso no fue nunca un motivo que pudiera sospechar por parte de ninguno de los dos, ni siquiera como un simple rumor o cotilleo.
La noche estrellada del 20 de julio, día de la concurrida inauguración del hotel, se presentaba en todo su esplendor con cumbias, porros y fandangos que constituían el repertorio de la Orquesta del Caribe, dirigida por Lucho Bermúdez, la más sobresaliente de la época. Era la edad de oro de la música bailable en Colombia. La inauguración se vio estremecida por la muerte de un joven médico.
Parecía normal que en semejante fiestononón se intercambiaran las parejas, absolutamente estaba bien y comprensible que la esposa de Jorge bailara con otra persona. Al fin y al cabo, bailar es una actividad divertida que debe compartirse con personas con las que disfrutas pasando el tiempo. Esa noche era una expresión de alegría y libertad que permitía a ambos expresarse de forma positiva.  Pero, bailar con otra persona de seguido, pudo haber tenido repercusiones de largo alcance más allá de los sentimientos inmediatos de traición que siente la pareja traicionada. Seguramente se desarrolló un patrón de deshonestidad debido a los continuos incidentes en los que un miembro de la pareja baila con otra persona; puedo crearse una falta de confianza entre los miembros de la pareja. Puede significar que ambas partes lucharan con problemas de comunicación, sentimientos de desconfianza e inseguridad, lo que finalmente pudo llevar a tomar tan descabellada decisión.
Sin embargo, las investigaciones judiciales no llegaron al esclarecimiento de la verdad ni pudieron determinar las razones que dieron lugar al trágico hecho, cuando al son de la “Cumbia Cienaguera” se puso en contexto la cultura del honor el crimen pasional. Matar al seductor de las esposas o de las hijas no puede ser una obligación ni una opción. Finalmente, el arma homicida, una barbera (navaja de afeitar) ensangrentada apareció encima del brocal de la pila de agua que adornaba el patio principal.
Un certero navajazo, disección aórtica, produjo en la victima una hemorragia masiva que acabó con la vida en fracción de segundos.  Fue uno de los más sonados casos de la mitad del siglo XX que los periódicos nacional y regional informaron los pormenores de ese escandaloso crimen pasional. Tanto por la importancia de los implicados y el oscuro asunto que los motivaba, así como los pergaminos de los juristas que llevaron a cabo la defensa del acusado. Era como una verdadera obra de teatro, con el desenlace fatal, envuelto en un evento social con cátedra de derecho penal.
El juicio de Jorge, quedó inscrito en el derecho penal colombiano, apoyado en el inesperado y exótico razonamiento de los galenos que reconocieron la inevitabilidad del resultado sangriento en los agravios al honor masculino.
Civilidad: Cuando bailes con alguien que no es tu pareja, es importante que respetes su espacio y sus límites.
 
 
 
 

 

domingo, 23 de julio de 2023

Historia de un crimen pasional (1ª parte)

 


El centenario ciudadano de cemento de esta narración ha sido un recinto hotelero de mucho prestigio. Fue en su momento de esplendor, el conjunto conventual más exclusivo de toda la región. Desde cuando se levantó en el año de 1570, ha tenido una historia callada, no contada hasta ahora. En su enfoque histórico, hacia 1864, la edificación sufrió los efectos de la ley de enajenación de bienes de manos muertas y pasó a formar parte del patrimonio del Estado. Por sus anchos corredores se pasearon juzgados y todos los archivos de la asamblea departamental hasta el año 1945. Esta joya histórica y arquitectónica que se encuentra incrustada en el corazón de la ciudad, fue escenario de un crimen pasional que conmovió a la sociedad.

En la memoria de la infancia, los recuerdos suelen ser borrosos e inconexos, porque antes de esa edad no tenemos los conocimientos necesarios para categorizar lo que vivimos y, por ende, no es nada fácil acumular nuestros recuerdos. Pero el mundo social en que nos movemos, nos otorga el significado de los actos violentos, de tal forma que el escritor repasa no sólo en términos de expresión, compartiendo sus pensamientos, sino en términos de exposición, planteando sus creaciones literarias. Es decir, tratando de hacer una representación aproximada sobre el papel de los sentimientos y de la razón. La narración de este caso, es algo que está encerrado en mi interior, aislado del mundo exterior y de los demás seres humanos por un muro invisible. Por eso, en esta concepción se emplea como metáfora de la personalidad, la caja negra, una caja cerrada, en cuyo "interior" se reproducen ciertos procesos de vida y muerte en la ciudad.  Como este, existen varias historias amorosas pasadas y recientes sobre la vida sentimental de un pueblo y sobre el carácter de las expresiones emocionales, muchas de ellas no se cuentan. Acudo entonces, a las narrativas personales para identificar aquí con nombres supuestos de un acto violento, describiendo su contexto sociocultural.

Jorge en ese momento tenía 33 años, era de aspecto juvenil y triste, pero de buena presencia. Era un hombre bien intencionado, se leía en su rostro una tranquilidad aparente. De su boca tuvimos la oportunidad de escuchar la historia de su vida, en varias ocasiones, durante su estadía en la cárcel donde purgaba su condena, sin la presencia de guardias y durante varias horas. Él pertenecía a una familia de clase media de las capas sociales rurales, proveniente de algún pueblo del sur. Según registraba su cédula de identidad, su piel era de color pardo. Relataba que tenía una condición innata de comerciante, la cual floreció, vendiendo cortes de tela en una carreta empujada por un ayudante. Bien trajeado, de vestido de paño y corbata, golpeaba puertas desde muy tempranas horas hasta cuando caía la tarde para proveer a domicilio telas importadas de fina calidad a domicilio. En largas jornadas vendía y cobraba hasta llegar a convertirse en un próspero comerciante ubicado en un céntrico local de la ciudad. Jorge recordaba que, en la interrelación con la clientela, desde allí, pudo adquirir roce social con miembros de esa clase social  que son distinguibles, por su mayor influencia, poder y riqueza.

Siempre, antes de empezar a describir sus penas, exclamaba: “cómo puedo mentir sin soy evangélico”. Le temblaba la barbilla sin retener su emoción, contando que entre sus anhelos primaba tener solidez económica antes que enfrascarse en una relación sentimental.

Sin embargo, el destino quiso que, en el umbral de la puerta de sus clientes, descubriera a su esposa, una señora muy aseñorada, quién ya tenía una pequeña hija.  Carlota se llamaba la señora con quien arregló su vida. Era elegante de buen vestir con su propio estilo para no dejarse atropellar por la moda. Era pues, una mujer que se vestía para los demás; seguramente por eso, el prestigioso almacén que, como producto del trabajo adquirido en su relación matrimonial, habían logrado convertirlo en el centro de atracción. La moda era el objetivo para empoderar a las personas para expresar su identidad a través de la ropa, independientemente de su género y las marcas. Por aquellos tiempos, corría la voz en la ciudad para anunciar la exclusividad de ropa fina.  Así que, Jorge y Carlota, como pareja de esposos, que en los comienzos habían sido humildes, habían logrado crear el almacén emblemático de la moda.   ¡Continuará…!

 

domingo, 16 de julio de 2023

Caminando la ciudad

 



Caminando la ciudad

Camino la ciudad
mi corazón palpita
La siento envejecida
Y si se quiere perdida

Ya no lucen sus ladrillos
Sus viejos caserones
por el comején carcomidos?
No, es la mano destructora

Mirando hacia atrás
Todo está cambiado
no es el hogar de todos
Se viste de gala para otros

La ven con otro color de ojos
No la amaron para siempre
No hay residuos de amor

Sus hijos la dejaron
Se abre mi pecho
con dolor y pena

Rio Blanco, HDG, julio 13 de 2023

  1.  
  2.  

sábado, 15 de julio de 2023

Las manecillas del reloj

 


Los relojes con que hoy miramos las horas, han girado siempre hacia la derecha, igual que los antiguos relojes solares que lo hacían de la misma forma que lo hace la sombra. Ello me lleva a escribir sobre el sol que empieza a calentarle las espaldas a los gobernantes, simbolizando que tanto el alcalde de mi bonita Popayán como el gobernador del rico Cauca, están en la recta final de su mandato, cumpliendo su período de cuatro años en el poder, en medio del nuevo mapa electoral en Colombia.  

Con el residuo de amor por este terruño, recordemos que, en los últimos 20 años, los gobernantes han sido duramente vituperados, situación que no ha cambiado. Sigue igual la murmuración malévola, bajo la teoría de que “fueron excelentes candidatos, pero malos gobernantes”.  Es normal, que la favorabilidad, al final de su mandato, descienda en las encuestas significativamente, en comparación a cuando iniciaron. Es natural, por el desgaste de su imagen y de su gobierno, así como por las expectativas incumplidas, entre otras razones.

¡Juro que todo ha cambiado! Por eso, deben prepararse para la ingratitud, ante el fenómeno paranormal, inundando de supersticiones, mitos y leyendas las calles de la arcaica Popayán, robándole el honor a las personas.  La maldición devora la ciudad y son tenidos por culpables los que habitan en ella.  Pretenden ser demócratas, pero la democracia precisa una acción conjunta, de cooperación, participación y solidaridad. Abundan los propaladores, contraviniendo con la lengua, y los oyentes, de las orejas, desde el inicio del mandato, agobiando las encuestas y el progreso de la ciudad. Exclamando: “lo que se necesita es un buen gerente”. Y así, de tiempo en tiempo, los predicadores de siempre, vapulean el honor propio de las personas. No dejan de sorprender los malentendidos atacando las virtudes personales y al hombre público.

No existe comportamiento cívico, miran con otro color de ojos, contradiciendo el progreso como un mal endémico en Popayán, porque nunca estamos de acuerdo. Como si siempre, pusiéramos el poder en las manos equivocadas, de allí el gran daño, no solo a la percepción del buen gobierno y al buen nombre de los mandantes, sino los daños severos a la democracia causados por la democracia. Desde luego, por las discordancias de la democracia de los políticos estereotipados de una moralidad negativa. Tanto es así, que el prestigio y la reputación de la política la deterioran de tal forma, que cuestiona la democracia misma ¡He allí el ocaso de la política tradicional!  Aun así, nadie desea una democracia para morirse de hambre.

En el tiempo presente, abren las puertas para el acceso constante de la información y datos sobre la gestión pública y la conducta de los gobernantes. Medios de comunicación y redes sociales compiten a diario por la primicia de noticias escandalosas, poniendo en evidencia a quienes ostentan el poder, afectando la legitimidad de las instituciones. Entonces, ¿qué extrañas razones tienen aquellos aspirantes a ejercer como mandatarios?  Y, ¿cuándo vamos a recuperar la confianza de los ciudadanos?

El civismo trata del modo de vivir en la ciudad; pero también, es clave para acrecentar la confianza, elegir personas capaces de transmitir coherencia y credibilidad política, personas preparadas para esquivar las tentaciones del conflicto de intereses y la corrupción, que socavan el sistema democrático. Se requiere funcionarios y directivos idóneos, comprometidos con la realización del bien común. Y, desde luego, la inteligencia colectiva de los grupos sociales, debe servir para distinguir y elegir a quienes merezcan esa responsabilidad filtrando aquellos que no sean aptos. Por eso, aquellos partidistas, que hoy están en un lado y, mañana en otro, dependiendo de la oferta que les hagan, producirán el efecto de reducción de electores, obligándonos a decantar la larga lista de candidatos promovidos por movimientos políticos o por el embeleco de firmas. Aun así, sólo una gran coalición permitirá alcanzar el principal cargo departamental y la alcaldía de Popayán.

Estos son mis principios, sin limitar el derecho a esos cargos públicos, donde caben los preceptos básicos para identificar una serie de condiciones que necesariamente deben cumplir las personas que van a responsabilizarse de gestionar volúmenes importantes de recursos públicos y afectar a la vida de los conciudadanos. La elección democrática es irrenunciable, pero debe compatibilizarse con la búsqueda del buen gobierno, que es el del bien común.

Civilidad: ¡Cunde la incertidumbre! ¿Hacia dónde se inclinará el péndulo de la democracia? HDG




domingo, 2 de julio de 2023

Armonía otoñal con brillo en el cielo

 



Qué importantes son los recuerdos, son primordiales en la vida de todo ser humano. Nos hacen aprender de los errores y rebuscan cosas bonitas ya vividas.  Más esos recuerdos sin escribirlos, en el transcurrir del tiempo se olvidarán. Es preferible almacenarlos en el baúl de los recuerdos para ilustración de nuevas generaciones. Soy feliz disfrutando con mis lectores esos recuerdos de la vida que nos hacen vivir dos veces: el pasado y lo actual. Quien no ha sacado del baúl viejas fotografías o cartas de amor atadas a un lazo, que aún conservan el perfume que pusieron de relieve, en la mente del receptor, la conexión física que se produjo entre ellos, como una forma de comunicación para reforzar el impacto de la carta. 

Todos poseemos una máquina del tiempo que nos lleva hacia atrás. En el otoño de la vida los recuerdos son la mayor riqueza. Atrás queda el lúdico paréntesis del verano de la niñez y la juventud divino tesoro. Esos recuerdos nos llevan hacia adelante, soñamos despiertos. Por eso, antes de tomar el vuelo, no debemos dejar tareas pendientes. A mis lectores les propongo en primer lugar, detenerse y respirar. Contener por un momento todos los procesos para analizar, desechar y purificar todo lo pendiente, veámoslo paso por paso.

¡Oh qué grande es Popayán bajo la luz de sus faroles!
¡Y cuán pequeño es ante los ojos del recuerdo! Volvamos a la memoria, que nos trae tristes recuerdos del patrimonio arquitectónico y las costumbres del Popayán perdido. En la lente oscura del recuerdo, toman mérito singular, haciendo perdurar su encanto. Ahora, anhelantes a que ningún recuerdo por insignificante que sea, que no se apague nunca.

Pienso y estimo que nada tan importante como los recuerdos. El secreto está en saber elegir lo que no debe olvidarse. Esta ciudad amada, es el único paraíso del mundo del cual nadie es expulsado. Quien sabe amar a Popayán, aquí se debe quedar. Yo, solo le ruego a mi memoria que no me abandone nunca, que me ayude a recordarte siempre, en el otoño de mi vida ya no puedo consentir que puedo olvidarte. Tu recuerdo es perfume para mi alma.

La historia de mi Popayán amada no puede borrarse ni alterarse. Ello sería matarnos a sí mismos. Dejo asomar mi anhelo utópico de una pretendida inmortalidad que urge hacia atrás en una ilusoria recuperación de la juventud de la arcaica ciudad. El invierno lluvioso en Popayán suele ser muy frio para aquellos que no tienen cálidos recuerdos. Y cuando siento el calor abundoso de estos días, veo crecer la luz de mi ciudad que viene abrigarme el corazón. Es el fuego que puede arder sin sentir miedo, es la belleza crepuscular de la eterna Popayán, es mi clima favorito, llena de calidez humana. Canto con el poeta cuando dice:

No temas al otoño, si ha venido. Aunque caiga la flor, queda la rama. La rama queda para hacer el nido”.

No le temo al sereno otoño de la vida, ni le temo a la soledad. No tengo limitaciones en mi edad madura. Como otoñólogo o apólogo, he comenzado a reconocer que ahora los jóvenes son otros y que el otoño, es para empezar a olvidar las cosas que nos molestan. Entonces, me llega la obligación biológica de delegar los atributos de mi juventud a mis hijos y a mis nietos a quienes les corresponde recoger el olor de las techumbres, el característico olor de teja húmeda envuelta de la cal que tiñe de blanco los muros de mi amada ciudad. Mi nostalgia como siempre, contribuye a borrar los malos recuerdos y a exaltar los buenos.

Civilidad: El poeta ruso Alexander Pushkin, sostiene: “Feliz aquel que fue joven en su juventud, feliz aquel que supo madurar a tiempo”