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sábado, 11 de marzo de 2023

Por fin la doble calzada

 


Muchos sinsabores hicieron correr ríos de tinta debajo de los puentes, desde Rio Blanco, hasta donde confluyen varios afluentes del rio Cauca. Desde cuando nos calentaron el oído por primera vez en el año 2015, han pasado más de siete años. Desde entonces, sufridamente los caucanos aguardamos la doble calzada entre Popayán y Santander de Quilichao. Hoy la noticia es buena, porque ya no estamos en el limbo, es una verdad absoluta que se evidencia al transitar dicho corredor vial. Con el corazón henchido de emoción observamos el desarrollo de la obra en varios frentes; señal inequívoca de que le están metiendo el acelerador, trabajando hasta los días domingos. Ello compensa las inconformidades pasadas y las incomodidades actuales. Cómo negar que este proyecto tan necesario para el desarrollo social y económico del departamento del Cauca, ha estado rodeado de inconformidades e inconvenientes, en los estudios, licencia ambiental y jurídicos, hasta de criterio operativo donde está ubicada la Institución Educativa Amalaka con su reserva natural, contiguo al puente del río El Cofre. 

Mucha tinta ha corrido. Escribí con saña, varios artículos, recordando algunos apartes. Consultando a los entendidos sobre la doble calzada Santander de Quilichao-Popayán, expresaron que técnicamente era una obra fácil (¿?) de hacer. Monté guardia con la figura imaginaria de cuatro velas encendidas, porque la cacareada obra en la práctica, parecía descartada y embargada. Aunque funcionarios de las altas esferas del Estado, en el salón “Casa de la Moneda”, vociferaron: “¡la doble calzada se va a hacer!”. En el último aquelarre de brujos y embrujados, noviembre de 2021, repitieron “n” veces, “¡la obra es una realidad!”. Aquellos de la doble “A”, ANI, ANLA e, INVIAS y Min-Transporte con sus directores a bordo, ante el alcalde, gobernador, senadores y representantes, nos entusiasmaron sobre la importancia de la obra para el desarrollo socioeconómico que tiene esa construcción “para sacarla adelante”. En cada intervención que hacían las fuerzas vivas quejándose por la tardía iniciación de la obra, los actores del alto gobierno, les tapaban la boca (bla, bla, bla) con consabida matraca: “No se preocupen que la obra va a ser una realidad”.

Pero cada vez, le nacía otra pata al gato. Los magos del balón, “los Solarte”, cuyo socio mayoritario es el ingeniero Carlos Alberto Solarte, resultaron ser más abogados que ingenieros, además, de embaucadores; pues, mantuvieron la idea ante los agentes del Estado que cederían el contrato a quien tuviera músculo financiero, -firmas de españoles o chinos-. ¡Cuento chino!

La cesión, era una buena alternativa para obviar la liquidación unilateral del contrato y evitar la convocatoria a nueva licitación de la obra, que, tendría otro retardo, al menos, de seis meses a un año más. Pero, ´pobrecitos´ los Solarte, estaban en la cúspide de los estrados judiciales, negándose a ceder el contrato como prometieron, y, de ñapa exigiendo al Estado, un pago de gastos en la obra por 200 mil millones de pesos.

Pasado semejante calvario, es de justicia reconocer que gracias al vicepresidente Germán Vargas lleras, fue quien firmó el contrato para la construcción de la autopista Popayán – Santander de Quilichao, durante el gobierno de Temístocles Ortega, con una inversión estimada de $1,2 billones.

Pero, también es cierto que, para enderezar esta retrasada obra internacional, indispensable para garantizar la movilidad y la seguridad de los caucanos, quien le ha puesto el acelerador a fondo, es el presidente Gustavo Petro con su actual ministro Guillermo Reyes González. De continuar el ritmo actual, hasta la terminación de la obra, con sentido patriótico y gratamente reconocidos, si lo permite el de arriba, asistiéramos a la inauguración de tan suspirada obra.  

Civilidad: Hoy la obra tiene apariencia de realidad.

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