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domingo, 26 de febrero de 2023

Una ciudad soñada

 



En este mundo de cambios constantes, las ciudades medianas y pequeñas padecen, la lucha de David contra Goliat, frente a las grandes metrópolis. Las ciudades como centro del problema, son el eje de la solución. En este momento, lo primero que hago es echar la vista atrás para mirar con melancolía los tiempos pasados. Hay que hacer mucho al respecto. Lo normal es que nuestros pensamientos tiendan a orbitar alrededor de nuestros errores y de nuestras caídas. Lo más productivo, aunque también, lo más difícil, es recordar que Popayán, volvió a levantarse después del 31 de marzo de 1983.

¡Todos deseamos una ciudad ideal! Un lugar sin contaminación, donde predomine la paz, donde se conserven las esculturas históricas con años de historia. Donde no haya robos, atracos, secuestros, asesinatos. ¡Pero no se aterren amables lectores, esa ciudad ideal, ingeniosa, accesible, compartida, segura y deseable, si existió y se llamó, la Culta Popayán! Una ciudad que fue construida alrededor de lugares sagrados; en donde detrás de cada ladrillo o piedra encontramos la idea de compartir espacio, de la corresponsabilidad, de un sentimiento de pertenencia colectiva.

La historia de la ciudad siempre ha estado marcada por nuestro espíritu de superación ante toda clase de adversidades, y de manera sorprendente, que, a pesar del sufrimiento, siempre mantuvo valores cívicos. Nuestra mayor virtud, siempre ha sido la de transformar cada desafío en una oportunidad para resolver, crecer y mejorar. De allí que, en la medida de los inmensos desafíos, es pertinente reexaminar los enfoques que los ciudadanos hemos adoptado hasta ahora, con el fin de robustecer nuevas ideas para replantear, creando espacios que apoyen el bienestar de los habitantes. Hay que apoyar para moldear el futuro de una ciudad mejor. Una ciudad ecológica, con espacios más verdes, más saludables, más sostenibles e inclusivos. Popayán debe ser una ciudad atrayente, como lo fue en el pasado con los estudiantes y que, desde luego, anhelamos seguir siendo, el mejor vividero del mundo, que impulse la calidad de vida del individuo y del colectivo, con mayores oportunidades para todos.

Aspiramos a una ciudad ingeniosa, económicamente sostenible. Una ciudad ideal que sea autosuficiente y circular. Que le dé la bienvenida no solo a los connacionales, sino también a otros seres sensibles de nuestro planeta, con principios circulares, circuitos de agua, nutrición, material y energías limpias, utilizando los desechos como recurso. Una ciudad accesible para la diversidad, la inclusión y la igualdad, independiente de la edad, la capacidad, la devoción, la estabilidad financiera, el origen étnico, la orientación sexual, la identidad de género, u opiniones políticas. En fin, con acceso justo y equitativo a los servicios urbanos, el empleo, salud, educación, servicios, cultura, negocios, el ocio, el patrimonio, el deporte y la naturaleza.

Estoy añorando una ciudad compartida con sentido de comunidad, colaboración y unión. La Popayán deseable en la que sea un placer estar en ella y con ella. De tal manera que, fomente el lado lúdico de sus habitantes al promover la curiosidad, el asombro y el descubrimiento. Que fomente una vida pública vibrante, con acceso a la cultura, el arte y las actividades, así como espacios públicos atractivos para la relajación, el bienestar y el aprendizaje. Pienso, en la ciudad soñada para quienes mientras leen estas líneas, sacudan la cabeza en el convencimiento de que en realidad Popayán siendo antigua, sigue siendo una ciudad de la actualidad.

Civilidad: Como habitantes somos parte de la solución en el convencimiento de que frente al egoísmo debe primar la convivencia y el bienestar de las de todas las personas.

 

sábado, 18 de febrero de 2023

Muérganos, sinvergüenzas, granujas, y cínicos

 


Aquellos conductores de cualquier vehículo a sabiendas de que existen normas de tránsito y no las cumplen, se merecen los epítetos del título y diagnóstico de esta columna.  Tiemblo escribiendo estas líneas, pero no de miedo ni de frio, sino de rabia por tanto desamor a Popayán. Además, muy preocupado por la incivilidad en la ciudad.

Muérganos porque al contravenir las normas de tránsito, saben, las consecuencias de pasarse un semáforo en rojo; saben que las cebras y andenes son para uso exclusivo de los peatones: niños, mujeres embarazadas y ancianos.  Están obligados a actualizar el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito. Entonces, muérganos porque no cumplen estas normas. La descomposición social no es por desconocimiento, sino por incumplimiento.

Sinvergüenzas quienes en lugares prohibidos y, por largas horas dejan su vehículo mal estacionado. Contravienen el Pico y Placa. Desobedecen a la autoridad de tránsito y, la policía. Sinvergüenzas porque no acatan las leyes de tránsito. Sinvergüenzas porque son causantes del caos vial en Popayán.

Granujas, porque generan desorden en las vías, no porque las normas no existan, pues ellas están escritas y las conocen. Conductores de vehículos motorizados y ciclistas miran hacia otro lado desde el punto de vista legal y, práctico para ellos.

Cínicos al cometer infracciones de tránsito, llevando implícito un significado que trasciende el ámbito de lo social. Pareciera que, aquellos que no respetan la normatividad sienten sensaciones de libertad, creyéndose de una determinada clase especial, ¡atrevidos!

Cínicos, porque se convierten en admiradores de conductores aventureros, apostándole al que más se pasa semáforos en rojo y el que más elude a la autoridad. Todas esas malas actitudes son el común denominador, por cuenta del pésimo servicio público del transporte en la bien amada Popayán. Ese es el estilo de vida, que asumen a cada instante, contra la vida propia y la de los demás. Hemos visto también, señoras muy aseñoradas, utilizando zonas exclusivas para peatones, cumpliéndose aquello del “vivo bobo”. Así mismo, todos los días de Dios, observamos ciclistas y motociclistas sin placas, circulando en contravía, sobre los andenes hechos para los peatones. Taxistas y conductores de busetas parándose en cualquier sitio para alzar o dejar pasajeros, generando trancones y, causando accidentes.

Muérganos, sinvergüenzas, granujas y cínicos, gentes en cadena, que, sin cultura vial, en todas sus formas desacatan las disposiciones legales. Claro, mucho de esta problemática radica en la mala educación proporcionada por los padres, pues, un niño copia lo que ve en su casa. Muérganos desconocedores del peligro, porque quien está al frente de un volante no solo tiene la responsabilidad de movilizar su vehículo automotor para proteger su vida y la de los demás. La actitud personal, para acatar las reglas jurídicas, es una responsabilidad de vida. El conductor respetuoso debe mirar hacia delante y en todas las direcciones, para percatarse del riesgo. Usar las luces direccionales como señales de giro evitando los accidentes de tránsito. Quien conduce un vehículo sabe que, en manos de él, está su seguridad y la de los demás, entre los que podrían estar sus familiares.

Esta no es una crítica a los habitantes de Popayán, sino un trabajo de conciencia sobre cómo podríamos recuperar el sentido de pertenencia para mejorar nuestra convivencia sin tener detrás un guarda o policía de tránsito para que nos sancione.

Civilidad:  Urge en Popayán, campañas de civismo, porque sus habitantes extraviaron la Urbanidad, los buenos modales y la educación cívica.

 

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sábado, 11 de febrero de 2023

El Taller

 



Después de cuarenta años, Oliva Esperanza Polanco Flórez, cierra su taller frente al Hotel Monasterio. Nos tenía acostumbrados a ese referente tan importante de admirar la producción de objetos de cerámica de sus laboriosas manos, utilizando el barro que marcó etapas históricas en Popayán. Varios motivos obligaron a la ceramista a tomar la decisión de trasladar el taller a su apartamento para continuar elaborando y comercializando sus bellísimas creaciones. Desde allí continúa construyendo piezas a través del estirado de la pasta en rollos, placas o bolas de arcilla.

No es fácil hacerse ceramista en Popayán, pues implica asumir ciertas prácticas cotidianas que son diferentes a los caminos convencionales de otras profesiones. Ejercer la artesanía obliga a tener una economía más humana, razonable y mucho más respetuosa con la vida misma. Pero ello, ha beneficiado la salud física y mental de Oliva Esperanza Polanco Flórez.

Los procesos de trabajo para transformar el barro en cerámicas se dan gracias a la arcilla que se consigue en el entorno (Pueblillo, Yanaconas). El modelado, siendo una técnica muy básica, necesita de cierta experimentación inicial para diseñar objetos y figuras de cierto tamaño.

Esperanza, cuenta que su conocimiento está ligado mucho al vínculo con la cultura europea. “El arte siempre estuvo presente, desde mi infancia. Estudié diseño y me di cuenta de que todos mis proyectos siempre llegaban a este material, así que decidí estudiarla”. Motivada por la curiosidad y la pasión, estudió las técnicas de la cerámica viajando por distintos lugares, entre ellos: El país vasco, Alemania, Paris. En su mágico recorrido por los principales lugares del mundo en los que artesanos transformaban el barro con sus manos imprimiéndoles toda su creatividad, logró incrementar no solo sus conocimientos sino descubrir, su eterno y apasionado oficio en su forma de concebir lo que es la cerámica.

En 1983 época del terremoto, dijo: “yo quiero hacer algo por Popayán y, mi amor por esta tierra, me hizo regresar para estar cerca de los míos y para montar mi taller. Aprendí que una cosa es saber de manera científica y otra, es saber a partir de la experiencia real. Después de estudiar la cerámica desde diversos enfoques, recordé que, en Popayán, se encontraban muchos materiales y todo lo necesario para trabajarla, así que abrí mi taller” 

Con su experiencia en talleres europeos y, utilizando la materia prima de esta actividad: barro/arcilla y con la principal herramienta de sus benditas manos como auténtica artesana, le imprimió la marca propia en una placa en cerámica gravada con un sol para las casas reconstruidas con créditos del Banco Central Hipotecario

Sin duda, la arcilla en manos de Esperanza se vuelve arte. Es una artista, con mucho talento y dedicación. Requiere de mucha consagración, tiempo y paciencia, y eso la mantiene activa. Pero, lo que más le preocupa, “es que el taller no siga después de mí”. 

Cuánta razón tiene, Popayán, tuvo excelentes alfareros ceramistas, uno de ellos, el señor Villota, apodado “barba roja”, ni qué decir de la fábrica Alcora, bajo la dirección del español Fructuoso del Rio, convirtiendo diferentes arcillas:  roja, terracota, loza y porcelana, en fabricación de hermosas vajillas sin nada que envidiarles a piezas de porcelana China, ¡lástima grande que todo ello, se quedó en el recuerdo!

Ojalá que, el Ministerio de Cultura y las oficinas de cultura departamental y municipal, le devolvieran el lugar que tenía hace algún tiempo la cerámica en la cultura popular tradicional payanesa; sin duda todo un patrimonio de la amada Popayán. Y que, a Esperanza Polanco, le llovieran las ofertas de trabajo como docente de una asignatura relacionada con la cerámica, porque ella, le ha dedicado toda su vida a la artesanía y, para proyectar sus conocimientos a las nuevas generaciones.

Civilidad: Los saberes ausentes no se pueden ignorar en la vida presente de la comunidad payanesa.

 


sábado, 4 de febrero de 2023

Guayabo Tributario

 



Pasadas las fiestas, llegó la hora de aplicar la reforma tributaria. Estamos pisando el segundo mes del 2023 y ya se empieza a sentir la resaca o mejor como la conocemos en Colombia: el guayabo.

La arrolladora aplanadora de congresistas que devengan la módica suma de $ $37′880.084, anunciaron su aprobación. Así ha sido siempre. No es una reforma estructural para que perdure en el tiempo. Pues, cada dos años y a veces anualmente, dan su beneplácito a las reformas. Historia de nunca acabar, que nos lleva a preguntar: ¿hasta cuándo tendremos un sistema tributario con reglas inestables?

Está claro que, las empresas generadoras de empleo, son las más afectadas por los tributos de la reforma tributaria. No tardarán en pasarnos la factura porque es un duro golpe al crecimiento. Muchas empresas no invertirán y otras saldrán de Colombia.

La reforma sancionada por el presidente Petro permitirá un recaudo cercano a los $20 billones en el primer año, hasta llegar a los $50 billones en 2026 con un anémico programa de ataque a la evasión y la elusión tributaria. La reforma era necesaria para mitigar la “igualdad y la justicia social” ¡Todas las sociedades tienen un cierto nivel de desigualdad!  Colombia no escapa a ello; el problema grave es que, siempre ha sacado malas notas en esa tarea. Cuando las desigualdades son repetitivas y cuando somos los mismos los que sacamos malas notas, la desigualdad se transforma en estratificación. Esas erróneas técnicas, muchas veces usadas, dan pauta para que la sociedad se divida, se estratifique y tome caminos muy diferentes, aunque seamos todos parte de la misma comunidad.

Sin duda, hay cambios en esta reforma que permiten avanzar hacia un mejor sistema tributario, pero se quedó corta en su alcance, haciendo más complejo el sistema para el sujeto pasivo al aumentar la tributación de las personas de mayores ingresos, entre los diferentes tipos de ingresos: salario, capital, dividendos y, ganancias ocasionales. Aunque, la mayor tributación de las personas ricas, apenas representa el 15% del recaudo total esperado.

Por otro lado, los impuestos “saludables”, cuya tarifa depende del gramaje de azúcar de cada bebida. Así, que las bebidas con menos de 6 gramos de azúcar por cada 100 mililitros tienen un impuesto cero; aquellas entre 6 y 10 gramos tendrán un aumento de $18 en 2023 y de $28 en 2024; y las bebidas con más de 10 gramos tendrán un impuesto de $35 en 2023 y de $55 en 2024. Cómo ningún comprador se toma el trabajo de mirar el gramaje antes de meterlo en su carrito de compras; entonces, cuántos años, tendrán que pasar para que el abuelo, el papá y el hijo aprendan a consumir menos productos azucarados previendo la diabetes y la obesidad. Por ello, las compras de bebidas azucaradas con impuestos, no se disminuirán ni tampoco los diabéticos ni los obesos.

Y, como siempre existirá la necesidad de empacar los productos, la cadena de suministro necesitará el envase de un solo uso. Por lo tanto, el impuesto nacional sobre productos plásticos de un solo uso utilizados para envasar, embalar o empacar bienes, esos impuestos los pagará el consumidor final. 

Sin haber entrado aún, en vigor todos los impuestos, ¡todo está por las nubes!  Así que, los aumentos de salarios que se hagan hoy o mañana tendrán un sabor amargo porque no podrán compensar el desequilibrio financiero las familias pobres. ¿Quién controla la escalada alcista de los precios de todos los productos, los servicios públicos, los medicamentos y artículos de primera necesidad? ¡Nadie!

Civilidad: Las arepas precocidas, chocoramo, salchichas, chocolatinas, papitas, platanitos, rosquitas, achiras quedaron gravadas y colgadas con las bolas rojas del árbol navideño.