Buscar en El Viejo Farol

sábado, 24 de junio de 2023

Los andenes cosas del pasado


 

La administración municipal solía estar de acuerdo en que el peatón era el único usuario legítimo de los andenes. Para el peatón estaba claramente definido que los andenes debían despejarse puesto que eran para uso del respetable público y desde luego, se prohibía otras actividades “disruptivas” y “molestas”. Pero en tiempos críticos, difíciles de manejar, debemos recordarles a los vendedores ambulantes y sus defensores la norma cívica de que el “andén” es el hermoso espacio para que “ande” la gente sin obstáculos y que debe ser protegida por la autoridad competente.

Desde luego, las ciudades, necesitan enfoques innovadores que hagan posible integrar actividades diversas, usos complejos y, a menudo, objetivos contradictorios con el fin de asegurar los espacios urbanos plurales, abiertos a todos los públicos. Pero, la actividad del comercio ambulante, realizada de manera cotidiana en la vía o lugares públicos por personas llevando sobre su cuerpo las mercaderías o sobre algún medio de transporte, deteniéndose en algún lugar en forma itinerante (que va de un lugar a otro sin permanecer mucho tiempo fijo en un mismo lugar) solamente por el tiempo indispensable para realizar una sola transacción, si así se llevara a cabo, sería maravilloso. Sin embargo, ello no es así.

En los tiempos que corren en Popayán, lo que existe, en cantidades preocupantes, es la informalidad laboral presentando una visión de usos múltiples considerados como “actividades de subsistencia” presumiendo el uso legítimo del espacio público. Así, ofrecen venden, funcionan, o llevan a cabo negocios de venta de comidas o mercancías desde un carro de empuje, estantes, mostradores, mesas, carros, vitrinas, u otro transporte no motorizado, sobre los andenes que son de uso público.

Replicas y refutaciones van y vienen exponiendo dos visiones contradictorias. Un amplio sector social sostiene que se debe mantener los andenes libres, limpios, ordenados y agradables, como espacio de conexión entre puntos de origen y de destino; sirviendo, al mismo tiempo, a comerciantes de establecimientos allí localizados que pagan impuestos al municipio.  Y la otra visión contrapuesta, que se apropia de forma activa de los andenes o aceras para revender chucherías o artículos. Desde luego, evidenciando una necesidad sentida de las condiciones actuales de este grupo poblacional y, que obliga a diseñar planes, proyectos y programas destinados a mejorar la calidad de vida de los vendedores informales y su relación con el espacio público. 

El choque de estas dos posiciones ha generado y sigue generando controversias y disputas poniendo en entredicho el uso del suelo de la ciudad. Por un lado, los vendedores ambulantes defendiendo su derecho a la ciudad y a sus espacios públicos para realizar sus actividades comerciales sin gastos de arrendamiento o servicios públicos. Y, por otra parte, los comerciantes legalmente establecidos que, junto con los amantes de la ciudad, manifiestan su inconformidad al ser perjudicados por el desorden, la congestión y la competencia desleal impuesta por aquellos. En medio de esos dos enfoques e intereses, se encuentra la autoridad municipal tratando de hacer cumplir las directrices en un papel - Decreto 801 de 2022- que estipula la primera política pública de vendedores informales, que protege los derechos que los cobija, pero sin crear las herramientas para acceder al empleo formal, por ejemplo.

En todo caso, las luchas sociales y políticas sobre el uso del espacio público, raramente serán resueltas en su totalidad a través de mecanismos de regulación y ordenamiento urbano. Dificil intento por eliminar, contener o prohibir actividades controversiales, pues a menudo se confunde la concepción del espacio público. Ello implica considerar en la solución entender la diversidad de capacidades, habilidades y limitaciones de las personas que los usamos. Se evidencia la necesidad de un espacio público, bien sea la plaza, la calle o cualquier otro rincón que propicie la pluralidad de actividades y concurrencia.

Entretanto, la letra muerta del artículo 82 de la Constitución Política, dispone que corresponde al Estado velar por la "integridad del espacio público y por su destinación al uso común, el cual prevalece sobre el interés particular".

Civilidad: El cambio será posible, cuando haya sinergia entre el Gobierno y el sector privado.

 

 

 

miércoles, 14 de junio de 2023

Innegable, milagro en la selva

 


Por primera vez viajaban en avión: Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin junto a su madre Magdalena Mucutuy. Abordaron la avioneta HK2803 desde Araracuara, Puerto Santander, Amazonas, con destino a San José del Guaviare. La guerra los había obligado a dejar su tierra. En condición de desplazados, tomaron ese vuelo, sin pensar que los llevaba a la muerte. Huían de la guerra, victimas del desplazamiento forzado en el sur de Colombia. Se hicieron las cruces orando sin saber que empezaba otra película de tragedia. Había transcurrido una hora, cuando en jerga técnica, el piloto pedía ayuda: “Mayday, Mayday, Mayday, 2803, 2803, el motor me volvió a fallar… voy a buscar un río… veo a la derecha un rio…”   Un minuto después, insistió: “…103 millas fuera de San José… voy a acuatizar…”. A partir del fatídico 1° de mayo, día en que se perdió del mapa, no se volvió a establecer comunicación. La avioneta se había siniestrado.

Confirmado el accidente aéreo, iniciaron las operaciones de búsqueda de la aeronave con tres adultos y cuatro menores de edad que viajaban en su interior. Varias aeronaves de la Fuerza Aérea Colombiana inspeccionaron la inhóspita selva sin resultado alguno. Solo el día 16 de mayo de 2023, a las 9:00 de la noche, los comandos de las Fuerzas Especiales del Ejército descubrieron en posición vertical, la aeronave HK 2803, accidentada en medio de la agreste zona selvática, en jurisdicción del municipio de Solano, departamento de Caquetá, cerca del río Apaporis. En su interior hallaron tres ocupantes: el piloto, un hombre y Magdalena, la madre de los cuatro menores. Pero, faltaban los cuatro niños menores, de 11meses, cuatro, nueve y trece años, sin señales de haber resultado heridos.

¡La selva se había tragado a los cuatro niños!  En medio del bosque denso, donde las copas de los árboles cubren entre 80 y cien por ciento, el terreno entorpece la visibilidad a tres metros, imposibilitando un aterrizaje de emergencia. Sobrevivir cuarenta días con sus noches en medio de la manigua, es algo que lleva algo sobrenatural, no hay duda: ¡Dios existe! Con fe en ese Ser superior, que más allá de que no lo podamos ver, tocar, siempre está apoyándonos y guiándonos para recorrer el camino correcto y hacer las cosas de la mejor manera.

Entre la selva del Guaviare y Caquetá, con auténtico sentido de hermandad, Lesly, la mayor de los hermanos Mucutuy, puso en ejercicio todo lo aprendido de sus padres, abuelos y tíos, los secretos de la selva. Sabía que “la madre tierra”, era un terreno tosco, dificil de caminar y por demás peligroso, pero que también, les proveía las herramientas para sobrevivir.

Así que, con fe y, la agigantada hermandad de Lesly, la convierte en una heroína iluminada para guiar a sus hermanos por la exuberante zona, diciéndoles dónde caminar y dónde no, que frutas y raíces podían comer y cuáles no.  Sabía de cuáles fuentes de agua beber. Desde las alturas, no hay otra explicación, Dios fue quien lideró, por llamarlo de algún modo, el operativo de supervivencia.

Allá en los vericuetos de la selva, la hermandad no se limitó solo a la relación existente entre hermanos biológicos, sino que se extrapoló entre personas que compartían sentimientos y experiencias. Así obró el milagro entre militares e indígenas, buscando las probabilidades de encontrarlos con vida. Con la fe puesta en Dios, a medida que se internaban en la vasta selva, más crecían las esperanzas. Las huellas, los rastros dejados por los niños extraviados como designios: primero un tetero, luego unas tijeras, cambuches, unas moñas, después un pañal, tienen una significación más allá de este mundo.

¡Había mucha fe! 24 horas antes, Manuel, el papá había dicho: “Los niños están vivos, aguantarán porque están protegidos por el dueño de la Naturaleza y vamos a recuperarlos muy pronto”. 

En una zona que ya habían transitado, donde no había cuevas, ni selva boscosa, el bloque de búsqueda ejercito-indígenas, alcanzó a escuchar el llanto de un niño.  “Milagro, milagro, los niños”, gritó con fuerza el soldado de la “Operación Esperanza” que los avistó, cuarenta días después del accidente. ¿La selva los había vomitado? No. ¿Es un misterio que sorprende a todos, tampoco? Dios abre caminos donde no los hay

Civilidad: Dios existe en cada uno de nosotros.

 

 

sábado, 10 de junio de 2023

Aprendiendo a sanar

 



La hipocresía social y religiosa en torno a la muerte siempre existirá. De allí, la conocida frase: “todo muerto es bueno”. Quien repentinamente muere, de un soplo se vuelve bueno. En ese instante, todos hablan recordando, lo buena persona que parecía "en el fondo" y, van a los entierros a desaguar lágrimas de cocodrilo, en un ritual de hipocresía.

Con cierta nostalgia, reitero que rendir homenaje a los que se han adelantado en el misterio de los caminos deambulando por el sendero de los tiempos, son costumbres ancestrales de ritos religiosos. Aunque la gente podría ser honesta y decir simplemente: “que descanse en paz”, sin abundar en elogios que no corresponden a la realidad.  En fin…existe la tendencia a que en el momento de morirse alguien, por un cierto conservadurismo social y moral siempre se habla bien del fallecido, destacando calidades humanas y, sus obras. Suele pasar, cuando alguien muere, escuchar a la gente hablando con tal naturalidad en bien del muerto, comentando su figura con una hipocresía social que roza hasta extremos de la ridiculez.

Pero, la vida nos enseña a distinguir la diferencia entre la realidad y la hipocresía, entre el recuerdo y el olvido. Recordar al ser querido tiene un gran poder de influencia en el estado de ánimo. Cuando recordamos a nuestros seres queridos fallecidos nos centramos en el pasado y, pensar en el pasado es símbolo de nostalgia y tristeza, pero también de alegría. Entonces, debemos aprender a mitigar el sufrimiento, colocándolo en una historia.   

Un día al ir a visitar la tumba de mi amada, pregunté por un ramo de flores en forma de corazón; la vendedora me las ofreció a un precio no razonable. Con sentimiento de complacencia, las compré, a ese su precio. Alejándome del lugar, sin molestia alguna, pensé: la culpa es mía, por hipócrita, porque estas flores debí habérselas entregado en vida, - aunque a ella nunca le agradó que le regalara flores- pues siempre decía: “las flores en el jardín y en el jarrón”

Todos los días aprendemos, quiénes somos los que quedamos en el paraíso terrenal y quiénes fueron nuestros seres queridos en la vida, los que partieron al reino celestial. Aunque parezca extraño, la sanación nos acerca más a esos seres queridos que se fueron. Sanar el duelo representa el final de una conexión, pero que nunca se olvida, porque comienza una nueva relación puramente espiritual. Es decir, aprendemos a vivir con el ser querido que perdimos. Las emociones se presentan al principio de forma brusca, nos cambian la vida; pero poco a poco, a medida que nos adaptamos a la pérdida, va perdiendo intensidad.  Comenzamos a reconstruir la propia vida, tratando de recuperar las piezas que fueron quitadas por la muerte. Afrontamos el conflicto de sentimiento con la realidad misma.  

Por mi parte, continúo visitando la sepultura de mi madre y de mi esposa, poniéndoles flores, recordándolas en lo profundo del alma, porque ellas, en vida llenaron de amor mi corazón. He quedado con todo lo que aportaron esas personas en mi vida. Hoy, ya no siento sus besos y abrazos, pero todos los días, recibo sus bendiciones desde otros confines.

Civilidad: Aún ruedan lágrimas, porque no es fácil olvidar a quienes partieron a otros mundos.

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 7 de junio de 2023

Mal uso de las palabras

 

La riqueza de nuestra lengua española, más la agudeza de los colombianos para introducir nuevas palabras amoldándolas a los tiempos que corren no tiene límites.   Por eso, antes de escribir esta columna, averigüé dos de ellas que se utilizan con sentido despectivo, tornándose muchas veces ofensivas. Desacreditar al contrario desde el lenguaje por su ideología, se ha vuelto recurrente en las redes sociales. A quienes se oponen a las reformas, se cree que son de derecha y se les tilda de “fachos” y a los están en las filas del cambio o de la izquierda son “mamertos”.  Desde luego, desconocen el significado de esas palabras. Consultando que tales palabrejas son de uso común y cotidiano, encontré:  que “facho” se refiere a “persona, de ideología política reaccionaria” y el vocablo “mamerto” no existe, no ha sido definido por la RAE, aunque lo mencionan de boca en boca sin saber su origen. Se cree que la emplean para ofender a quien se define como ´comunista´, ´anti capitalista’ o ´anti neoliberal´.

Sin embargo, hallé en el portal Léxico, creado por el diccionario Oxford, especializado que en el estudio etimológico y publicado por la editorial de la Universidad del mismo nombre, que la palabra ‘mamerto’ hace referencia a una persona miembro del Partido Comunista Colombiano (PCC)

También, el profesor de la Universidad Nacional Jorge Hernán Arbeláez Pareja, especializado en gestión cultural y comunicativa, escribió en su blog ‘En armonía con Cervantes’ las diferentes acepciones de la palabra, de la cual “pocos conocen su significado y la mayoría la usa con excesiva liberalidad”.
Este catedrático resalta que en diferentes países latinoamericanos el término se utiliza para describir a alguien lerdo, sagaz o cínico, “lo que en nuestra forma de hablar equivaldría a bobo, vivo o conchudo”.

 

Lo cierto es que, el significado de la palabra 'mamerto' es diferente en otras partes de Latinoamérica. Agrega que, en este país, además, ha adquirido cuatro significados completamente distintos, pero, de acuerdo con Arbeláez, solo uno de ellos es correcto. El primero, hace alusión a algún texto largo o difícil de leer; el segundo, se refiere a la descripción de alguien que le gusta llevar la contraria; el tercero, corresponde a los militantes de algún grupo de izquierda, y el último, y más apropiado según Arbeláez, se vincula con el Partido Comunista Colombiano (PCC).
“En la jerga de la izquierda colombiana, “mamertiarse” puede ser abandonar y posponer cualquier lucha por la razón que sea o adoptar posturas que se juzgan propias del PCC”, agrega Arbeláez en su blog.

En cuanto se refiere al término ‘facho’, el Diccionario de la Lengua Española (DLE), dice que el concepto se debe utilizar para hacer referencia a alguien con ideología fascista. La palabra viene del italiano ‘fasces’, un conjunto de 30 varillas atadas con una cinta que sujetaba un hacha, y que era utilizado por el imperio romano como una insignia para distinguir al cónsul romano. Luego, se convirtió en el símbolo del Partido Nacional Fascista tomando el nombre de ‘fascio’.

El fascismo fue un movimiento político y social totalitario que surgió en Italia, en 1919, después de la Primera Guerra Mundial (1918) Su principal exponente fue el dictador Benito Mussolini, fundador del fascismo en 1919, quien a través del fascismo buscaba imponer su ideología nacionalista, la cual promulgó la persecución de quienes fueran judíos o se relacionaran con ellos.

 Por último, el docente de la Universidad Nacional, Camilo Robayo, especializado en antropología y lingüística, resalta que el significado general de ambos términos puede utilizarse de manera general, para hacer referencia a alguien tanto de izquierda como de derecha.  Sin embargo, “es la relación particular de cada hablante la que lleva a dar connotaciones más personales, particulares, o grupales”.

Para el caso de las palabras ‘facho’ y ‘mamerto’, “el dinamismo del lenguaje llevó los términos a distintos escenarios. Dejaron de ser específicos y técnicos en los debates políticos para convertirse en una ofensa”.

Concluyendo. El mal uso de la palabra “facho” como sinónimo de liberal o capitalista, se debe, a repetir lo que por tendencias ideológicas se inculca, se sigue y asume como cierto, apartando a las personas del propio conocimiento y de la realidad, demostrado con ello, que hay corrientes cuyo fin es manipular, confundir y engañar. El Diccionario de la Lengua Española (DLE) no define “Facho” como sinónimo de capitalista o liberal, es un adjetivo, despectivo relativo al Fascismo.                   

Civilidad: El uso del término facho para tildar a quienes no son de izquierda, es un uso incorrecto y alejado de su verdadero significado.