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viernes, 4 de junio de 2021

¡Hasta cuándo somos así!

 


El típico humor colombiano, cuenta que, cuando Dios creó el mundo, en la repartición a Colombia le adjudicó: los mares, la naturaleza y la biodiversidad en general; pero no faltó el vándalo que protestara por tal reparto, entonces, Dios le dijo: -No te preocupes por eso: llenaré esas lindas y prósperas tierras de muchos colombianos y, ya verás cómo acabarán con todo-

Este chiste cruel, sintetiza por qué somos así. Tan cierto es que, siendo la risa un acto de inteligencia, la empleamos, tanto para el bien como para el mal. Somos una nación de abundante chispa que ríe ‘montándosela’ al otro. Somos un país que ríe, pues hasta los muertos votan muriéndose de la risa.

Los seres humanos tenemos muchas características en común y otras que nos diferencian unos de otros. Pero, finalmente, poseemos aspectos que son únicos de la persona. No hay dos individuos exactamente iguales con la misma estructura genética, cada persona es única, con la combinación de elementos y factores. Ello da lugar a que la mente de cada uno de nosotros, vuele, rondando constantemente la necesidad de una explicación lógica que nos permita dilucidar cómo podemos ser tan complejos, desde el punto de vista humano, viviendo en una contradicción hecha nación, una sociedad que se divierte con la tragedia ajena, que se expresa a través de la violencia, que admite la deslealtad como forma de vida, que se divierte con la envidia, el odio y el egoísmo; y que, al mismo tiempo es feliz ¡Hasta cuándo somos así!

 

En una visión diferente de la historia del país, es muy difícil definir al colombiano surgido del mestizaje pluriétnico, excluyente y opresivo: nativa, indígena más dos poblaciones invasoras: la blanca o caucasodie y, la negra o negroide.

Pues bien, hay una ciencia que puede aclarar esas dudas históricas y ancestrales, en la medida en que todo lo que queramos saber acerca de nuestra forma de actuar y de ver el mundo, tiene una explicación científica.  Se trata de la epigenética que, el DRA, define como un campo emergente de la ciencia que estudia los cambios hereditarios causados por la activación y desactivación de los genes sin ningún cambio en la secuencia de ADN subyacente del organismo.

Es decir, la epigenética hace referencia al estudio de los factores que, sin corresponder a los genes, juega un papel fundamental en la vida de un ser humano.  La importancia de la epigenética no solo radica en la forma en que el entorno influye en la expresión de los genes al punto de ocasionar todo tipo de enfermedades y, también la capacidad que tiene el medio ambiente de afectar celularmente el comportamiento de una persona. Esta última parte de la epigenética es la más importante para analizar la conducta del colombiano promedio.

Entonces, la epigenética es la interacción del entorno (alimentación, cultura, circunstancias de paz o de guerra, música, clima, medios de comunicación, educación, relación con los padres y abuelos, gestación etc.) con los genes. Toda esa atmósfera necesariamente tiene que influir sobre los genes, que básicamente no cambian, sino que se expresan en determinada forma, según el entorno en que hayamos vivido desde el vientre materno. Mejor dicho, gracias a la epigenética sabemos por qué sentimos como sentimos, pensamos como pensamos y actuamos como actuamos.

En este sentido, el pueblo colombiano, en las últimas cinco generaciones, ha sobrevivido entre una pésima dieta alimenticia y, la mala salud, que influye negativamente, en el comportamiento humano. Han pasado doscientos años de vida republicana, cien de ellos, con desigualdad social, en una espiral de violencia delirante y, en medio de la cultura de la trampa. Con la imperfecta educación y los malos ejemplos, los genes solo pueden manifestarse en conductas de agresividad, criminalidad, indisciplina, irresponsabilidad y vagancia, entre muchas otras actitudes de maldad. Con semejantes antecedentes genéticos, en medio de tanta podredumbre, permítanme también, convertirme en un terrorista más, al predecir que en el presente y en el futuro, no hay manera de que las cosas salgan bien por este ambiente tan nocivo y enfermizo como el que tenemos.

El problema de Colombia no es de leyes; es de falta de condición humana surgida en las “Cuevas de Rolando”, como sinónimo de lugar peligroso o de alto índice delincuencial. La conducta alevosa contra los demás seres humanos, es pan de cada día, en el hogar, la escuela, la universidad, las calles, el congreso de Colombia, la no justicia, en todo lugar, donde muestra las fuentes de corrupción, en todas sus manifestaciones.

Civilidad: En la nueva visión que nos aísla por esa ola de maldad, los ciudadanos de bien somos más.

 

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