Buscar en El Viejo Farol

domingo, 25 de diciembre de 2022

¡Q'hubo prócer!

 


Así se saludaba en el viejo “Popaiam”, cuando éramos pocos. Y cuando algunos se creían de sangre azul, descendientes insignes de las cenizas del Panteón de los Próceres y como tal, personas distinguidas, valerosas y de alta dignidad.
 

En mi recorrido de hoy, me entero que nuestros próceres, encontraran por fin, descanso en su amplio espectro. Con alegría navideña, advierto aquel transeúnte indiferente, demasiado ocupado prestándole atención a la historia, hasta el erudito, el aficionado de los datos y los cuentos de antaño, dictando cátedra sobre las hazañas de generales que nunca mueren en el campo de batalla. Me topé, también con un hombre que, con un poco más de imaginación, me indica: “Yo me llamo Simón, pero no Bolívar”. Después del saludo se larga a contarme la historia del Libertador que concibió la emancipación como una insurrección general de las masas populares de América.

Y me encuentro con la sorpresa de que el Centro Histórico de Popayán, entendiendo por sector antiguo las calles, plazas, plazoletas y demás inmuebles originarios de los siglos XVI, XVII, que mediante el Plan Especial de Manejo y Protección PEMP, será modificado. ¡Óigase bien, será modificado!

De allí, la ilusión que nubla mi testa al enterarme de ese proyecto para poner a rodar la historia por las calles de la capital. Casi literalmente hablando, es el empuje de las directivas del bicentenario que buscan reubicar las estatuas de héroes ilustres, con la importancia de los grandes acontecimientos y de sus actividades para conmemorar la próxima fecha patria.

Estatuas de los grandes hombres, se consiguen en Popayán en todos los metales, tamaños y distintas posturas. Un escuadrón de cuenteros y asesores de imagen se devanan los sesos para reubicarlas. Para ello, recorren centros comerciales, parques públicos, zonas de restaurantes y, todos los espacios públicos, que con sus facetas concentre la atención de los próceres ¿Qué sería de Popayán sin sus próceres? ¿Qué sería de la ciudad sin ciudadanos? Nos declararíamos insatisfechos, en la ciudad sin las masas populares, que en las guerras son los que ponen las bajas que siempre son altas.

Tuvieron que pasar muchos años para salvar los recuerdos, y para velar por la conservación de las estatuas, del general Tomás Cipriano de Mosquera y su enemigo mortal José María Obando para que pudiéramos admirarlos, frente a frente, blandiendo sus hojas triunfales, en el parque que lleva el nombre del cuatro veces presidente de la república. Y en el lugar que desocupa Obando, erigirán la figura de Camilo Torres Tenorio, mártir de la revolución, quien redactó en 1809, el valeroso documento llamado de igualdad que los criollos le hicieron a las autoridades españolas. Al quedar libre la plazoleta del hermoso templo de San Francisco, convinieron darle hospitalidad a don Sebastián Moyano, quien tomó el nombre de su lugar de nacimiento, la población de Benalcázar o de Belalcázar, habiéndose formado como conquistador, además de analfabeto, que dicen fundó a Popayán.

Y, en la colina que por el oriente domina la ciudad y que al parecer fue construida por los indios a juzgar por los vestigios allí encontrados, se impondrá la figura del cacique Payán, en homenaje al jefe de la tribu indígena que habitaba el área alrededor del monte hoy conocido como el “Cerro de la Eme” cuando llegaron los conquistadores españoles.

Civilidad: Los rincones de esta leyenda serán realidad, en un futuro cuando no sea día de los santos inocentes.

 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario