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sábado, 10 de septiembre de 2022

20 años aprendiendo a comer sabroso


 

“Popayán, ciudad de puertas abiertas” es conocida por todo el mundo. Ahora es visible no solo por su Semana Santa. Se convirtió en “El paraíso de la salsa”. Acreditada por esa mezcla de ingredientes fríos o calientes que con gracia adoban el plato de una deliciosa comida. Con esta superación, “la exquisita Popaiam”, conquista la sociabilidad armoniosa logrando que la mezcla de sabores haga volver una y otra vez a los comensales para probarlos.  Fueron 20 años aprendiendo a comer sabroso para que “la ciudad de mil títulos”, imprimiera el sello personal de la gastronomía, con ese conjunto de gustillos y conocimientos que año tras año, los chefs le imprimen a cada una de sus creaciones.

Este año ha sido decisivo desde cuando el hombre descubrió el fuego para preparar las comidas. Pero, “La Bella Villa” no ha sido ajena al buen comer, pues el plato navideño de “Noche Buena” se remonta a los viejos tiempos de “La Arcaica Popayán” de la colonia, cuando todavía no despuntaba la república. La “bandeja emblema” con solo mencionara nos lleva a pensar en la ciudad. Es el plato predilecto, ofrecido en Navidad, con una combinación de ingredientes, que solo calza en ese momento de alegría. Ha sido, es y seguirá siendo de costumbre gastronómica porque es un producto de mixtura indígena, afro, y europea, dándole el sabor a este gran plato patojo con exquisitez a los dulces desamargados.

Debemos reconocer el acierto relevante y perseverante de Guillermo Alberto González Mosquera (q.e.p.d) quien como gestor de la Corporación Gastronómica de Popayán lanzó la idea para explorar la gran variedad de platos más importantes en el mundo gastronómico. Es probable que ese haya sido uno de los desafíos más grandes que se haya impuesto:  traer a su tierra natal los platillos del mundo a “La Ciudad de Paredes Blancas”. A fe que lo consiguió, al traspasar las fronteras para traer al paladar de la patojada las comidas extranjeras y mostrar las favoritas de la “Preclara Ciudad”.  

Así es que, no es visitando países ni a través de libros o de los videos que se conoce lo que come el Mundo.  Tampoco a través del retrato de familias al alrededor del globo terráqueo que observamos junto con la comida que preparan en tierras lejanas. Es aquí en Popayán, en la “Meca de la gastronomía”, lugar que atrae porque se convirtió en el segundo evento internacional de mayor importancia del conocimiento de las comidas, paladeándolas en vivo y en directo, ¡Popayán ciudad gastronómica por antonomasia!

Y es que, Enrique González Ayerbe, heredó justamente las expresiones de su padre; interpretó las tendencias que predominan en esta actividad, porque todos los días comemos, advirtiendo la calidad y amplitud de los pensamientos. La Corporación a su encargo, con las indagaciones y la caracterología a que se ha entregado, son de visible utilidad en la vida social y económica de Popayán. Gracias también, al “cocinero mayor”, Carlos Illera, que está en el seno de la colectividad popayanense porque nos representa en su importantísimo papel de artista de la gastronomía conquistando el trofeo al calor del fuego.

Civilidad: Popayán resurge cada año de las cenizas.

 

 

 

 

 

 

 

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