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sábado, 17 de diciembre de 2022

Mi escrito de Navidad

 



Los tiempos cambian, y con ellos, las costumbres. Más, el espíritu navideño debemos mantenerlo igual. Navidad significa “nacimiento” dando así origen a la fiesta que se realiza con motivo del nacimiento de Jesús. La Navidad alegre y brillante, se volvió popular, cargada de tradición, de rebosante festividad cristiana y, se celebra en la mayor parte del mundo el 25 de diciembre, para conmemorar el adviento que, en lenguaje cristiano significa, la venida del redentor del mundo.

No se concibe hablar de Navidad, sin considerar la reunión en familia. Navidad es tiempo para disfrutar la unidad familiar. Nada mejor que disfrutar de las fiestas en familia. Tiempo propicio para enseñar a nuestros hijos a vivir con alegría las reuniones, aprovechando el tiempo compartido con abuelos, tíos y, con los familiares más cercanos. La decoración del hogar con arreglos navideños, sin olvidar los aguinaldos se volvieron una costumbre de dar y recibir. Navidad no es una temporada, es un sentimiento que esperamos con gran expectativa el nacimiento del Niño Dios, la llegada de Papá Noel y los Reyes Magos.  Con espíritu navideño montamos el Pesebre y el árbol de Navidad, decoramos la sala, el comedor, las ventanas, puertas y paredes con guirnaldas, campanas, velas ángeles y con las figuritas de moda navideña.

Pero  también,  hay que reflexionar sobre lo que está ocurriendo a lo largo y ancho del mundo en donde se viven situaciones conflictivas y de extrema pobreza. Por eso, cuando se aproxima la Navidad, con ella debe llegar la fe y la esperanza por la tan anhelada paz del mundo. La generosidad debe apoderarse de nuestros corazones como una muestra de renacimiento. Tendiendo la mano hacia los desprotegidos de la fortuna, haciéndoles sentir momentos de alegría navideña a aquellas familias que no gozan del calor de un hogar.  Para prestar atención al entorno, solo basta, buscar esas personas que por desgracia están recluidas en un hospital, en un asilo, en la cárcel, hasta en la calle para apiadarse del dolor ajeno en esta temporada de plena alegría. El solo sentir el frio que cala los huesos, debe inquietar en lo más profundo de nuestro ser, para ayudar. La Navidad está a la vuelta de la esquina. Es el momento de pensar en que valores infantiles vamos a trabajar con los hijos y familiares en esta época del año. Ser solidarios, ayudando a quien más lo necesita. Las fiestas navideñas nos brindan una buena ocasión para enseñar a los hijos valores tan importantes como el respeto, la igualdad, la solidaridad y la paz del hogar, de Colombia y del mundo. 

¡Que esta Navidad, nos recuerde aquellas ilusiones de nuestra infancia! Que nos permita enseñar a los niños de hoy, que acumulan juguetes que ya no utilizan, donándolos a otros que no reciben ningún regalo.  Sería un bonito acto para conmover nuestra ternura y solidaridad con los pobres. Nada más triste en este mundo, que, al despertar de un niño, en la mañana de Navidad, no posea un juguete.  Meditemos porque en buena parte de Colombia las Navidades serán tiempos de desdicha por la época de fuertes lluvias que estamos padeciendo, con bajas temperaturas y muchas desgracias humanas, de forma tal, que el motivo de trastorno afectivo estacional no sea tan trágico.

Civilidad: Algunos estaremos nostálgicos en esta época, pero nuestros descendientes con la magia navideña, nos motivan a ser felices.  

 

 

 

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