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domingo, 31 de marzo de 2024

La muerte según tres filósofos: Chardin, Heidegger y Morin

 


“Reflexionar sobre nuestra muerte es reflexionar sobre nuestra vida. La muerte es una dimensión de la vida. Para Martin Heidegger, filósofo existencialista, la muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana. La muerte es un misterio, la consideramos como el momento de decir adiós a todo, es el viaje de irás y no volverás. ¿Por qué nacimos, si vamos a morir? Cuando el cuerpo enfermo siente sensación de declive, de fragilidad, desarmonía, malestar, disolución… se vislumbra un momento trágico de desaparición con pérdida de todo: familia, posición social, patrimonio, fortuna… La muerte se produce al cesar las funciones fundamentales: actividad cardíaca y actividad respiratoria, lo que representa el cese de las funciones cerebrales. Existe la muerte biológica o muerte cerebral y la muerte total de todo el organismo. Nos preguntamos si existe la vida después de la vida (Moody, Raymond A.) ¿Morir es pasar a otra dimensión?

El gran filósofo, pensador y político francés Edgar Morin separa hombre-cultura, vida-naturaleza, física-química. No es posible bioquímicamente la inmortalidad. Hay muchísimas reacciones metabólicas irreversibles. No se acepta la muerte, hay una cultura negadora de la muerte, y es una actitud inmadura. La muerte no es el enemigo. En las facultades de Medicina se tiene esta creencia. Hablar de la muerte es un tema antisocial, un tabú. Pero la vida del hombre se define por el fin del mismo, como un camino a cuya meta conduce. La vida es el tiempo que transcurre entre nacimiento y muerte, o, mejor dicho, es el conjunto de actos que un viviente realiza.

Pierre Teilhard de Chardin estudia profundamente el tema de la muerte relacionado con el cristianismo. Teilhard de Chardin era pensador, filósofo, sacerdote y jesuita. La muerte es el acontecimiento esencial en la aventura humana. En «El medio divino» expone que la creación, la encarnación y la redención son indisociables. La historia de la cosmogénesis, de la biogénesis y la antropogénesis se presenta como un esfuerzo de síntesis convergente hacia la existencia de un fin último que Teilhard de Chardin llama punto omega. En la muerte es como en un océano, viene a confluir nuestras disminuciones, bruscas o graduales, y la muerte es el resumen. La muerte es una debilidad incurable de los seres corporales. El mismo autor tiene los ojos fijos en Cristo resucitado, hacia quien toda la creación aspira y en quien encuentra su consistencia. Cristo ha vencido la muerte. Acepta la verdad de la muerte como posibilidad propia e ineludible del ser humano.

Morin, sociólogo, pensador, filósofo y político dice que el hombre comienza las creencias religiosas a partir de enterrar a los muertos, magia, brujería, espiritismo, chamanes, creencias en la otra vida, resurrección, inmortalidad… nacen del intento humano de resolver el problema de la muerte. Su credo científico era separar conceptos hombre-cultura, vida-naturaleza y física-química” 

He querido compartir este escrito porque, hoy domingo de resurrección, la vida es la celebración de la existencia. Y porque, la vida es un brillante acontecimiento que nos da la capacidad de nacer, respirar, desarrollarse, procrear, evolucionar y morir.

 Civilidad: La vida es netamente individual y, nadie puede elegirla a sí mismo. Sin embargo, las condiciones de vida, permanentemente son asediadas por la muerte, imponiéndole un régimen de supervivencia.

 

domingo, 24 de marzo de 2024

 




¡Queja de amor!

Cuando se ama De veras nunca el amor nunca se olvida Amar es requisito Para vivir feliz Los sueños son realidad Sabiendo amar Mi queja de amor Es que no puedo vivir sin ti H.D.G. Río Blanco, 21 de marzo de 2024


sábado, 23 de marzo de 2024

Las procesiones en Popayán

 



La Semana Santa es una de las celebraciones religiosas más importantes del calendario católico, mostrando todavía, un gran nivel de recogimiento, siguiendo “religiosamente” todas y cada una de las tradiciones que se repiten año tras año por estos días. Dicen que se celebra desde cuando Jesús estaba en la tierra, lo cierto es que tuvieron que pasar varios siglos después de su muerte para que la celebración de la Semana Santa se instaurara de manera definitiva.

Tradicionalmente la Semana Santa, más allá de fiesta religiosa, es una cultura popular que va de domingo a domingo, comenzando el domingo de Ramos, terminando siete días después, el Domingo de Resurrección. Durante esta semana, los creyentes celebran lo que se conoce como Triduo Pascual: pasión, muerte y, resurrección de Jesucristo.

En Popayán, la Semana Santa, se lleva a cabo hace 458 años, desde el año 1566, como la celebración religiosa más importante de Colombia. Es una de las fiestas más tradicionales y antiguas que se cumple año tras año en la “Ciudad Blanca”. Durante cinco días, penitentes sin capirotes cargan sobre sus hombros pesadas “andas” caminando las calles coloniales. Siendo notables por la calidad artística de los dorados y la ebanistería de los pasos, así como por el ambiente sonoro y olfativo (incienso) de las procesiones. Por lo que, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) este sitio y sus eventos, fueron considerados como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad.

Las procesiones en Popayán, han sido suntuosas, silenciosas y magníficas. La salida de la respectiva iglesia tenía lugar a las 8 de la noche y a ellas concurría casi toda la población de Popayán, incluidos los provincianos y las vecindades que acudían a la ciudad durante la Semana Santa, atraídos por los esplendores de los desfiles y fiestas religiosas.

La procesión siempre empezaba por un grupo de monaguillos que llevaban campanas e incensarios, luego seguían el Sacristán mayor y dos acólitos, llevando aquél una gran Cruz enarbolada llamada popularmente la Cruz Alta. Los primeros pasos en todas las procesiones, excepto la del Viernes Santo, eran los de la efigie de San Juan, la Magdalena y la Verónica; no llevaban sitiales o doseles y su pesadumbre era liviana, por lo cual los cargueros vestidos de nazarenos han sido devotos inexpertos. Luego venían los grandes pasos con grupos de efigies representando los diversos episodios del martirio y de la muerte de Cristo. Estos pasos llevaban sitiales muy hermosos y marchaban distanciados a considerable espacio. Su marcha era pausada y silenciosa, solamente se oía el crujir de sus “andas” y, entre los pasos desfilaban también bandas de música, y cantores del Orfeón Obrero y la Universidad del Cauca. A uno y otro lado de la procesión, se integraban largas hileras de fieles y de acompañantes discretamente vestidos portando entre sus manos, velas o cirios encendidos. El silencio, el recogimiento y la compostura reinaban en la procesión dando un aspecto majestuoso y solemne, dando pasos lentos en ambiente místico como corresponde a esta fiesta religiosa.

El desfile sacro más importante de la semana correspondía al Viernes Santo, las “andas” no llevaban ninguna efigie sino los atributos del Martirio de Cristo, como los clavos, la caña irrisoria, la corona de espinas, las sábanas mortuorias, la Cruz, etc. Por último, el Santo Sepulcro de carey y plata con el cuerpo de Cristo, y la magnífica efigie de la Mater Dolorosa.

Cargar pasos de la procesión sigue siendo una devoción rigurosa de los hijos de Popayán y sus herederos, que nunca dejan de cumplir ni en las más aciagas circunstancias. En Popayán se conversa todo el año en peculiar vocabulario semana santero. Y, mientras mayor es el peso del paso que cargan, más pesada es la penitencia en auto de fe, que se rinde a los santos cargados sobre sus hombros.

Civilidad: Las procesiones atraen a visitantes del mundo entero; pero, además, son factor importante de unidad y sentimiento por la ciudad.

sábado, 16 de marzo de 2024

Las Araucarias mueren de pie

 

En la etapa de envejecimiento, posiblemente después de 100 años de existencia, o a decir de los expertos, por las condiciones ambientales extremas, durante tormentas eléctricas, los rayos pudieran haber dañado severamente los árboles al quemar su estructura interna hasta debilitar su resistencia. Otros dirán, las Araucarias sin nutrientes se secaron y, la sequía hizo que las ramas cerraran sus poros para evitar la deshidratación. Algunos sabiondos podrán indicar también, que el factor central, es un hongo o un grupo de hongos que los volvieron leñosos.  Pero, es totalmente notoria la sequedad gradual de los árboles, cuya longevidad es indeterminada. ¡Las araucarias se están muriendo y nadie sabe por qué!



En todo caso, se trata de un silencioso mal que aqueja a los bellos ejemplares de este árbol que bien podría haber sido declarado monumento natural. Así como ellos, la población joven está desapareciendo sin haber plantado un árbol. Y, sin lograr encontrar el motivo de este fenómeno, mucho menos la cura. Solo queda el recuerdo de la Araucaria como símbolo de exuberancia, que formó parte esencial de la vida política, social, espiritual y cultural de los payaneses.

Cualquiera haya sido la razón de su fin, hoy su panorama es triste y antiestético. En la denominada “sala de recibo” de Popayán, en otras épocas, dentro del dosel arbóreo formaron una corona vegetal las cinco Araucarias. Los árboles son poemas escritos en la tierra y tienen corazón; por eso, ha sido uno de los árboles más queridos por los habitantes de esta ciudad. Lástima, están muriendo de pie como mueren los árboles y los héroes. Lo grave, es que no haya despertado en el corazón de las gentes ningún interés. 

De corteza gruesa y resquebrajada, ramas pinchudas y escamadas, la Araucaria, de singular silueta que puede llegar a medir 50 metros de altura; las hemos visto crecer y saber de su historia genética, que se remonta a muchos años atrás, lo que permite que el caminar entre esa arboleda sirva de fuente de inspiración, a tal punto de recibir su sabiduría y su experiencia acumulada a lo largo de su existencia, se convierte en una bandera de lucha ante la amenaza de desaparecer. Las moribundas araucarias produjeron oxígeno, purificaron el aire, sirvieron de refugio para las aves y, fueron testigos mudos ¡Si hablaran cuánto no dijeran!

¡Las Araucarias pacientemente se están muriendo! Esos árboles de vital presencia, que custodian al Sabio Caldas son inolvidables, pues desde cuando tengo uso de razón hacen parte de esta zona céntrica de la ciudad. Con el paso de los años, ya no es posible conocer quien invitó a las semillas para asentarse allí. Su especial belleza llevó a que, en tiempos de la política partidista en este paradisiaco lugar, años atrás, un reconocido político en sus gestas conservadoras, en ardiente discurso le concediera un uso figurado, pero brutal, mencionando que, bien podrían servir para hacer ofrendas colgando regalos en sus ramas, pero “faltarían araucarias para colgar liberales”.

Así han permanecido rígidas convertidas en iconos vivos de la naturaleza adornando este lugar en esta tierra mágica en la cual conviven la cultura y las prácticas non santas en el pueblo de Don Sebastián Moyano. Con estas letras, lanzo el último adiós a las Araucarias.

Civilidad: Lo esencial de este escrito, es reportar la paciencia de estos árboles que mueren lentamente de pie, para que quienes, a su lado, circulamos seamos conscientes y prudentes de estos factores. Y, para que las autoridades civiles y ambientales tomen las medidas para mitigar los riesgos, previniendo accidentes, garantizando la seguridad de todos.


sábado, 9 de marzo de 2024

Patojo todos los días

 



Ser patojo es lo más parecido a un título de nobleza de aquellas épocas pretéritas.  Es la esencia de una raza que existió en Popayán, digna de pocos y envidia de muchos. Algo así como tener sangre azul, es decir: ´de familia aristocrática´. De todo lo captado en la obra monumental del pintor Efraím Martínez. De caballeros de la realeza que no salían al campo a trabajar, por tener la piel más pálida, a través de la cual se les podían ver las venas. En contraste, con esa realidad hoy perdida, el ´patojo´ real es aquel nativo que tuvo niguas y que le corre pipián por las venas.

Cuando llegaron los colonizadores, ya había pobladores en este valle de Pubén que cultivaban las niguas. Francisco López de Gómara, el cronista español del siglo XVI, que insistió en la Conquista de México y Centroamérica, las describió así:

“La nigua es como una pulga pequeñita, saltadora y amiga del polvo; ni pica sino en los pies; se mete entre cuerpo y carne; pare luego sus liendres en mayor cantidad que cuerpo tiene, las cuales en breve engendran otras y, si las dejan, se multiplican tanto que no las pueden agotar y remediar sino con fuego o con hierro. El remedio para que no piquen es dormir con los pies descalzos o bien cubiertos. Algunos españoles perdieron con esto los dedos de los pies y otros todo el pie” (Fco. López de G. Historia General de las Indias, I Hispania Victrix, 1985, p.65).

 

Así que hace más de 200 años, esta plaga invadió cada rincón de Popayán. Era un insecto llamado ´Nigua´ que se metía entre los pies de la gente que andaba descalza o con alpargatas de fibras naturales, provocándole infecciones y una terrible picazón, que los hacía caminar con los pies abiertos, como caminan las aves de este tipo.

Hoy cariñosamente y sin ficción estética nos llaman “patojos”, por cuenta de esa plaga que se propagó en Popayán y, por lo que los pobladores de Popayán: indígenas, criollos, mestizos y mulatos, tenían morros de niguas en los dedos de los pies. En semejante cuadro conmovedor, los afectados se rascaban en los “testigos”- esquineros de piedra- colocados en las paredes manchándolas de sangre al haber sido infectados por ese bicho.  Estos esquineros como “testigos”, hoy se conservan en el centro de la ciudad, otros se restauraron y reconstruyeron después del terremoto de 1983, haciendo parte de la arquitectura del sector colonial de Popayán, que bien podría ser considerados como símbolo de la historia "patoja" contada mediante la expresión oral. Esquineros que en tiempos arcaicos sirvieron también, para proteger las paredes y muros de las vacas, mulas y caballos arreados desde los corrales de las ferias hasta el matadero. -yo conocí una familia de arrieros apodados los “arbolitos”-

En la genialidad del gobierno de la época, para matar esa “bacteria” de las niguas, decidieron pintar con cal todas las edificaciones por fuera y por dentro.  Y como esa guerra contra la Nigua durara mucho tiempo, Popayán quedó pintada toda de blanco, derivando su título de “Ciudad Blanca”.

Hoy todo ha quedado perpetuado para siempre, todos los símbolos, bajo la magia de la leyenda. Y como Popayán tiene una amplia cultura, mis antenas todos los días de mi existencia, seguirán abiertas para ser receptivo y repetitivo de aquellas patojadas que me conmueven a ser más patojo todos los días de Dios.

El gentilicio, indica la procedencia de nacimiento. Pero yo, en mi sensibilidad humana, siendo natural de Popayán, repito simplemente, y con auténtico orgullo que soy “Patojo” todos los días porque amo a mi ciudad, porque la respeto, porque me gusta narrar su historia y, sus tradiciones.

 

Civilidad: Patojo es aquel que, teniendo el atributo de haber nacido en Popayán, exalta con inmenso vigor, todos sus rincones:  paredes blancas, el poniente sol, torre del reloj, el puente del humilladero y sus costumbres.

viernes, 8 de marzo de 2024

 




¡Oh mujer! creación de Dios para los hombres.

De ellas nacimos, por ellas morimos.

Son una flor con alma.

Honrad a las mujeres,

ellas siembran de rosas el camino de nuestra vida.

Rosas blancas para las que en el Cielo están

Rojas rosas para las que abrazamos hoy.

HDG.

domingo, 3 de marzo de 2024

Recuperación del Centro Histórico

 


 

Varios gobiernos locales dejaron de implementar estrategias en la búsqueda de resolver problemas puntuales: operaciones de limpieza, redesarrollo inmobiliario y regulación para salvaguardar y recuperar el patrimonio cultural del Centro Histórico de Popayán. La peatonalización, es una estrategia puntual, que no es otra cosa que, alejar el tráfico vehicular, introduciendo ventajas enfocadas al peatón. Zonas sin tráfico, para acoger:  alamedas, pasajes comerciales, zonas verdes, entre otras. 

Desde luego, desarrollando estudios para definir un marco conceptual, con voluntad para la peatonalización y los aspectos que deben comprender este tipo de intervenciones urbanas. Existen documentos y eruditos en estudios urbanos, que realizan proyectos sobre el marco histórico y la parte del patrimonio arquitectónico que desea preservarse. Es más, hay referencias de proyectos internacionales con elementos similares y, ejemplos pertinentes como Bogotá, Cartagena y, otras ciudades colombianas que implementaron la peatonalización.

Se requiere entonces, de una Corporación que contribuya a la descripción del Centro Histórico de Popayán y la caracterización de las vías peatonales. Estamos en el preciso momento, con la nueva administración del alcalde Juan Carlos Muñoz Bravo, para plantear la peatonalización como herramienta para la recuperación del Centro Histórico en el ámbito cultural, que debe ir en armonía con el componente arquitectónico establecido por las diferentes edificaciones adyacentes. Este propósito beneficia a la ciudad en el mejoramiento de su espacio público. La legislación colombiana es explicita al definir el concepto de espacio público. El deterioro urbano en Popayán, es debido a una variedad de factores y procesos, siendo la causa principal, el régimen de propiedad del suelo urbano.

Hoy, el Centro Histórico, es epicentro de la mayoría de actividades, derivado de la demanda de una población que a diario crece. Grandes superficies de suelo están en manos de instituciones públicas o semipúblicas que no tienen vocación de desarrollarlas para nuevos usos urbanos. Y claro, aumenta el deterioro del C.H., por la ocupación irracional por parte de vendedores o comerciantes informales, sin que hasta el momento los entes públicos o privados hayan podido erradicarlos, frenando así el desarrollo armónico de la ciudad. Varias edificaciones fueron demolidas y adaptadas para dar paso a edificaciones con fines comerciales, en un claro proceso de decadencia del marco histórico.

La recuperación del espacio público, es posible, mediante la reubicación de los vendedores informales, ofreciéndoles alternativas que garanticen sus derechos económicos y sociales, suscribiendo acuerdos, que también garanticen que no volverán a ocupar el espacio público de forma irracional. Hay que identificar y caracterizar la población de los comerciantes informales. En fin, proponer alternativas técnicas, financieras y sociales para reubicar el sinnúmero de vendedores estacionarios en la recuperación del espacio público.

No hay duda, el flujo peatonal para lugareños y turistas, mejorará. Y la economía que tiene que ver con el uso de los potenciales comercios en las calles, se revitalizará.  Las calles peatonalizadas nos mantendrán cautivados no solo por el aspecto arquitectónico, sino que mejorará la calidad de vida de los habitantes, al disminuir la contaminación atmosférica por vehículos motorizados causantes de altos niveles de dióxido de carbono. El fin principal, es la preservación del patrimonio cultural de la histórica Popayán, conservando su estructura física proveniente del pasado glorioso.

 

Civilidad: Señor alcalde, Juan Carlos Muñoz Bravo, en sus manos está la recuperación del C.H., como integrador de los valores históricos, simbólicos, culturales, urbanos y arquitectónicos de una de las ciudades más importantes de Colombia.