Son las 5 a.m. y ya hay 60
personas haciendo fila en el segundo piso del Centro Comercial donde atiende
los reclamos la CEO. Compañía energética de occidente S.A.S. E.S.P, regida por
las leyes 142 de 1994 y la Ley 1258 de 2008. Empresa monopolista, con un
gerente, un subgerente y siete directores.
La burocracia es esencial para garantizar el buen funcionamiento, pero la
CEO tiene tareas, acciones, que, desde hace un tiempo, no han podido minimizar
la incidencia de tantos errores. Errores
que se reflejan en largas y tediosas filas que son el común denominador todos
los días. El problema surge cuando
los errores superan por miles de usuarios insatisfechos con quejas de diferente
índole como resultado de la pésima administración de la CEO. El caos en las colas mal gestionadas da como
resultado hacinamiento.
La
primera perversidad, es porque hay que hacer dos colas: una para que elaboren
la factura y otra para que le asignen el turno para reclamar las infamias cometidas
por la misma empresa. Odioso, dos colas para el mismo usuario en la misma
empresa. Descontento en la multitud, del puro pueblo, de escasos recursos
económicos, pues en las filas no se ve gente capitalista. Personas que piden permiso
para ir a reclamar. Vendedores estacionarios que dejan de vender por acudir a
estas oficinas. Malestar e inhumano para mujeres embarazadas, amas de casa con
niños de brazos, ancianos que permanecen de pie durante cuatro o cinco horas
para ser escuchados. Personas jubiladas, que dejan de comer para para pagar escandalosos
recargos de servicios públicos: energía, gas, acueducto, alcantarillado y aseo.
Pues, mientras los valores de los servicios públicos suben por ascensor, los
salarios y pensiones suben penosamente por escaleras. Indolentes directivos
porque lo más valioso para el usuario es su tiempo, sin saber cuándo será
atendido para solucionar los errores que cometen por la mala facturación.
Bellacos
directivos sin dar la cara, inconscientes del fastidio de los usuarios, agravándoles
su situación económica sin reconocer que, por causa de la actualización de la
facturación, software, programa o aplicativo plagado de inconsistencias, que
mes a mes, le recargan al cliente o usuario que aún no saben manejar. Facturas recargadas
del 100 % y 150%, o más, sin justificación alguna, en hogares, que No pueden
pagar las desmesuradas facturas de la CEO, pero que de no ser cancelas les
cortan el servicio, aumentando el valor por reconexión. Falta de información de
la nueva plataforma, cambiaron los medidores que ahora leen desde el centro de
operaciones, cuya factura debe ser impresa por el usuario, porque tampoco las
reparten a domicilio como es la obligación. Errores en los cálculos de lecturas,
incumplimiento de la normatividad, falta de organización empresarial. Y como si
fuera poco, reclamos por créditos del programa “Brilla” endosando valores por compras
no autorizadas sin explicación ninguna, gravando aún más la cuenta por pagar. Valores,
que podrían constituirse en estafa o fraude que denuncian, pero que no obtienen
solución a tiempo.
Este cúmulo de malos manejos en la prestación de los
servicios públicos, le corresponde a la Superintendencia de servicios públicos,
para que operadores monopolísticos no abusen de la posición dominante. Son miles
y miles de reclamaciones sobrepasaron entre enero y abril de presente año 24.793,
quejas ya sea por problemas en la
facturación, o por suspensión del servicio, porque llueve o porque hace viento.
Ojalá algún día, la Superintendencia de
Servicios Públicos, la Defensoría del Pueblo o la Procuraduría le pusieran coto
a tanto abuso ¿Será?
Civilidad: El pueblo desunido siempre será vencido.
Excelente Publicación. Gran Verdad, desgraciada realidad que vive la gente pisoteada por todos las situaciones realidades cotidianas tratando de sobrellevar de sobrevivir.
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