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sábado, 25 de enero de 2020

La sociedad actual


A través de la historia las sociedades han evolucionado. Sin embargo, la sociedad actual, la que estamos viviendo es cada vez más inculta, más pobre y con más tiempo libre. Parece mentira, pero estamos evolucionando vertiginosamente. Por eso estamos donde nos encontramos.
Las dos últimas décadas son posiblemente, las dos que más modificaciones hemos tenido en nuestra forma de vivir y pensar.  Sin equívoco, el gran responsable es Internet, aunque no el único. La humanidad utiliza la tecnología para fines positivos y negativos. La población mundial no para de crecer, cada vez más rápido. Pero así también, el mundo es un lugar mal distribuido. Convivimos con la aparición sin precedentes del maquinismo. Y la irrupción de las máquinas en todos los ámbitos, no solamente en el tema laboral, genera de por sí, una serie de cambios en la conducta humana, impensables hace unos pocos años.
Por esos avances, en estos tiempos, cuesta trabajo encontrar una sola persona que no utilice WhatsApp, Facebook, Twitter, Instagram, WeChat o cualquier otra variante de la misma idea. Las redes sociales alcanzaron ya a la mayoría de la población mundial, y todo ello gracias a los teléfonos móviles. Todo el mundo, viva donde viva, al menos tiene un celular.
Hoy, la sociedad tiene más tiempo libre. Por el mismo motivo,  la población mundial ha crecido, y el mayor el porcentaje de personas viven en entornos urbanos. Por esta razón, el desarrollo económico y las oportunidades que aparecen en las ciudades son el principal motivo para emigrar del campo a la ciudad. Entonces, como las personas cada vez pueden disponer de mucho tiempo libre, así mismo, tendrán que buscar la manera de utilizarlo.
En mi amado pueblo, hace 30 años, era impensable edificios de más de dos pisos, hoy han sido superados y son ya del número quince. Cada vez hay edificios más grandes y avenidas más anchas, pero mentes más estrechas.

De otra parte, para demostrar cómo hemos cambiado, nadie discute la realidad del cambio climático. Los signos son muy evidentes, pasamos por largas temporadas de sequía y altas temperaturas, a climas extremos de heladas, con huracanes virulentos e infaltables inundaciones que afectan siempre a las poblaciones más pobres como amenaza existencial para su forma de vida. Por consiguiente, esta sociedad en la que vivimos, nunca va a alcanzar el grado de bienestar a que llegamos a obtener en el Siglo XX.

Y no será posible, porque estamos viviendo en un mundo que cambia vertiginosamente y de una manera tan compleja que es difícil discernir cuales son los cambios más significativos y los que tendrán mayor influencia en la sociedad del mañana.

Aquí cabe preguntar: ¿qué nivel de volatilidad tienen los destinos de Colombia cuando nuestra sociedad no es culta? “Cuando el 47 % de los estudiantes de primero y segundo semestre de 13 universidades colombianas ni siquiera alcanza nivel medio de desempeño en las competencias de compresión de lectura”. ¿Qué expectativas podemos tener frente a una población que se enfrenta a excesos de información y desinformación, sin darse cuenta de la diferencia, validando noticias falsas, sin responsabilidad, replicándolas en las redes sociales?

Luego entonces, solo el día en que se invierta a fondo en la cultura como consecuencia del renacer de una conciencia individual, privada y pública, sobre su importancia, Colombia construirá un cambio en el tiempo que nos tome para formar generaciones con criterio, de tal manera que sean conscientes y moralmente responsables de sus decisiones.

Civilidad: ¿La nueva revolución industrial: ¿robótica, automatización significa nuevas formas de vida y de producción?



domingo, 19 de enero de 2020

El otoño feliz


Con el Poeta Mario de Andrade, repito: “He contado mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora”.

Con los años a que ha llegado, comencé a fijarme en las cosas positivas como el calor del hogar, el estar más tiempo en casa, las conversaciones con el sabor de un café recién hecho. Así se me pasó el otoño sin darme cuenta, ahora vivo feliz esta nueva etapa de la vida. Mi actitud positiva le ha añadido años de vida para lograr conquistar la edad madura. Queda faltando la última etapa. Y, aunque suene a falsedad, pero entre más se acerca la hora, más feliz me siento. En nuestra cultura occidental reina la incapacidad para aceptar la muerte como parte natural de la vida. De allí, que para quienes la muerte acecha, piensan principalmente en la tristeza y el terror, pero resulta que morir es menos triste y aterrador -y más feliz- de lo que la gente cree. Aunque yo no haya muerto todavía, la puerta está abierta. Me alegro de la lluvia, me alegro del viento y, me rio del fantasma de la muerte.

Me niego a creer que haya llegado a la edad provecta, por eso, ya no cumplo años, sino que festejo los que me faltan. Vivo contento. No me estreso y, no tengo las preocupaciones como cuanto tenía 20 años. A mis años, me resbalan las expectativas, o las metas y, eso produce tranquilidad. Para algunos de mis coetáneos amigos, la vejez es sinónimo de dolores: artritis, arrugas, pérdida de vitalidad y memoria, pues la naturaleza es sabia al producir cambios psicológicos.
Con los golpes que da la vida, se aprende a manejar las emociones. En cortas palabras, la vejez concede sabiduría. Las largas calendas, nos trae la experticia para manejar las emociones negativas. La clave es no caer en el equívoco de que lo peor está por llegar. El tiempo tiene su manera espacial para tomarnos desprevenidos al paso de los años.
En efecto, la juventud se vive con mucha ansiedad. Ahora, ya no tenemos zafarranchos en discotecas y bailes. Ahora las rebambarambas son en la Nueva EPS, en las clínicas u hospitales. Las conversaciones con mujeres para encuentros furtivos, ahora son solo para recordar. A todas éstas… “que se hizo aquella”. Las charlas ahora son sobre “cómo poner el aguijón de avispa” para combatir los achaques de espalda, reumáticos, reflujos, y el alzhéimer, preguntando: “Cómo se llama la pastillita para…” Pero, en tiempos que se fueron, decíamos: ¿qué estas tomando? ¿Cerveza, aguardiente, ron o whisky? Ahora respondemos: estamos tomando… medicamentos para la próstata, el lumbago, la presión arterial, el colon. Y el alcohol ahora es… frotadito.

No necesito decir cuántos años tengo, ni me los quito tampoco. Pues, mi pelo blanco me delata. Pero, aún puedo reír a carcajada limpia, aunque algunas veces no alcance a escuchar lo que dicen de mí. Tengo los suficientes años para decir las cosas que ya no me agradan como: la congestión vial, el indebido uso del “Parque de Carpas” y el mal trato que le dan a mi querida ciudad; los ruidos que hoy llaman “música”. Tampoco me gustan las mentiras políticas que ensombrecen a mi país, ni otras tantas que ya ni recuerdo. 
Lo que no se borra de mi mente, recuerdo y añoro, son los anticuados y buenos modales; el respeto por los símbolos nacionales y, el auténtico sentimiento patriótico.  Tengo retentiva por el buen lenguaje, dedicación por la literatura, respeto por la esencia de la escritura. Y, antes de dejar escapar pensamientos cuido la imagen con buena ortografía. Pero eso sí, las sanas ambiciones y el buen gusto de mi juventud todavía existen en mí. En la juventud aprendí, pero en la edad dorada comprendo.

Termino diciendo que el corazón no envejece. Que deseo seguir viviendo al lado de gente humana, muy humana. Que sepa reír de sus errores. Mi propósito es llegar hasta la última etapa complemente satisfecho como hasta ahora. Aspiro a llegar en paz con mi familia y con mi conciencia. Siempre he tratado de ser un buen señor, pero en adelante pretendo ser mucho mejor.  

 Civilidad: Longevidad y felicidad van de la mano.


sábado, 11 de enero de 2020

Cauca es Cultura y naturaleza


El único departamento que hace incursión de sur a norte en Colombia, desde el macizo colombiano hasta el océano atlántico, es el Cauca. Es uno de los más diversos, geográfica, social y culturalmente. Desde lo étnico, es una región de contrastes donde conviven indígenas, negros y mestizos, que generan gran diversidad de manifestaciones artísticas culturales.
Es diverso por su herencia cultural donde sobreviven, indígenas, paeces y guambianos, que habitaban las tierras del Cauca desde antes de que llegaran los colonizadores. Sus costumbres, tejidos y estilo de vida han dejado huellas visibles y aunque la civilización ha tocado sus espacios, no dejan de maravillar con sus vestigios que muestran la belleza de una idiosincrasia, por fortuna, renuente a desaparecer.
A tan solo 110 kilómetros de la capital caucana, se halla el Parque Arqueológico de Tierradentro,  declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 1995, siendo la primera muestra de los avances arquitectónicos logrados por los antiguos habitantes de esta zona que guarda el conjunto funerario precolombino más importante de América. Los hipogeos, excavaciones subterráneas en roca volcánica cuentan con una arquitectura única en el mundo, cuyo interior está adornado por diferentes formas geométricas de colores blanco, negro y rojo, representan la principal muestra de una civilización perdida, que como muchas, rendía especial culto a la muerte.
La fisiografía del departamento del Cauca incluye la llanura del Pacífico,  cubierta de mangle. La Cordillera Occidental de los Andes colombianos extendida de suroeste a noreste,  corre paralela a la Cordillera Central, donde están localizados el volcán de Sotará, Petacas y el nevado del Huila en el límite departamental. El Macizo colombiano, por su parte, alberga los volcanes de Cutanga y Puracé, el pico de Paletará y la sierra nevada de los Coconucos.
En cuanto a hidrografía, el departamento está constituido por cinco grandes cuencas: Alto Cauca, Pacífico, Alto Magdalena, Patía y Caquetá, con sus afluentes   
En las faldas de la cordillera Central, a 60 kilómetros de la capital caucana, está enclavado el municipio de Silvia,  donde se puede conocer rasgos culturales de las etnias paéz y guambiana y, un imponente paisaje que ofrece esta población con sus festividades de carácter religioso y folclórico
Para cambiar de clima basta bajar al Valle del Patía, al sur del departamento, para contemplar hermosos paisajes, como el Hoyo, Quintero, Potrerillo, La India, Angulo, La Barca, Cajones, las Juntas, las Cuevas de Uribe, la micro cuenca de los ríos Guachicono y San Jorge, Galíndez y el Cerro de Manzanillo. Allí hay también atractivos naturales  para la práctica de deportes extremos y de aventura como el kayak y balsaje sobre los ríos Patía y Guachicono; rappel en los acantilados de las Cuevas de Uribe; ciclo montañismo en una ruta de 50 kilómetros por carreteras terciarias en los municipios de Patía y Balboa; senderismo y caminatas ecológicas en diversos sitios del valle patiano, y parapentismo desde el voladero de Balboa.
Otro lugar privilegiado está a 30 kilómetros: Coconuco, con numerosos afluentes de aguas termales que brotan de sus montañas, cuyos beneficios medicinales ya son populares. En este municipio también se encuentra la hacienda del General Tomás Cipriano de Mosquera, cuatro veces presidente de Colombia y, considerado el fundador de este poblado.
El Cauca cuenta también, con 150 kilómetros de costa sobre el océano Pacífico. Allí está Guapi, lugar donde fabrican las mejores marimbas del mundo, y la Isla Gorgona, donde la riqueza marina y la observación de ballenas de junio a noviembre son algunos de sus atractivos. Sintetizando, todo un país en un departamento para describir la tierra de los grandes próceres de Colombia.

Lo anterior, es solo una parte de la riqueza social y los aportes culturales del departamento del Cauca, que invitan a convivir con visiones diversas del mundo y de la realidad de país, partiendo de comunidades con escenarios de desarrollo, necesidades y naturaleza muy diferentes a las del resto de los colombianos. Maravillas naturales, que, además de los méritos históricos del departamento del Cauca son rasgos distintivos que identifican a la población, que crean región y hacen nación.

Estas cualidades, son suficientes razones para que  la Asamblea y el gobierno del Cauca, no aplacen por más tiempo la creación de la Secretaría de Cultura para  promover el reconocimiento de los derechos humanos, la convivencia, solidaridad, interculturalidad, pluralismo y la tolerancia como valores fundamentales, base esencial del desarrollo y de la cultura para la paz.

Civilidad: Si conociéramos más al Cauca, cuánto más lo amaríamos.



sábado, 4 de enero de 2020

Salió por la puerta grande


Como salen los grandes toreros después de una magnifica faena. En esta columna, la obra es del ingeniero Oscar Rodrigo Campo Hurtado, quien está para cosas grandes. No hay que olvidarlo, pues salió con altivez y mirando a los ojos de todos. En la vida pública, se trata de cerrar ciclos para abrir otros. La vida misma, desde el nacimiento, viene marcada por etapas. El protagonista de este escrito, sabe perfectamente que, cerrar ciclos no es necesariamente abandonar o retirarse. Simplemente se cambia de dirección para ir a mejores lugares para alcanzar nuevas y mejores metas.
Desde el año 2006, he seguido los pasos del ingeniero Oscar Rodrigo Campo Hurtado, cuando por primera vez escribí sobre su desempeño en la Secretaría de Infraestuctura del Municipio de Popayán. A partir de ahí, deduje que estaba supervisado por Dios, Rector de la vida de los hombres,  y por los ojos de la sociedad que espera de sus funcionarios públicos un comportamiento digno de la confianza que en él se deposita. Allí empezó a demostrar como persona su actitud y su inclinación de líder que trabaja por el bien común.
Posteriormente, en el  2012, asumió el cargo de Secretario de infraestructura departamental, dejando huella en todos los rincones del Cauca. Dejar huella es dejar una “estela positiva por algo” en la memoria de todos y cada uno de los gobernados.
Necesariamente a su proyecto de vida, el ingeniero Oscar Rodrigo Campo Hurtado, no le coloca fechas inflexibles. Es una persona joven, que ha ido madurando etapas y cerrando ciclos. Lo significativo es cómo avanza en todas las direcciones sin estancarse para conseguir por años mejores resultados.
Su recorrido laboral le permitió alcanzar la gobernación del Cauca, proponiendo: “Trabajaré para lograr una inversión generosa para el Cauca y su capital”, destacando que su labor la encaminaría a realizar el trabajo comunitario más grande de la historia del departamento a partir  de un trabajo para obtener esfuerzos conjuntos y alcanzar los objetivos en pro del desarrollo y bienestar de los caucanos. A fé que cumplio lo que prometió.  
En reconocimiento, el mandatario de los caucanos fue seleccionado como el “Mejor de los Mejores”, resaltando su gestión y compromiso por el desarrollo de la región.  Finalizando su mandato, el ingeniero Oscar Campo, sobresalió como el mejor gobernante a nivel nacional, con el premio de “Mejores Gobernantes”, realizado por Colombia Líder.
La comunidad caucana se sintió orgullosa de tener a la cabeza un mandatario sencillo, que se da a la gente y ante todo, que buscó  recursos para no parar en el progreso. Y, sobre todo, que asumió una postura de humildad ante tantos reconocimientos que solo lo alientan a seguir con la imperante tarea de ayudar a los caucanos en todas las esferas.
Desde la selva tropical de San Juan de Villalobos, sus habitantes, durante  su gobierno, se sintieron bien atendidos al contar con nuevas y modernas instalaciones para el funcionamiento de Centros de Salud. El sentimiento de estima y gratitud,  es de almas nobles, y se  da cuando se almacena en el corazón y no en la mente. Las gentes  se vieron apoyadas, sintiéndose más agradecidas y por ende, capaces de valorar las cosas buenas para mejorar la vida. Pero, no solamente desde las obras de infraestructura médica, sino también desde la dotación hospitalaria para garantizarle una mejor atención a pacientes de espacios alejados no solo de la geografía caucana, sino del desarrollo humano. Esta también, es  una muestra de otra huella imborrable, la cual será reconocida en forma perenne.
El ingeniero Campo Hurtado salió por la puerta grande, y tan pronto, “Dios le cierra una puerta y ya le tiene abierta otra ventana”.  Él ha moldeado su carrera política. Por eso, seguramente, hará parte de la generación de una nueva cultura política, políticos que manejen las cosas con estilo diferente.  
Señor exgobernador Oscar Campo, en jerga marinera: Suelte amarras y leve sus anclas, pues un puerto mejor lo espera.
Civilidad: En el jaleo de la vida, no nos damos cuenta que, recibimos mucho más de lo que damos, y la vida no es plena sino agradecemos.