Pero también, preexiste una
frase que estuvo muy en boga durante los siglos XVIII y XIX, derivada de lo que
escribió don Leopoldo Triana a principios del siglo XVIII, narrando que, “vino
de España a tierras de América el doctor don Policarpo del Pando, Juez
Privativo de tierras, amigable componedor y fiscal de los bienes de S.M., y
visitó casi todas las dependencias americanas. Este visitador hizo constar en
sus informes a la Corona, que los hijos de Popayán eran ilustres y abundantes;
tanto así que había encontrado abogados, Obispos y Oidores popayanejos
en Santo Domingo, Guadalajara, México, Guatemala, Panamá, Quito, Lima, La Serena, Concepción, Rosario de Santa Fe, Buenos Aires, etc., citando a cada uno por sus
nombres. Y que este Visitador se manifestó tan sorprendido de la cultura de los
hijos de Popayán, que en su informe rendido desde el Rosario de Santa Fe, y que
reprodujo alguna vez La Prensa de Buenos Aires, diciendo: "En América, todo el mundo es
Popayán", ponderando así el predominio intelectual de esta culta e
histórica ciudad. Tanto es así, que esa célebre exclamación ha perdurado como
un valioso homenaje a la “Ciudad Fecunda”.
No hay duda, Popayán es la
segunda ciudad de Colombia, después de Bogotá, que ha dado el mayor número de presidentes
de la República. Perdimos la cuenta hasta cuando eran 16 gobernantes nacidos en
ella que le han merecido el título de “Ciudad Fecunda”. Es la ciudad con más títulos:
“La Jerusalén de América, Ciudad Culta, Ciudad Señorial, Ciudad
Fecunda, Ciudad Procera, Ciudad Universitaria, Ciudad Gastronómica de Colombia…
Y como no mencionar que también
hartísimos personajes han ocupado y siguen ocupando altos cargos del Estado,
sin embargo, la ciudad sigue siendo una pobre viejecita sin nadita que comer.
Pero, lo cierto es que, la riqueza no siempre conduce a la felicidad, pues lo
que verdaderamente importa es lo que hay dentro del corazón. De la bella ciudad
de Popayán puede escribirse con la amorosa deleitación con que los doctores
hablan de la “ciudad eterna”.
Hoy, sigue igualmente conocida
por el número de intelectuales, poetas y escritores que la dejaron “blanqueada”,
de allí el reciente título que obedece a que durante la mayor parte del siglo
XX los frentes de las casas y casi todos los edificios públicos estuvieron
pintados de color blanco (cal viva) todo debido a un parásito llamado nigua que traía por el camino
de la amargura a los habitantes de Popayán.
Sin embargo, esta ciudad
ilustre, en las décadas posteriores a 1980, el apelativo de “Ciudad Blanca”
empezó a perder su uso, debido a los hallazgos de diversos estilos de pintura
mural encontradas en varias fachadas del centro histórico, que quedaron al
descubierto a raíz del terremoto de 1983. Pese a ello, en la mayoría de las
construcciones coloniales impera todavía el color blanco. Algunos arquitectos
restauradores decidieron recuperar colores porque en su opinión reflejan la
cara más auténtica de la ciudad colonial original. Esta determinación causó en
principio controversias entre algunos sectores de opinión, pero en los años
posteriores la iniciativa ha alcanzado un mayor apoyo. He allí la razón para
que algunas fachadas del casco antiguo de Popayán muestren hoy tenues tonos
diversos tales como Ocre, Azul claro
y Amarillo, entre otros.
Civilidad: Popayán de todos los
colombianos, levántate como otrora época