Conjugo el verbo en pretérito imperfecto, con un alto grado
de imposibilidad, porque lo que aquí digo es una irrealidad. Por lo tanto, no
escribo pensando con el deseo de ser alcalde. Aunque tengo la idoneidad para
ocupar el cargo, mi cuarto de hora pasó hace mucho tiempo. Y es que, además,
para ser alcalde, se requieren: ganas, votos, dinero y ninguno de los tres los tengo.
Hecha esta aclaración, mi única pretensión es contribuir
con el proceso electoral, narrando lo que pienso y, si se quiere, regando ideas
que pudieran servir para sugerir planes de gobierno, sobre el que hacer desde
el primer cargo del municipio de Popayán.
¡Gobernar
no es fácil! En diálogo cívico que no político consolidaría un buen equipo de
trabajo de primer nivel, con sentido de pertenencia por mi ciudad garantizando
la conformación y cumplimiento de un Plan de Desarrollo con proyectos viables. Seguidamente, elaboraría una política
fiscal adecuada, dado que el presupuesto es el principal instrumento de gestión.
Pondría en orden la casa, dándole prioridad a las finanzas equilibrando, ingresos
vs gastos, para continuar las obras y proyectos de la administración anterior,
“construir sobre lo construido”.
Para
acometer lo urgente sin descuidar lo importante, impondría una gestión de
planeación a mediano y largo plazo. A Popayán, la agobia el desempleo y la
informalidad; para ello, establecería muchas estrategias facilitando la
creación de empleo, en el comercio, la industria, el turismo y las artesanías. Le pediría a un grupo asesor, revisar el estatuto tributario y
llegado el caso, crear estímulos para atraer empresas y, para que las MiPymes
puedan mejorar el nivel y calidad del empleo, dado que es costoso ser emprendedor,
debido a la cascada de impuestos nacionales.
Introduciría
toda mi capacidad al mejoramiento de los índices de seguridad, quitándosela de
las manos delincuenciales que operan de día y de noche. Regularizaría la vida
nocturna con horarios y lugares para control. Desarmaría a toda la ciudad.
Nada de armas blancas ni de fuego, en aras de la paz, la tranquilidad,
redimiendo la ciudad culta y segura. En las cuatro entradas de Popayán,
establecería puestos de policía vigilando, inclusive el tránsito vehicular. Ordenaría
patrullas policiales móviles para garantizar la seguridad ciudadana. Crearía la
policía cívica con personas respetables infundiendo la Cultura Ciudadana.
En el tema educativo, la
prioridad sería mejorar la calidad y cobertura de la educación, así como la
competitividad y la tecnología para poder ser eficientes en la generación de
empleo. “Yo amo a Popayán”, no sería solo un lema, lo convertiría en materia obligatoria
dentro del plan de estudios desde la educación primaria.
Popayán tiene un
problema grave de movilidad, es una ciudad embotellada. Tomaría la decisión de dejar
la autopista solo de entrada a la ciudad y de salida, únicamente la variante,
mientras se construye una vía para empatar con doble calzada. A los ocho de
cada diez vehículos que circulan en con placas de otras ciudades les concedería
incentivos para que los matricularan en Popayán. Organizaría el transporte,
trazando líneas claras (tiempos y movimientos) para continuar las obras viales de
“Movilidad Futura”, proyectadas en 2009, hoy retrasadas y desactualizadas. Revisaría
el convenio de foto multas entregado a terceros para devolverlo al tránsito municipal,
dotado con tecnología de punta.
Los vendedores ambulantes son emprendedores no
formalizados que comercian artículos, teniendo como lugar de operación la vía
pública. Solo a ellos les produce réditos, en tanto a la municipalidad
desorden. Respetando el derecho al trabajo recuperaría
el espacio público, reubicándolos
en predios del Estado diferentes al centro histórico.
Si
desapareciera el marco histórico ¿a que vendrían los turistas? Suficiente razón
para peatonalizarlo, apropiándoselo a la cultura: músicos, pintores, poetas,
artistas, artesanos y escritores en torno a la figura pensante del Sabio
Caldas. Protegería la tradición de nuestras efigies proceras y mártires para adornar
plazoletas y calles circundantes del centro de Popayán. Estudiantes y guías
debidamente preparados ilustrarían sobre las hazañas y proezas de la gesta
independista para poner a pensar y discutir a propios y visitantes sobre la
historia de Colombia. Por eso, sí y solo
sí, trabajaría
por el espacio público y el medio ambiente hasta lograr una ciudad amable,
grata, mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin descanso,
adelantaría cruzadas permanentes de motivación hacia la ciudadanía hasta rescatar
la movilidad, la seguridad, el espacio público y el aseo de la ciudad.
Civilidad: Experimentar el amor a Popayán, no es una empresa
desmesurada. ¡Todos merecemos una ciudad un poco mejor que la que tenemos!
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