Buscar en El Viejo Farol

sábado, 6 de mayo de 2023

Si yo fuera alcalde

 

Conjugo el verbo en pretérito imperfecto, con un alto grado de imposibilidad, porque lo que aquí digo es una irrealidad. Por lo tanto, no escribo pensando con el deseo de ser alcalde. Aunque tengo la idoneidad para ocupar el cargo, mi cuarto de hora pasó hace mucho tiempo. Y es que, además, para ser alcalde, se requieren: ganas, votos, dinero y ninguno de los tres los tengo.

Hecha esta aclaración, mi única pretensión es contribuir con el proceso electoral, narrando lo que pienso y, si se quiere, regando ideas que pudieran servir para sugerir planes de gobierno, sobre el que hacer desde el primer cargo del municipio de Popayán.

¡Gobernar no es fácil! En diálogo cívico que no político consolidaría un buen equipo de trabajo de primer nivel, con sentido de pertenencia por mi ciudad garantizando la conformación y cumplimiento de un Plan de Desarrollo con proyectos viables.  Seguidamente, elaboraría una política fiscal adecuada, dado que el presupuesto es el principal instrumento de gestión. Pondría en orden la casa, dándole prioridad a las finanzas equilibrando, ingresos vs gastos, para continuar las obras y proyectos de la administración anterior, “construir sobre lo construido”.

Para acometer lo urgente sin descuidar lo importante, impondría una gestión de planeación a mediano y largo plazo. A Popayán, la agobia el desempleo y la informalidad; para ello, establecería muchas estrategias facilitando la creación de empleo, en el comercio, la industria, el turismo y las artesanías. Le pediría a un grupo asesor, revisar el estatuto tributario y llegado el caso, crear estímulos para atraer empresas y, para que las MiPymes puedan mejorar el nivel y calidad del empleo, dado que es costoso ser emprendedor, debido a la cascada de impuestos nacionales.

Introduciría toda mi capacidad al mejoramiento de los índices de seguridad, quitándosela de las manos delincuenciales que operan de día y de noche. Regularizaría la vida nocturna con horarios y lugares para control. Desarmaría a toda la ciudad. Nada de armas blancas ni de fuego, en aras de la paz, la tranquilidad, redimiendo la ciudad culta y segura. En las cuatro entradas de Popayán, establecería puestos de policía vigilando, inclusive el tránsito vehicular. Ordenaría patrullas policiales móviles para garantizar la seguridad ciudadana. Crearía la policía cívica con personas respetables infundiendo la Cultura Ciudadana.

En el tema educativo, la prioridad sería mejorar la calidad y cobertura de la educación, así como la competitividad y la tecnología para poder ser eficientes en la generación de empleo. “Yo amo a Popayán”, no sería solo un lema, lo convertiría en materia obligatoria dentro del plan de estudios desde la educación primaria.

Popayán tiene un problema grave de movilidad, es una ciudad embotellada. Tomaría la decisión de dejar la autopista solo de entrada a la ciudad y de salida, únicamente la variante, mientras se construye una vía para empatar con doble calzada. A los ocho de cada diez vehículos que circulan en con placas de otras ciudades les concedería incentivos para que los matricularan en Popayán. Organizaría el transporte, trazando líneas claras (tiempos y movimientos) para continuar las obras viales de “Movilidad Futura”, proyectadas en 2009, hoy retrasadas y desactualizadas. Revisaría el convenio de foto multas entregado a terceros para devolverlo al tránsito municipal, dotado con tecnología de punta.

Los vendedores ambulantes son emprendedores no formalizados que comercian artículos, teniendo como lugar de operación la vía pública. Solo a ellos les produce réditos, en tanto a la municipalidad desorden. Respetando el derecho al trabajo recuperaría el espacio público, reubicándolos en predios del Estado diferentes al centro histórico.

Si desapareciera el marco histórico ¿a que vendrían los turistas? Suficiente razón para peatonalizarlo, apropiándoselo a la cultura: músicos, pintores, poetas, artistas, artesanos y escritores en torno a la figura pensante del Sabio Caldas. Protegería la tradición de nuestras efigies proceras y mártires para adornar plazoletas y calles circundantes del centro de Popayán. Estudiantes y guías debidamente preparados ilustrarían sobre las hazañas y proezas de la gesta independista para poner a pensar y discutir a propios y visitantes sobre la historia de Colombia.  Por eso, sí y solo sí, trabajaría por el espacio público y el medio ambiente hasta lograr una ciudad amable, grata, mejorando la calidad de vida de sus ciudadanos. Sin descanso, adelantaría cruzadas permanentes de motivación hacia la ciudadanía hasta rescatar la movilidad, la seguridad, el espacio público y el aseo de la ciudad.

Civilidad:  Experimentar el amor a Popayán, no es una empresa desmesurada. ¡Todos merecemos una ciudad un poco mejor que la que tenemos!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario