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sábado, 1 de diciembre de 2018


Caminar la ciudad

Dejé pasar el tiempo para escribir sobre este tema, después de la partida del incomparable amigo Jaime Vejarano Varona con quien diferíamos en el concepto recorrer a pie el Centro Histórico de la amada Popayán.  Don Jaime, no aceptaba el cierre de las vías en torno al parque de Caldas, porque siempre quiso llegar a la puerta de su destino montado sobre un vehículo. Analizamos los pros y contras de peatonalizar la vieja ciudad. Por mi parte, sigo insistiendo  en la necesidad de enfrentar al mayor enemigo: el automotor.
Ahora más que antes, los vehículos dificultan la tranquilidad del viandante y, cuando las angostas aceras llegan al máximo de su capacidad con personas cargadas de maletines, además de motos, bicicletas, sillas de ruedas circulando en todo sentido vial, por los andenes que son para los caminantes y no para ventorrillos. El automóvil, que una vez fue un instrumento de libertad,  se convirtió en una prótesis mecánica que pone en peligro nuestras vidas, malgasta nuestro tiempo y genera gases contaminantes. En Popayán, existe la creencia que, el coche da estatus social, llegando hasta la puerta  del hogar o al puesto de trabajo, en tanto, otras ciudades tienen el hábito del  transporte compartido o la bicicleta que es más barato, y más ecológico.
Cuanto más caminable es una ciudad, mejor y más fuertes son los lazos que se generan en la comunidad, desde apuntalar al comercio hasta conseguir que los niños reafirmen sus relaciones sociales llegando al colegio a pie. Propiciar el cambio de rutinas en la forma de desplazarse al lugar de destino: hogar, trabajo, colegio, universidad para que cada vez se haga más en bicicleta o a pie para alcanzar los beneficios de una ciudad “caminable”. Los lugares `caminables `urbanos proporcionan una economía una economía mucho más activa que los no caminables. De allí que, promover un mayor nivel de ‘caminabilidad’ es primordial, para beneficiar la salud y aumentar la calidad  de vida, Hacer zonas más ‘caminables’, incrementa el valor de los predios, el turismo y, de hecho,  mejora la movilidad.
El gobierno local implementó la medida del ‘Pico y Placa’, pero sin éxito. Entonces, cuando el volumen de personas aumenta cada vez más y la cantidad  de  automotores es desproporcionada para la ciudad y al sentirnos hacinados en virtud de las obras en marcha, además, de la molestia con los vehículos (chimeneas) de servicio público que no corresponden a las tarifas que cobran,  ¿cuál sería la recomendación para mejorar la movilidad de Popayán?
Una solución temporal, a manera de ensayo, ante las otras alternativas que se quedaron cortas, debe ser la buena decisión, original  y muy buena, cual es la peatonalización. La mejor prueba, de su conveniencia, es la demostrada durante la Semana Santa, el Festival Gastronómico y los viernes de museos. Desde luego, ello será posible, siempre y cuando la autoridad se haga sentir ante los indisciplinados conductores de servicio: público, privado, oficial, motociclistas, ciclistas  y peatones porque todos somos causa del desorden.
Civilidad: Peatonalizar la ciudad. Cuanto antes lo hagamos, mejor viviremos






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