El
segundo domingo de mayo celebramos el “Día de la Madre”; pero, mi escrito de
hoy, es un homenaje a las madres que ya no están a nuestro lado. Por ello, escribo
estos renglones en nombre de los huérfanos del mundo.
Madre, no estás físicamente, pero emocional y
sentimentalmente sí, porque vives en mi mente. Te llevo a todas horas y, en mis recuerdos, siempre
estás presente. Seguirás siendo mi
amor más verdadero. Desde hace cuatro décadas te echo de menos. Cada día que
pasa extraño más tu presencia. Me hacen falta los te quiero, tus besos, tus
abrazos, tus consejos, tus consuelos, y tus enseñanzas. Entre más corre el
tiempo, más siento el vacío que dejaste desde el día que te marchaste. Vacío
que nunca podrá ser llenado de nuevo, porque el amor de madre es irremplazable.
El consuelo que me queda, es que sé, que desde el cielo me irradias energía.
Cuando converso contigo siento que cambia mi existir; me envuelve tu cariño,
veo tu apoyo y protección.
A lo largo de mi existencia he comprobado cómo las
amistades más duraderas se rompen. Por eso, en estos tiempos modernos, me lleno
de valor para enfrentar esta vida que nos ha tocado vivir, vida en que tú ya no
estás. Los caminos de la vida, ahora son más dificil andarlos. Los días se
deshacen entre la maña y la incomprensión. Ahora el ritmo de vida me
parece tan diferente al que cuando estabas tú. Hay momentos en los que veo todo
tan negro con acontecimientos tan incomprensibles. Actos aberrantes e inhumanos, como el filicidio,
en que un padre o una madre acaba con la existencia de su propio hijo ¡Qué
tiempos estos! con sucesos que turban la paz de la familia por causa abierta, con
el enemigo en casa, -parricidas- que esconden sus “ásperas” intenciones. Algo
está pasando y no es nada bueno.
Pongo mi mejor cara y me armo de
valor para enfrentarme a esta vida, gritando a los cuatro vientos: la madre es
la mujer más importante de todas, pues ella es quien nos dio la vida. Esencialmente, existe esa persona que siempre va a estar a
nuestro lado, que nos ha acompañado durante toda la vida y nos seguirá
acompañando más allá de la vida; persona que nos profesa amor de verdad y para siempre y que,
además, nos envuelve en cariño, apoyo y protección. Esa persona es una buena madre.
No podía faltar entre mis escritos dominicales, estas letras de amor en homenaje a todas
las madres. Una demostración de amor a ese inmenso esfuerzo por criarnos y darnos buena calidad de
vida. A su apoyo incondicional y al cariño que nos regalan desde que vemos la
luz por primera vez en este paraíso terrenal.
Ahora
comprendo que no fue fácil criarme y enseñarme el buen camino, porque allí
estabas tú, siempre dispuesta a sacrificarte por mí. Gracias mamá. Te seguiré
amando y admirando, pues nunca te rendiste ni te cansaste de luchar. Siempre me
he sentido bendecido al haber tenido una madre tan ejemplar como tú. Ahora eres
la estrella que sigues iluminando mi camino. Madre Josefina: siempre me
inspiraste a ser lo que soy. Espérame con Alix en el Cielo, que allí iré donde
estén.
Civilidad:
Un buen
hijo, será buen esposo, buen padre y no le fallará a la sociedad.
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