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sábado, 25 de marzo de 2023

Costumbres del viejo Popayán

 



Apacible y hasta monótona, así era la vida en la ciudad, pero adentro de los hogares era muy animada, alegre y entretenida. Para las mujeres y muchos payaneses encontraban placentero madrugar.  Como alondras, antes de que los rayos del sol aparecieran ya habían hecho ejercicio, leído el periódico, preparado el desayuno y avanzado en algún trabajo pendiente. Las mujeres hasta bien entrado el siglo XX eran asociadas a la casa y a la familia; su función era encargarse de forma exclusiva a la organización doméstica, y en ambientes rurales también al trabajo del campo; dedicadas al cuidado y atención del esposo dentro de una atmósfera de obediencia y sumisión.  Madrugaban a ir a los templos, donde permanecían por horas antes del almuerzo. Se veían en un trabajo espiritual. Eran parcas en el uso de la palabra. Eran pues, una masa de personas que no se quedaban en las puertas charlando a topa tolondra, sin advertir que impedían la salida de los demás. La familia era vista como una estructura reproductora de relaciones de propiedad y de dominación. Era una institución fundamentada en deberes tradicionales impuestos por la burguesía y la religión; donde prevalecían los intereses familiares desconociendo la realización de cada individuo.

Desde luego, aún existe la familia tradicional, conservando algunas características de la antigua, pero adaptándose de una manera más flexible a los cambios modernos. Se trata de la familia conformada por padre y madre heterosexuales, casados por la iglesia católica, con hijos y en la que los roles están bien definidos. Las características de esa familia tradicional o clásica aún se conservan.

Sigamos, despachados los hombres de la casa, después del almuerzo, la madre de familia empezaba a cumplir las tareas de enseñanza a las niñas, en la costura, bordados, flores hechas a mano, canto y guitarra, porque el piano era propio de las familias favorecidas de la suerte.  Al atardecer, era costumbre recibir las visitas de familiares y de amigos de calidad, entreteniéndose con historias y anécdotas diversas. Todo ello, teniendo considerando que eran horas de labor intelectual, apreciadas como parte del tiempo mejor aprovechado.  Muchos de esos distinguidos patricios y matronas, contribuyeron en gran parte al cultivo y desarrollo del frondosísimo árbol del hogar doméstico que con buenas virtudes dio óptimos frutos y que con legítimo orgullo de generaciones futuras fueron dignas sucesoras.

Los hombres caminaban la ciudad pasando revista a las muchachas, que eran puntuales para asomarse a los balcones y ventanas de sus casas para presenciar el desfile de los galanes contestando los saludos. Conversaban a gritos, dándose cita para el próximo baile o paseo. En una palabra, decían y hacían todo aquello que cae bajo el dominio de la buena educación que, en ese en esa época, servía para asomarse a ellos las bonitas y las feas; las jóvenes y las viejas. Dando así, constante animación a las antiguas desiertas calles coloniales.

Una costumbre invariable en Popayán, era rezar el rosario después de las siete  de la noche, presidido por el padre o la madre de familia, en los oratorios hogareños donde lucían toda la corte celestial con imágenes quiteñas y cuadros o estampas españolas.  

En cierta ocasión, cercana a la Cuaresma quiso un padre de familia conocer los adelantos de su servidumbre, preguntando: ¿Cuántos dioses hay?

-Siete mi amo, le respondió.

- ¡Cómo que siete!

-Si mi amo, vea: ¡Dios Padre, uno; Dios Hijo, dos; Dios Espíritu Santo, tres; tres personas distintas, seis: y un Dios verdadero, ¡siete!  

Civilidad: Con el paso de los años se nota la transformación que ha tenido la familia, en sus costumbres valores y educación.

sábado, 11 de marzo de 2023

Por fin la doble calzada

 


Muchos sinsabores hicieron correr ríos de tinta debajo de los puentes, desde Rio Blanco, hasta donde confluyen varios afluentes del rio Cauca. Desde cuando nos calentaron el oído por primera vez en el año 2015, han pasado más de siete años. Desde entonces, sufridamente los caucanos aguardamos la doble calzada entre Popayán y Santander de Quilichao. Hoy la noticia es buena, porque ya no estamos en el limbo, es una verdad absoluta que se evidencia al transitar dicho corredor vial. Con el corazón henchido de emoción observamos el desarrollo de la obra en varios frentes; señal inequívoca de que le están metiendo el acelerador, trabajando hasta los días domingos. Ello compensa las inconformidades pasadas y las incomodidades actuales. Cómo negar que este proyecto tan necesario para el desarrollo social y económico del departamento del Cauca, ha estado rodeado de inconformidades e inconvenientes, en los estudios, licencia ambiental y jurídicos, hasta de criterio operativo donde está ubicada la Institución Educativa Amalaka con su reserva natural, contiguo al puente del río El Cofre. 

Mucha tinta ha corrido. Escribí con saña, varios artículos, recordando algunos apartes. Consultando a los entendidos sobre la doble calzada Santander de Quilichao-Popayán, expresaron que técnicamente era una obra fácil (¿?) de hacer. Monté guardia con la figura imaginaria de cuatro velas encendidas, porque la cacareada obra en la práctica, parecía descartada y embargada. Aunque funcionarios de las altas esferas del Estado, en el salón “Casa de la Moneda”, vociferaron: “¡la doble calzada se va a hacer!”. En el último aquelarre de brujos y embrujados, noviembre de 2021, repitieron “n” veces, “¡la obra es una realidad!”. Aquellos de la doble “A”, ANI, ANLA e, INVIAS y Min-Transporte con sus directores a bordo, ante el alcalde, gobernador, senadores y representantes, nos entusiasmaron sobre la importancia de la obra para el desarrollo socioeconómico que tiene esa construcción “para sacarla adelante”. En cada intervención que hacían las fuerzas vivas quejándose por la tardía iniciación de la obra, los actores del alto gobierno, les tapaban la boca (bla, bla, bla) con consabida matraca: “No se preocupen que la obra va a ser una realidad”.

Pero cada vez, le nacía otra pata al gato. Los magos del balón, “los Solarte”, cuyo socio mayoritario es el ingeniero Carlos Alberto Solarte, resultaron ser más abogados que ingenieros, además, de embaucadores; pues, mantuvieron la idea ante los agentes del Estado que cederían el contrato a quien tuviera músculo financiero, -firmas de españoles o chinos-. ¡Cuento chino!

La cesión, era una buena alternativa para obviar la liquidación unilateral del contrato y evitar la convocatoria a nueva licitación de la obra, que, tendría otro retardo, al menos, de seis meses a un año más. Pero, ´pobrecitos´ los Solarte, estaban en la cúspide de los estrados judiciales, negándose a ceder el contrato como prometieron, y, de ñapa exigiendo al Estado, un pago de gastos en la obra por 200 mil millones de pesos.

Pasado semejante calvario, es de justicia reconocer que gracias al vicepresidente Germán Vargas lleras, fue quien firmó el contrato para la construcción de la autopista Popayán – Santander de Quilichao, durante el gobierno de Temístocles Ortega, con una inversión estimada de $1,2 billones.

Pero, también es cierto que, para enderezar esta retrasada obra internacional, indispensable para garantizar la movilidad y la seguridad de los caucanos, quien le ha puesto el acelerador a fondo, es el presidente Gustavo Petro con su actual ministro Guillermo Reyes González. De continuar el ritmo actual, hasta la terminación de la obra, con sentido patriótico y gratamente reconocidos, si lo permite el de arriba, asistiéramos a la inauguración de tan suspirada obra.  

Civilidad: Hoy la obra tiene apariencia de realidad.

sábado, 4 de marzo de 2023

Cambio de fusibles

 


 

Siempre, se ha dicho que el cambio de miembros del gabinete nacional, departamental o municipal, es una acción normal. Propia del mandante de turno, de acuerdo a la autonomía que tienen para poner o quitar funcionarios. Nombrar o des nombrar.

Entonces, así como se designa, se remueve a estos empleados y, procede cuando la persona que posee autoridad dispone prescindir del funcionario, pues, el nominador posee facultad discrecional, permitiéndole dictaminar libremente sobre el cargo, ya sea confirmando o removiendo al encargado. Donde cabe la misma razón, cabe la misma disposición. Es decir, que a través de un acto administrativo se nombra y con otro acto administrativo se releva el funcionario. Los mandatarios tienen la facultad de quitar o poner a sus ministros o secretarios. De allí que no cabe la palabra “crisis” del gabinete, porque el DRA define este vocablo como: “situación difícil de una persona o una cosa”.  Y, generalmente a la gente le gusta ver caras nuevas en los vehículos oficiales. 

Dentro de la organización administrativa de Colombia se consideran los actos administrativos como decisiones que crean modifican o extinguen situaciones jurídicas particulares o generales. Así las cosas, hay que recordar que los actos administrativos son la expresión de la voluntad de la administración, la cual, produce efectos jurídicos; que en particular cuando son expedidos por la rama ejecutiva se encuentran en cabeza del presidente, del gobernador o del alcalde, y, en un segundo lugar siguen los ministros del Despacho, quienes también, emiten estos actos con el fin de crear, modificar o suprimir situaciones jurídicas dentro del ámbito de aplicación de cada Ministerio. La experiencia muestra que, en un país como Colombia, los cambios son indispensables cuando el equipo gubernamental se encuentra en problemas y necesita ganar el partido porque tiene el marcador en contra.

Los cambios en el gabinete se pueden dar, porque hay momentos en que las encuestas no favorecen al mandatario (cuando se tiene una desaprobación alta) y es necesario dar un giro.  Llamémoslo entonces, un “remezón”, cuando se presentan los primeros cambios en el gabinete ministerial al poco tiempo del gobierno. Bien podría ser porque el funcionario no encaja dentro de las políticas del gobierno; porque “no cumple con los objetivos”; por falta de idoneidad, o por diferencias políticas. Esta última razón, válida también, para ganar mayor gobernabilidad porque los que salen no representan cuotas burocráticas. El reacomodo podría ser, ante la cercanía de la temporada electoral, siendo aconsejable mover varias fichas del ajedrez político. Cualquiera que haya sido el motivo y, si el funcionario es apartado por alguna de estas razones, poco interesa, pues simplemente el mandatario determina los cambios según su criterio. Y punto. En todo caso, no es una novedad que haya cambios en los ministerios o en las secretarías cuando el mandatario así lo dispone. La novedad sería para los practicantes del deporte llamado ´gabinetología’ a quienes no se les dio el chance de jugarlo. Así que, por cuenta de esa realidad, el mandatario decidió aplicar aquella máxima que dice que: “los ministros son fusibles a los que hay que reemplazar cuando se queman”.

Civilidad: No se necesita ser un experto en materia política para comprender que el clima social seguirá agitado, por cuenta de las reformas consideradas necesarias y desde luego, por la campaña política que se avecina, que será intensa.